Buenos días.
Hoy el artículo va de un tema que seguramente no esperaríais.
Sí, soy un prepper (preparacionista). Y vengo a aportar mi granito de arena tratando en profundidad el preparacionismo y presentando mi formación y experiencia por si le pueden servir a alguien. Por ejemplo, señalando los principios que me rigen como prepper, mostrando mi EDC (everyday carry) que llevo siempre encima o mi mochila (más bien mi equipo) de emergencia así como los protocolos y costumbres que he desarrollado para prevenir la mayor parte de eventualidades que me puedan surgir.
Espero que todo ello pueda serle de provecho al lector y poder ayudarle a salvarse (a él y a los suyos) en un momento dado.
Dado que esto es una OBRA DE CONSULTA, va a ser un texto muy largo.
.
0. Trasfondo.
La Comisión Europea (CE) propuso el 26 de marzo de 2025 que los hogares europeos almacenen suministros esenciales para al menos 72 horas ante una posible crisis, en el marco de una nueva estrategia de preparación para afrontar amenazas como desastres naturales, pandemias, ciberataques o incluso una guerra.
“Las nuevas realidades exigen un nuevo nivel de preparación en Europa. Nuestros ciudadanos, nuestros Estados miembros y nuestras empresas necesitan las herramientas adecuadas para actuar tanto para prevenir las crisis como para reaccionar con rapidez cuando se produce una catástrofe”, indicó en un comunicado la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen.
Como ejemplo, dijo que “las familias que viven en zonas inundables deben saber qué hacer cuando las aguas suben”, y que “los sistemas de alerta temprana pueden evitar que las regiones afectadas por incendios forestales pierdan un tiempo precioso”.
La Comisión presentó esta nueva estrategia para ayudar a los Estados miembros a estar preparados ante crisis y evitar fragmentación en las respuestas a “retos que no se pueden ignorar”.
En primer lugar, las “crecientes tensiones y conflictos geopolíticos”, las amenazas híbridas y los ciberataques, la manipulación y la injerencia extranjeras en la información o el terrorismo y la delincuencia organizada, pero también las consecuencias del cambio climático y el aumento de las catástrofes naturales.
El objetivo de la propuesta es que la UE pueda seguir funcionando y que sus ciudadanos estén protegidos en caso de una crisis de esta naturaleza que pueda afectar a la democracia o al desarrollo de servicios básicos como la sanidad o la educación, o incluso del mercado interior.
En concreto, incluye 30 acciones clave y un plan con objetivos que afectan a todas las políticas de la UE y contemplan, entre otras cosas, promover la preparación de la población.
Así, anima a la población a adoptar “medidas prácticas” como almacenar suministros esenciales para un mínimo de 72 horas en caso de emergencia.
La CE no va a prescribir qué medicinas estarían en ese kit de supervivencia ya que esa es una competencia de los Estados miembros, pero sí pide tener en cuenta las necesidades de los grupos vulnerables de la población, indicaron fuentes comunitarias.
Destacaron que hay países como Francia que ya detalla ese tipo de directrices para su población pero que otros no, por lo que la idea es crear un marco común.
Igualmente, la estrategia aboga por instruir a los niños en los colegios sobre cómo afrontar emergencias e introducir un Día de la Preparación de la UE.
A fin de proteger las funciones sociales esenciales de la Unión, la Comisión pide desarrollar criterios mínimos de preparación para servicios esenciales como hospitales, escuelas, transporte y telecomunicaciones.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la sede de la Comisión de la UE en Bruselas el 4 de marzo de 2025. Nicolas Tucat/AFP/Getty Images
En ese contexto, llama también a mejorar el almacenamiento de equipos y materiales esenciales y la adaptación al clima y la disponibilidad de recursos naturales críticos como el agua.
Para mejorar la coordinación de la respuesta a las crisis, insta a establecer un Centro de Crisis de la UE para mejorar la integración entre las estructuras de crisis existentes, así como reforzar la cooperación civil-militar.
En particular, a través de realizar ejercicios periódicos de preparación en toda la UE que reúnan a las fuerzas armadas, la protección civil, la policía, el personal sanitario y los bomberos, y facilitando las inversiones de doble uso (civil y militar).
