El neoliberalismo contrastado (III). Trasfondo inmediato del neoliberalismo actual (los años 80).

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Atención, aviso: este artículo que estáis leyendo no es sino el primero de una serie dedicada a analizar el neoliberalismo económico. Podéis encontrar el índice de la serie, aquí.

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3. Trasfondo inmediato del neoliberalismo actual.

Érase una vez que se eran… los años 80.

Por aquella época, U2 empezaba a hacerse famoso, era el momento dorado del pop de Michael Jackson, el Heavy Metal empezaba a hacerse un hueco, en la televisión veíamos “Barrio Sésamo”, “la Bola de Cristal”, “el Coche Fantástico”, “el Equipo A”, “MacGyver” y se llevaban las hombreras, las “chupas” de cuero y las mujeres se peinaban… no sé cómo decirlo… de manera muy rara.

Algunos de vosotros han comentado con guasa “el mal que hicieron los 80 al mundo” cuando vísteis en otro de nuestros artículos, las fotografías de los alemanes echando abajo el Muro de Berlín en 1989 y las ropitas que se gastaban en aquel momento.

Cuestiones de índole estética aparte… también fue el período final de la Guerra Fría.
Los más jóvenes que nos lean, no llegaron a vivir aquel momento, pero los que tenemos treinta añitos, sí.

Y fue un acojone total. No pasamos más miedo porque no pudimos. En serio, ustedes no saben lo que es acostarse por las noches sin saber si al día siguiente iba a haber un planeta o no en el que vivir.

Vamos a resumirlo todo lo más que se pueda sin marear al personal.

El mundo estaba dividido en dos bloques enfrentados: Occidente, bajo el liderazgo de Estados Unidos, y el mundo comunista, dirigido por la Unión Soviética (China comunista aparte). Todo el que no estaba en uno de estos dos bloques o al servicio de estos dos bloques, pues casi que no contaba (triste, pero cierto).

Esos dos bloques de países se llevaban como el perro y el gato, ya que se disputaban el liderazgo y la supremacía mundial, y cuál modelo social, político y económico iba a triunfar y a imponerse a escala global:

-El capitalismo y la democracia…

-…o el socialismo comunista.

Este enfrentamiento global se produjo a todos los niveles: político (democracia contra socialismo), económico (capitalismo de libre empresa contra economía dirigida planificada), informativo (libertad de prensa contra censura), estético (cine de Hollywood contra cine propangadístico), en las Olimpiadas (a ver quién se llevaba más medallas), militar (guerras de Corea, Vietnam, Angola, Grecia, Nicaragua, El Salvador, intervención en Cuba, Granada, Indonesia, Congo, Etiopía, Mozambique…).

A este enfrentamiento a escala global, se le llamó… la Guerra Fría (término acuñado por Bernard Baruch, del cual ya hablamos en otro artículo).

Se la llamó así porque nunca llegó a materializarse en un conflicto directo… “caliente”, a tortazo limpio. Aunque estuvimos cerca (la crisis de Cuba, por ejemplo).

Las dos superpotencias se enfrentaban en las alcantarillas (con su espionaje y sus maniobras políticas) y a través de otros países (como en Vietnam y Corea), pero sin darse de guantazos a cara descubierta… porque pelearse en vivo y en directo… podía suponer la destrucción del mundo.

Así, tal cual. La carrera de armamentos se había elevado de tal manera que los dos bandos estaban armados hasta los dientes de misiles intercontinentales con cabezas nucleares. Estos juguetitos eran (y son) capaces de cargarse el mundo.

Los dos bandos lo sabían. Por eso ninguno se atrevía a apretar el botón. Se había instaurado el «equilibrio del terror» (el terror a que todos la palmáramos, claro). Dado que ningún bando iba a ganar de esa manera. Los dos sabían que apretara quien apretara el botón primero, todos íbamos a perder. Las armas se tenían para atemorizar al enemigo diciendo “¡Eh! ¡Ni te atrevas a utilizarlas que yo también las tengo!”

Os voy a adelantar el final de la película: el comunismo cayó, se derrumbó, se fue a la porra. Los pueblos de Europa del Este se alzaron en contra de la tiranía, mostrando al atónito mundo que el sistema comunista no sólo no funcionaba sino que era… emmm… ¿cómo decirlo lo más rápidamente posible?… la mierda más grande desde el fascismo.

Hoy día sólo quedan dos o tres reductos como recuerdo de aquellos tiempos: Cuba y Corea del Norte, principalmente (no, China no cuenta, China es ahora casi más capitalista que Inglaterra). Fijaos qué ejemplos han quedado.

