Despedida de las redes sociales (facebook).

Bueno, pues al final, señoras y señores… llegó el final, valga la redundancia.

Cierro definitivamente mi cuenta de facebook, como ya avisé que haría en su día (ya habréis comprobado que apenas la usaba)… y traspaso TODA la información y contenido que hubiese aportado en ese red social a mis blogs.

El motivo principal es el que estáis viendo en la imagen: Isabel y yo hemos tenido un hijo. Su nombre es Rodrigo José. Y «me lo como a bocaítos chicos», como se dice en mi tierra.

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Ya hace unas semanas de ello. Y la verdad es que hemos estado TAN ocupados que yo, al menos, no he tenido tiempo ni de escribir nada sobre ello. De hecho, tengo pensado escribir sobre nuestras experiencias como padres en mi estilo, largo y tendido, porque creo que les puede venir bien como «divulgación cotidiana» a muchísimos padres primerizos (o no tanto) a los que me estoy viendo que les ha pasado como a nosotros: que se han encontrado con multitud de cuestiones, problemas, dudas, etc., pues… de los que nadie nos había advertido o no lo había hecho con la intensidad ni remarcando la importancia que verdaderamente tienen. La verdad es que hemos tenido que improvisar sobre la marcha en muchos aspectos… y eso que, especialmente Isabel, íbamos bien informados con libros, artículos, visitas médicas, etc.

En fin, a lo que iba. Que paso a dedicarme a mi hijo, a mi familia… y cierro el facebook. Como ya sabréis, le tengo un asco inmenso y por motivos más que sobrados y evidentes a las redes sociales, al menos a las de tipo masivo, como facebook. Si os retrotraéis a mis posts y artículos del blog de años anteriores, recordaréis que fui de los primeros, primerísimos en avisar de los peligros de las mismas. Y hoy añado que la mejor solución posible a mi alcance es la de… evitarlas. Tenemos la firme intención de NO permitir el acceso a las redes sociales a mi vástago (Isabel y yo hemos debatido mucho sobre esto) hasta que esté con la cabeza asentada y tenga una formación sólida tanto en lo personal como la educativa… y aun así, con pinzas y de un modo muy restringido. Somos firmes creyentes en que primero va una educación sólida y, después, un acceso cauto y guiado a TODO lo relacionado con internet (no sólo las redes sociales sino también videojuegos online, foros e incluso webs administrativas y burocráticas).

JAMÁS dejaré de alegrarme del hecho (suerte) de haberme formado y haber «amueblado la cabeza» ANTES de que apareciera internet. Es impresionante e inmensa la diferencia que hay en mi entorno entre los que hemos tenido un acceso a internet tardío y los que, básicamente, se han criado con ella. Es un mundo de diferencia, y no… no siempre esa diferencia ha sido beneficiosa.

Noto un abismo entre los que han aprendido a escribir mediante dictados y los que se han criado con lenguaje de SMS; entre los que se han criado con la atención de sus padres en su formación y a los que se les ha dado una pantalla de móvil o tablet para que se entretengan y estén callados; entre los que se han tenido que estudiar «tochos» de libros y los que quieren vídeos de pocos minutos y a ser posible, cortos, como los de Tik Tok; entre los que se paran a reflexionar tras haber recibido una clase, haber realizado un experimento en laboratorio o haberse leído un manual de Econometría, y los que quieren la respuesta rápida, aquí y ahora, y como no coincida con sus prejuicios y sesgos previos, se enfadan, lloran y patalean quejándose de que el mundo está equivocado y en contra suya.

Por ponerlo más claramente expuesto, desde mi punto de vista al menos, internet debería ser una herramienta complementaria al desarrollo vital y personal y no el centro de nuestras vidas. Y, para dar ejemplo a mi hijo, no voy a andar por ahí usando las redes sociales mientras le digo a él que no las use… porque sería como decirle que coma verduras por su salud mientras yo me meto entre pecho y espalda delante de él una hamburguesa chorreante de grasa obstruye-arterias.
Como hemos podido comprobar a lo largo de años en nuestras carnes, las redes sociales (al menos, las no especializadas) SON un peligro. Sus efectos positivos no compensan para el inmenso daño que causan. Punto. Tengo miembros de mi familia que eran personas relativamente formadas y que han acabado cayendo en el anti-vacunismo por causa y efecto de pasar demasiado tiempo donde no debían por internet, por ejemplo.

Así que cierro la cuenta de facebook, mi única red social de tipo «tradicional» y masiva. Más específicamente, la dejo congelada por si a alguien le puede servir de algo como consultar, etc. También la dejo con tal de mantener contacto, por mínimo que sea, con gente a la que he conocido a lo largo de los años y a los que os aprecio enormemente… y con las cuales no tengo otro medio para comunicarme. Vosotros sabéis quiénes sois.

¿Significa eso que voy a desaparecer de internet? No, ni de coña, más de un conspiranoico estaría tirando cohetes ahora mismo.

Lo que voy a hacer es aquello que avisé: centrarme en los blogs, el de divulgación («El diario de Chemazdamundi») y el de relax (Memorias de un friki muy en serio), en cuanto disponga de tiempo. Podéis contactarme a través de ellos o de Isabel. Aunque ahora esté de permiso por paternidad (dieciséis semanas), el niño, mi madre enferma, mi finca y… ciertos estudios que estoy atendiendo (nunca dejéis de estudiar, de formaros, de aprender) apenas me dejan tiempo libre.

Pero lo cierto es que en cuanto lo tenga todo asentado, sí voy a disponer de más tiempo porque tengo encarrilado el hecho de que por fin voy a poder dejar de trabajar (por cuenta ajena), je, je…
No os aburro más. Os quiero a los que os lo merecéis y a los que no, esperaos un poquito, que «ya mismo estoy con vosotros otra vez.»

P.D.: Supongo que a estas alturas todo el mundo sabe de mis preferencias políticas. Pero como esas preferencias no pueden ni deben constituir un sesgo cognitivo en contra de lo que ES empíricamente un bien, mejora social, etc., quiero darle las gracias PERSONALMENTE a Ione Belarra Urteaga, secretaria general de Podemos y actual ministra de Derechos Sociales, por haber conseguido un logro para nosotros, los sufridos padres, equiparando en dieciséis semanas de permiso por paternidad a la baja por maternidad. Juro que DE VERDAD hacen falta, en contra de lo que digan conservadores, ultraliberales, machistas que quieren endilgarle el bebé a su mujer, etc. Y espero que éste sea el camino en pos de igualar los permisos paternales y maternales con los de los países más avanzados de la Unión Europea. En Suecia, por ejemplo, esos permisos son de 480 días (repartidos). Ione, quizás hagas algo mañana que me cabreará pero en cuanto a esto… GRACIAS. En mi nombre y el de muchos otros padres y madres.

P.D. 2: Ésa va a ser la única fotografía que voy a publicar de mi hijo en facebook y red social de tipo masivo, salvo emergencia u otra causa que no se me ocurra ahora mismo. En mi familia somos absolutos enemigos de publicar fotos de niños en redes sociales pero dado que tiene los ojos cerrados y en esa foto, una semana de edad… el que logre identificarlo en unos años a través de la misma, macho, que se vaya a trabajar para la INTERPOL con ese ojo clínico que tiene.