Otro objetivo es reforzar las capacidades de previsión y anticipación con una evaluación exhaustiva de riesgos y amenazas a escala de la UE, que ayude a prevenir crisis como catástrofes naturales o amenazas híbridas.
También aumentar la cooperación entre los sectores público y privado a través de un grupo operativo; formular protocolos de emergencia con las empresas para garantizar la rápida disponibilidad de materiales esenciales, bienes y servicios, y asegurar las líneas de producción críticas.
Finalmente, la CE insta a cooperar más con socios de todo el mundo y en particular con socios estratégicos como la OTAN en materia de movilidad militar, clima y seguridad, tecnologías emergentes, cibernética, espacio y la industria de defensa.
.
Resumiendo: la UE está comprobando que «la cosa se está poniendo muy malita» (guerras, desastres naturales, cambio climático, ataques hackers, convulsión social, etc.) y está empezando a concienciar a sus ciudadanos de que más vale prevenir que curar y que hay que empezar a tomar precauciones.
.
I. Motivos.
Antes que nada voy a mencionar mis motivos para hablar de preparacionismo: sí, soy un prepper. Pero no desde hace unos días ni por los últimos avisos de la UE ni como una moda, no. Hace AÑOS que me aficioné a ese… digamos… estilo de vida. Es un estilo de vida que va MUY conmigo. Si me conocéis desde hace tiempo sabréis que soy una persona muy racionalista, muy logicista, con un pensamiento muy científico, pragmático, que tiene por doctrina vital el progresismo sin tontás, el «no cagarla», que se exige mucho a sí mismo y soy muy duro con los demás, especialmente los «dejaos», los conspiranoicos, los débiles de moral, la gente sin sangre en las venas, los sin principios éticos, los tontos y los «cuñaos», etc.
Ahora mismo no voy a entrar en mucho detalle, ya lo haré en sucesivos artículos pero mi preparacionismo no se queda en «llevar una maletita con equipo útil». Voy MUCHO más allá del típico preparacionismo y entro casi en el supervivencialismo (yo diferencio entre los dos). Para mí el preparacionismo es estar preparado ante eventualidades repentinas que pueden durar un corto espacio de tiempo (por ejemplo, poder sobrevivir a un desastre como el de la reciente DANA en Valencia, de varios días de duración) y supervivencialismo iría más allá en el tiempo. Tanto como para poder mantenerte a ti y a tu familia vivos durante años (aunque sea con una pérdida notable en la calidad de vida).
Soy, por experiencia y por estudio académico, MUY desconfiado de la acción de mis congéneres humanos (me fío muy poco del ser humano medio). Soy de los que creen o, mejor dicho, tiene constancia fáctica de que en el mundo abundan más los tontos, locos y malvados que las personas que conjunten cosas como bondad, cojones (valor) y racionalidad. No obstante, también soy consciente de que no puedo vivir decentemente sin mis congéneres y que la creación de instituciones sociales, especialmente si se hace bien (como la Seguridad Social en los países democráticos del Primer Mundo), es una grandísima mejora en la calidad de vida de los ciudadanos… por no decir que salvan vidas de manera masiva. Yo puedo hacer fuego y buscar comida en el campo por mí mismo pero no puedo crear un escáner para tratarme un posible cáncer.
Por decirlo de alguna forma, hay que encontrar un equilibrio lo más sano y razonable posible entre convivir con los demás y depender lo menos de ellos. (versión del dilema del erizo: la tensión entre la necesidad de cercanía con tus congéneres y el riesgo de hacerse daño).
Como búsqueda de ese equilibrio, mi preparacionismo es… bastante intenso. No tanto como se entiende en los EEUU de América donde allí se pasan de rosca esperando sobrevivir como sea al fin del mundo que esperan inminentemente…
…sino más parecido al modelo nórdico: familias o grupos de personas cercanas que están preparadas para numerosas eventualidades pero aceptando que lo mejor es vivir en una sociedad moderna, con un estilo de vida sano y que…
la cuestión principal es SOBREVIVIR hasta que la sociedad/civilización vuelva a levantar cabeza.
.