Peeeero antes de que el comunismo cayera, eso de que no funcionaba no se sabía. O, mejor dicho, no se podía demostrar que no funcionaba.

Bien, pues llegaron los años 80.

Y con ellos llegó… él…

Ronald Reagan.

Los más jóvenes no lo conoceréis, pero ese tipo todavía se aparece en las pesadillas de los de mi generación. Ese tipo personifica y personificará para siempre el arquetipo de yanqui imperialista anticomunista. Para que los más jóvenes os hagáis una idea, pondré un símil rápido y facilón: era como George W. Bush… pero un poco más inteligente y enérgico.

Fue un presidente republicano (MUY de derechas), religioso (no tanto como Bush junior, pero sí bastante), amante del American Way of Life y de todo lo relacionado con los cow-boys (fue actor en Hollywood de películas del género western), muy liberal en Economía, muy guerrillero y pendenciero (El Salvador, Nicaragua, Granada, aumentó el armamento nuclear a cascoporro, e incluso intentó llevarlo a las galaxias, etc., etc.), amigo de Margaret Thatcher (¡toma ya!), y sobre todo, el enemigo más feroz contra el comunismo a escala planetaria. Para él, la Unión Soviética era “el Imperio del Mal”… ¿Os suena de algo esa expresión? ¿No se parece algo a lo que dice George W. Bush cuando habla del “Eje del Mal”? Eso os lo pongo para que veáis cuán interrelacionadas están las cosas.

Vamos, que Reagan era “una joya” de hombre.

Ronald Reagan no es recordado con mucho cariño que digamos en el resto del mundo (porque fue un cabrón, y todos los hispanos nos cagamos en los muertos de su persona por todas las intervenciones y dictaduras que provocó en Hispanoamérica), pero en Estados Unidos le veneran como el vencedor del comunismo (por lo que le perdonan todos los “errores” que hubiera podido cometer durante su mandato).

Voy a especificar una cosita: es cierto que ese hombre ayudó a vencer el comunismo, pero… de ahí a decir que lo hizo él solo, va un abismo. El comunismo fue vencido por varias cosas a la vez: la lucha sin descanso del mundo occidental, las revoluciones populares en Europa del Este (desde la caída del Muro de Berlín), la resistencia de los intelectuales como Sajarov, la lucha polaca del papa Juan Pablo II y del sindicato Solidaridad, la perpetua crisis económica de los países de la esfera comunista, que veían cómo el mundo capitalista cada vez los iba dejando más y más atrás… y las reformas del último premier de la Unión Soviética: Mikhail Gorbachov, que aunque no lo pretendía, acabó socavando el comunismo y destruyendo la Unión Soviética.

http://www.bbc.co.uk/history/worldwars/coldwar/soviet_end_01.shtml

http://www.time.com/time/magazine/article/0,9171,972214,00.html

http://en.wikipedia.org/wiki/Soviet_union#Reforms_of_Gorbachev_and_collapse_of_the_Soviet_Union

http://en.wikipedia.org/wiki/Collapse_of_the_Soviet_Union#Dissolution_of_the_USSR

Como dicen en mi tierra, entre todos la mataron y ella sola se murió.

¿Dónde estábamos?

Ah, sí. Era la época de Ronald Reagan y de la Guerra Fría.

Ronald Reagan, y su “amante ideológica” en Europa, la premier británica Margaret Thatcher (otra joya… de mujer, con deciros que la llamaban la “Dama de Hierro”), eran la antítesis del comunismo. Para ellos, que personificaban la derecha de la época, el comunismo era el Mal, y había que combatir contra él con todos los medios a su alcance… no importaba cuáles fueran… y en todos los ámbitos. Reagan recurrió a golpes de Estado para frenar insurgencias comunistas (por ejemplo, en Guatemala), financió a guerrilleros anticomunistas (la “contra” nicaragüense, los paramilitares en Colombia), lanzó a sus espías de la CIA contra todo lo que oliera a “rojo”, promocionó a sus atletas para que ganaran más medallas que los comunistas en los Juegos Olímpicos, aumentó el armamento nuclear, sembró de bases militares americanas el mundo, etc., etc.

Todo valía en la lucha contra el comunismo, que amenazaba con conquistar y destruír al “mundo libre occidental democrático y capitalista”, sin importar si los métodos utilizados eran sanos, buenos o legítimos.

¿Por qué os cuento todo este “rollo”?

Porque uno de los ámbitos en los que se desarrolló esta lucha ideológica planetaria, fue… la Economía.