Por dejarlo más claro aún. Este texto intenta representar los valores del preparacionismo más racional y científico, el de estilo europeo (y el latinoamericano, los preppers de Latam suelen estar mucho más centrados que los yanquis e incluso que nosotros al estar acostumbrados a entornos que no difieren mucho de una distopía). Muchos latinoamericanos se ríen de los yanquis que se preparan para un colapso económico cuando muchos de ellos ya han sobrevivido a por lo menos tres en sus vidas. Son ellos los que nos dan clases a los demás. Y deberíamos aprender dejando de lado paternalismos y sentimientos de falsa superioridad. Así pues, yo identifico el preparacionismo europeo y latinoamericano con la racionalidad y por qué no decirlo, el pragmatismo en el día a día.
El preparacionismo europeo está mucho más enfocado en una preparación GENERAL y realista de la vida, alejado del preparacionismo típico americano, mucho más conocido por internet, que se centra en esperar y prepararse para el apocalipsis (de cualquier tipo, incluso el fin del mundo de raíz religiosa) y que es objeto de memes y bromas por lo radical o extremista con que se toman el asunto.
Obviamente hay excepciones y no todos los preppers estadounidenses son como el cliché de las series y películas, el arquetipo del redneck o la milicia fanática religiosa de Waco, pero a los del mundillo nos parece notar que los preparacionistas americanos tienden más al alarmismo, al survivalism, a ser doomsayers (predicar que se viene el desastre total y absoluto) y a practicar el bushcraft (uso y práctica de habilidades, la adquisición y el desarrollo de conocimientos y comprensión, con el fin de sobrevivir y prosperar en el medio ambiente natural) autárquico… por no mencionar unas clarísimas tendencias ideológicas que combinan anarquismo y hay que decirlo: ultraderecha.
El preparacionismo racional es o debería ser más mundano y pragmático, menos pesimista y no está TAN asociado a religiones o ideologías radicales y si bien hace uso del bushcraft lo hace como complemento, no esperando poder sobrevivir indefinidamente gracias a él (una GRAN diferencia es que los europeos hacen mucho hincapié en el aprovechamiento rural y en el cultivo, incluso urbano). Los europeos se toman más el preparacionismo como una responsabilidad social (unos) o un hobby práctico (otros); muchos de nosotros empezamos en él no por necesidad sino por aficiones paralelas, por el gusto por lo militar y, en muchos países como Suiza o los nórdicos por tradición y/o necesidad (eso de vivir al lado de Rusia te hace ponerte las pilas). En Europa no es raro encontrarse con un prepper de izquierdas o progresista como yo que incluso compartan intereses con los de tendencia conservadora. En América eso es un piojo verde. Aunque tengo que reconocer que cada vez hay más radicalización en el mundillo prepper europeo, precisamente debido a la influencia americana a través de las redes sociales y al auge del nacional populismo en todo el mundo.
Más diferencias (y repito que son TENDENCIAS, no generalidades absolutas). El preparacionismo europeo se centra en esperar la recomposición de la sociedad y aguantar mientras tanto. El americano, espera (por no decir que ansía) el fin del mundo. El europeo entiende que si la sociedad se va al carajo, la diferencia entre estar preparado y no residirá en sobrevivir… un poco más, así que tampoco hay que pasarse de rosca ni amargarte la vida o gastar inmensas cantidades de dinero en prepararte. El preparacionismo yanqui es mucho más obsesivo, hace mucho hincapié en las armas y es muchísimo más «ofensivo» hasta el punto de formar milicias de dudosa lealtad cívica mientras que el europeo es más «defensivo» y el movimiento miliciano está, con buenas razones, muy limitado si no directamente prohibido. El preparacionismo europeo suele ser más laico y estar alejado del formato de secta y de tener influencia religiosa o culto a la personalidad; el americano lo contrario. El europeo hace hincapié en aprovechar los recursos presentes, ser cooperativo y entiende que se vive en un entorno civilizado que no tiene por qué derrumbarse por completo y que el desastre puede incluso ir por grados; el americano insiste en irse al monte, aislarse y ser autosuficiente esperando siempre lo peor. El europeo colabora con las instituciones gubernamentales, el yanqui desconfía total y absolutamente del gobierno, es más, espera que colapse. El europeo entiende que hoy en día, debido a nuestros avances tecnológicos y cosas como la preparación de infraestructuras sólidas y la presencia de instituciones funcionales, es extremadamente difícil que TODO se vaya al carajo y que lleguemos a cero; que puede suceder pero que para entonces tanto dará.
Resumiendo: el preparacionismo más racional, que yo califico a veces de estilo europeo-latinoamericano, se centra más en prevenir realidades más frecuentes y mundanas como un incendio, salvarse de un terremoto, prepararse ante un gran apagón o una inundación y en líneas más amplias, mantener un estilo de vida sano y sobrellevar crisis económicas mundanas. El preparacionismo tal y como se entiende en Estados Unidos (o yo por lo menos lo veo así) va por otro lado, otro que intenta acometer versiones extremas de todo tipo de catástrofes mediante técnicas y principios más radicales. Mi intención es defender los principios del primero aunque reconozco que de todo se aprende y, por ejemplo, se pueden tomar notas muy interesantes sobre, por ejemplo, uso de armas, sobrevivir a un ataque nuclear o a un atentado terrorista desde los Estados Unidos.
Algún día hablaré del preparacionismo en el Extremo Oriente. Por ahora, baste decir que por lo que vi en Japón se basa muchísimo más en unas formidables intervención estatal y prevención social pero que, en términos individuales… lo considero más que mejorable. Ahí lo dejo.
.
Insisto. Esto que quede muy claro: yo considero que es mejor vivir en sociedad (al menos en una lo más moderna y eficiente posible como una del Primer Mundo) a tener que estar viviendo forrajeando, sacando agua de un pozo y buscando leña todo el día para hacer fuego. A los flipados de la vida que crean que lo mejor es echarse al monte a vivir apartados del mundo y siendo totalmente autosuficientes porque se viene el apocalipsis zombi aunque eso implique vivir como un miserable pues bueno pero eso no va ni con mi familia ni conmigo. Este artículo no es para ellos. Este texto es para personas con dos dedos de frente a los que les guste vivir muchos años gracias a la Medicina, las vacunas, comida abundante, sana y protegidos por una Policía, Ejército y servicios de emergencia y amparados por un Estado de Derecho democrático con protección social y donde salga del grifo agua caliente o fría a gusto del solicitante pero que quieren estar preparadas ante posibles eventualidades peligrosas.
«Pues yo no veo por qué me tengo que comportar como tú digas porque yo no vivo en un país así».
Pues lucha porque tu país alcance niveles del Primer Mundo o simple y llanamente… no hagas nada y jódete. Más suerte en la próxima reencarnación. ¿Qué quieres que te diga?
.
Pero volviendo al tema en cuestión y resumiendo: soy un preparacionista y dado que el preparacionismo se ha vuelto de golpe un tema de interés debido a la situación actual, quiero aportar mi granito de arena bajo la forma de:
-Explicar qué es el preparacionismo y desmitificar bulos o creencias erróneas sobre él.
-Dar mi punto de vista y opinar, fundamentadamente, sobre todo tema relacionado.
-Poner mi experiencia como ejemplo por si le puede servir a alguien.
A fin de cuentas, este blog es parte de mi activismo social… y qué mejor forma de activismo social que ayudar a mejorar las vidas de los demás… o salvarlas.
.
II. Principios y conceptos básicos sobre el preparacionismo.
Al calor de la solicitud por parte de las instituciones europeas para que los ciudadanos estemos preparados en la medida de nuestras posibilidades ante eventualidades inesperadas tales como catástrofes naturales, conflictos armados, etc., voy a aprovechar para tratar varias cosas interrelacionadas con el tema del preparacionismo.
El preparacionismo o supervivencialismo es un movimiento social de individuos o grupos (denominados supervivencialistas-survivalists, preparacionistas-preppers) que se preparan proactivamente para emergencias como desastres naturales y otras catástrofes que puedan alterar el orden social (es decir, desórdenes civiles) causadas por crisis políticas o económicas. Los preparativos pueden anticipar escenarios a corto o largo plazo, en escalas que van desde la adversidad personal hasta la interrupción local de los servicios y una catástrofe internacional o global.