Mientras los espías se degollaban unos a otros en las alcantarillas, los científicos de uno y otro bando se quemaban las cejas intentando desarrollar el arma más “bestia”, los atletas se dejaban la salud en entrenamientos brutales, y los medios de comunicación y propaganda se decían de todo menos “bonitos”… los economistas también contribuían al esfuerzo de guerra.

Los comunistas hacían guerra psicológica con las cifras de producción de sus cereales y maquinaria industrial y alardeaban de que sus ciudadanos tenían cubiertas todas sus necesidades en educación, sanidad, pensiones, etc. (hoy sabemos que todo eso era mentira y propaganda, pero bueno, tengo que decir lo que ellos decían para asustar al contrario). El socialismo hacía hincapié en una economía dirigida con puño de hierro desde el Estado, por y para el Estado, totalmente regulada y sometida a las necesidades del Estado.

http://www.old-yankee.com/writings/SovietEconomy.html

http://en.wikipedia.org/wiki/Economy_of_the_Soviet_Union

http://rrojasdatabank.info/agfrank/what_went_wrong.html

Los capitalistas, por aquel entonces, estaban saliendo de la crisis económica del 73 (la llamada “crisis del petróleo”):

http://www.sais-jhu.edu/faculty/sandleris/Macro/Readings/R_Oil_and_the_Macroeconomy.pdf

http://en.wikipedia.org/wiki/1973_oil_crisis

Los países árabes, en solidaridad con los palestinos y con aquellos a los que Israel había derrotado en las últimas guerras (Egipto, Jordania, Siria y Líbano), decretaron una subida de los precios del petróleo brutal. El mundo occidental capitalista sufrió una crisis sin precedentes debido al súbito aumento de su fuente de energía primaria, muy barata hasta entonces… La economía del mundo capitalista se tambaleó. Y los comunistas (si bien también resultaron afectados, no lo fueron tanto) se reían de las supuestas debilidades del “sistema capitalista”. Esa crisis económica venía a sumarse a la derrota estadounidense en la guerra de Vietnam, y a un sinfín de reveses menores en el mundo occidental, especialmente en Estados Unidos (aumento de la delincuencia, el paro, protestas estudiantiles, revolución cultural, crisis de valores, guerras de descolonización, el apartheid en Sudáfrica, terrorismo “rojo” como el de las Brigadas Rojas en Italia, etc.). Parecía como si todos los males se cernieran sobre Estados Unidos. La población de EE.UU., cansada de tanto problema, decidió darle la victoria en las elecciones de 1981 a un hombre que prometía soluciones enérgicas y acabar con tanto drama: Ronald Reagan ganó, sacando de la Casa Blanca al incompetente Carter (que no había podido solucionar la “Crisis de los Rehenes en la embajada de Irán”)… y se puso manos a la obra.

Joder que si se puso manos a la obra.

Ya hemos visto lo que hizo en otros ámbitos, pero aquí nos vamos a centrar en la economía, donde se puso manos a la obra, recurriendo a una nueva teoría económica que era la antítesis total y absoluta del socialismo y del comunismo:

[Música siniestra y terrorífica, por favor.]

El neoliberalismo.

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Aquí termina este artículo de la serie dedicada al neoliberalismo. Continúa aquí, con el siguiente artículo, donde veremos varias definiciones y características del neoliberalismo.

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Si lo deseáis, podéis volver al índice de artículos de la serie “el neoliberalismo contrastado”.

2 comentarios sobre “El neoliberalismo contrastado (III). Trasfondo inmediato del neoliberalismo actual (los años 80).

  1. ibethkarina

    El neoliberalismo, a mi parecer, es un invento nefasto que condena todos los aspectos relacionados con el sentido común y la experiencia.
    No solo eso, también es una versión distorsionada del liberalismo clásico, oséa que pretenden decir que es una ideología de lo más reciente cuando no es más que una adpatación mal hecha del liberalismo del siglo XIX.
    Yo lamento que haya gente que crea todavía en esos pajaritos preñados de la «mano invisible del mercado» y todas esas estupideces.

  2. Francisco José Ugarte Soo

    Arenita: yo controlaré esta crisis por ustedes. Sólo si dejan que el Estado intervenga lo necesario en la economía.

    Don Cangrejo (neoliberal promedio): ¡No! ¡Nunca dejaré que el Estado intervenga en la economía! ¡Nuuuuuuncaaaaaa! ¡Prefiero que esa crisis venga y los deje en la calle a tooooodooos viiiivoooooos!

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