Ensovoort: Tydskrif vir Kultuurstudies/Journal for Cultural Studies (en inglés y afrikaans).
.
1. Esto os lo habrán dicho veinte mil veces pero nunca se insiste demasiado en ello. NO SE TRATA DE VIVIR CON MIEDO. Es justo lo contrario: se trata de estar tranquilo porque vas preparado (o lo más posible) en caso de peligro.
La calma y la cabeza fría es lo más fundamental que tendréis que tener SIEMPRE y llevar con vosotros a todos lados.
Todos estos anuncios de la Unión Europea no tratan de alarmar a la población sino de alertar y CONCIENCIAR de los peligros que nos amenazan. De hecho, esto no es nada nuevo en Europa. Hay países como los nórdicos, que tienen programas muy completos de emergencia, publican guías y folletos, realizan maniobras y simulacros e incluso prescriben cursos más o menos obligatorios de preparación.
En los países del sur, muy poco acostumbrados a estos programas gubernamentales han sentado muy mal, especialmente entre los sectores más radicales de la ultraderecha y conspiracionistas estos anuncios, que han visto como una intromisión en sus derechos y libertades personales, una «forma de meter miedo» para presionar socialmente al ciudadano y que conceda control sobre su persona y bla, ble, bli, blo, blu, lanzando numerosos bulos en su contra. Son los mismos que se quejan del gobierno tanto cuando les avisan como cuando no les avisan; los mismos que critican por la supuesta pérdida de libertades pero luego son los primeros en echarse al monte emulando a los survivalists yanquis («teorema» de la gata Flora: si se la meten, grita y si se la sacan, llora). En el norte de Europa, donde insisto en que existe una cultura de preparacionismo mucho más implantada… los han visto hasta escuetos.
.
2. El preparacionismo se trata, ante todo y sobretodo, de proteger a los nuestros y a nosotros mismos.
La preparación es algo que todos necesitamos en nuestra vida cotidiana, incluso para las tareas más básicas [también tenemos uniformes de trabajo, cascos, guantes, botas, gafas de protección, etc.: todo ello es también preparacionismo, así que no hay nada de extraño]. Sin embargo, cuando entramos en el sector del preparacionismo, nos referimos a la preparación que nos permitirá sobrevivir ante desastres y proteger a nuestra familia de los mismos. No se trata de ser alarmistas ni mucho menos, sino de ser precavido tomando las medidas preventivas necesitas. Y es que la gran mayoría de desastres naturales o generados por el hombre son totalmente impredecibles, por lo que uno no puede decir “eso no me pasará a mí”, sino que debe anticiparse al hecho preparándose. Esto no implica tomar medidas extremas: simplemente se trata de añadir una capa de protección extra a la seguridad que ya tenemos.
Aquellos que pueden etiquetarse como preppers, simplemente se preparan para un mayor número de posibilidades. […]
Y añado: y tienen mayores posibilidades de sobrevivir.
Y ya que estamos… ¿Por qué es importante la preparación?
.
3. Tenemos que tener claros los límites. Nosotros, por mucho preparacionismo que hagamos, llegamos hasta donde podemos. Hay una cosa que hay que dejar clarita desde el principio: dependiendo del tipo de escenario catastrófico, puede ser que ninguna medida que tomemos sirva de mucho. Hay cuestiones que se escapan de nuestras manos. Imaginemos un escenario de invierno nuclear total en el planeta o una andanada de asteroides que deje la Tierra hecha mierda. Ahí poco vamos a poder hacer. En esos casos yo soy de los que, dependiendo de cómo quede (por ejemplo, si pierdo a toda mi familia)… muy seguramente y lo diga con todas las letras, decida no seguir viviendo. ¿Para qué? Me tomo una infusión de manzanilla y corteza de tejo mirando el atardecer mientras repaso mi vida y los buenos momentos con los míos y me voy diciendo: «no estuvo nada mal». Le dejo en herencia mi material al que se lo encuentre junto con mis últimas palabras escritas… y adiós.
Por ponerlo más claro: es relativamente absurdo prepararse para TODOS los casos porque eso es imposible. Es más, puede ser hasta contraproducente por crear exceso de confianza o realizar un gasto económico que te deje «tocado» y tomar opciones vitales de mierda. Más de un redneck americano supervivencialista de esos que se van a una cabaña en lo más profundo del bosque se quejan de que ninguna mujer se quiere ir a vivir con él. Qué malas son estas mujeres modernas que quieren ducharse con agua caliente, ¿eeeeeh?
Otra cuestión relacionada es que tenemos que tener claros los escenarios posibles y ser realistas. Es absurdo y antieconómico prepararse para un tsunami viviendo a 100 km de la costa. De igual manera si tus medios y tu economía son limitados, deberías priorizar el prepararte para escenarios lo más realistas posibles. Aunque no sea imposible… sería muy raro que atacasen con armas nucleares mi pueblo que está en mitad de Andalucía pero sí son bastante más probables un terremoto o una inundación. Estuve evaluando el hacer un sótano que me hiciera las funciones de búnker pero al final desistí porque las contras (elevadísimo precio, poco uso, necesitaba más habitaciones habitables para mi familia, creaba debilidad estructural en el edificio, era muy inundable y aumentaba la humedad en la casa) superaban a las ventajas, no compensando tenerlo para las posibilidades de que sucediera un ataque de ese tipo.
.
4. Cada cual tiene su contexto, su trasfondo, su entorno, su situación personal, etc. El preparacionismo, en su aplicación práctica, VARÍA de persona a persona y tenemos que ser flexibles en la aplicación de los principios generales.
Es más, la persona puede tomar decisiones vitales conforme a ese principio del preparacionismo que le ayuden a vivir mejor incluso aunque al final no suceda nada. Ampliando un poco con mi experiencia: una de esas decisiones fue la de venirme a vivir al campo. Sí, me compré tierras (con agua) y seguramente hayáis visto imágenes en este blog o en mi perfil de facebook de mis huertos, árboles frutales y demás. Pero al final resultó que gracias a tomar esa decisión se obtuvieron muchos más beneficios añadidos: aquí no hay ruidos (o no muchos), no hay polución, la delincuencia es mínima por decir algo y los vecinos son pocos y suficientemente distantes como para que no haya muchos roces entre nosotros. Y hay espacio de sobra para tus plantas, animales, herramientas, almacenaje vario y por qué no decirlo… por aquí nadie se extraña de verte con un hacha, un machete o una escopeta.
Tampoco vivo en el fin del mundo. Insisto en la cuestión del EQUILIBRIO y la ponderación. De tener dos dedos de frente. Vivo a las afueras del pueblo pero dentro de él (somos la última casa), con servicios cercanos y acceso a supermercados, colegios, ambulatorios… Eso sí, el coche o la bicicleta son obligatorios.
En líneas generales (hay excepciones, como en un bombardeo nuclear que te pillara cerca) soy MUCHO más partidario de vivir en un entorno agrícola o mixto urbano-agrícola que de irse a vivir al monte. Es una cuestión en la que muchas personas que no entienden del tema se equivocan: es muchísimo más fácil sobrevivir en un entorno mezcla de tierras cultivables y refugios ya construidos que aislados totalmente en la naturaleza. En lo que sí coincido es que en caso de desastre de grandes dimensiones lo mejor es abandonar la ciudad. Ser supervivencialista en un piso de alquiler de cuarenta metros cuadrados pues como que el entorno no da mucho de sí.
Remarco este hecho de vivir en un pueblo o zona rural civilizada (ya ampliaré el tema) porque… tanto mi EDC como mi «mochila de salir pitando» incluye cosas que un urbanita normalmente no podría o, incluso, no le servirían de nada. Yo llevo machetes y hachas encima todo el día. La Guardia Civil «pasa» de mí en este entorno agrícola. Pero seguro que si las fuerzas del orden te registran tu mochila en mitad de la Gran Vía de Madrid se te va a caer el pelo. El de los genitales.
.
5. Siempre, siempre, siempre…
hay que tener en cuenta el equilibrio, la ponderación, el sentido común y las prioridades.
Hay que ser racionalista y razonable. Llevar el preparacionismo al día a día, incluso, pero con cabeza. Es más, creo que es de lo más beneficioso el llevar el preparacionismo en su sentido más amplio como «filosofía de vida».
Un ejemplo práctico. De nada te sirve adquirir armas de fuego si luego sufres de obesidad mórbida. Te podrás enfrentar al invasor ruso o marroquí pero ¿para qué si seguro que te mata un infarto al agacharte a recoger algo del suelo? Por no decir que mala preparación va a hacer un tipo que no puede correr o saltar de manera mínimamente decente. Los zombis o los mutantes caníbales se van a montar una buena cuchipanda contigo.

Está éste para darle lecciones de preparacionismo… a nadie. Miembro de la milicia “prepper” The Virginia Kekoas. Hampton, Virginia, junio de 2024 (Billy Schuerman/The Virginian-Pilot/Tribune News Service vía Getty Images). Fuente: La Vanguardia.
.
Que sí, que puedes prepararte para un ataque nuclear, con tu búnker y todo. ¿Y si eres drogadicto? ¿O si eres un borracho crónico? No vas a sobrevivir. Primero quédate limpio y luego hablamos del Fallout.
Así que antes de preocuparte por montar una mochila de emergencia lo más completa posible, cosa que está muy bien, asegúrate primero de estar fuerte y sano como para poder cargar con ella. Más te vale dejar de ser un adicto al tabaco que llevar una «multiherramienta milagrosa».
Y asegúrate de tomar decisiones vitales que tengan como base o al menos consideración el preparacionismo.
Un ejemplo que le sucedió a un compañero. Su abuelo falleció y él era el único heredero de una finca en un pueblo a tomar por culo en la «España vacía». No la malvendió para deshacerse de ella ni la dejó caer en la ruina. Prefirió quedársela «para tener un sitio al que huir, escapar o en caso de tener que valerme por mí mismo si me quedo en el paro». A día de hoy tiene un huerto estacional, se va de vacaciones allí y aprovecha para cazar, pescar y desconectar. Una opción más que legítima y bien aprovechada desde mi punto de vista. Todo el mundo no podría tomar la misma decisión, cierto, por infinidad de cuestiones: no tiene carnet de conducir, no tiene dinero para mantener esa finca, su pareja no le acompaña en la decisión o simplemente no tiene tiempo. Tan sólo quiero remarcar que, si se puede, que se haga porque creo sinceramente que no es una decisión equivocada para nada.
Insisto: las prioridades, claras. Si por lo que sea, tienes que salir corriendo y sólo puedes elegir entre un cuchillo de supervivencia o las botas, escoge las botas. Si tienes que elegir entre el agua o la comida, el agua. Si tienes que elegir entre tu medicación y el poncho, la medicación. Si tienes que elegir entre la linterna y el hornillo de gas, está claro: la linterna. Ve a lo básico, a lo fundamental, a lo que TE sea más imprescindible. Porque puede incluso que haya variables que no pueda cubrir en los consejos: hay quien elegiría salvar las escrituras de la casa en vez de llevarse el cable de cargador del móvil confiando en que la batería del móvil le dure las 72 horas.
.
6. Y empezamos con cosas que, siendo principios generales, son cuestiones más concretas.
Tenemos que evaluar:
a. Qué puede pasar de forma realista y
b. Tenemos que diseñar planes y protocolos para afrontar esas posibles eventualidades específicamente para nuestras familias.
Por ejemplo, qué haríamos en caso de incendio. Un incendio es de las catástrofes más normales que puedan suceder. Unas precauciones sencillitas, como es nuestro caso, son tener un extintor en cada planta, en los puntos de mayor acceso y vulnerabilidad (en la de abajo, justo entre la cocina y el garaje) y enseñar a manejarlos a cada miembro de la familia que pueda hacerlo. No pasa nada por sentarnos una tarde cada año y revisar entre todos un plan antiincedios y de evacuación y realizar un pequeño simulacro de lo que hacer siguiendo las pautas de, por ejemplo, los bomberos:
Principios generales: mantener la calma; más valen nuestras vidas que las posesiones materiales. Avisar al 112 y a los demás habitantes de la casa. Localizar el origen del fuego. Evaluarlo. Si es posible acometerlo de manera razonable y con medios, hacerlo. Si no se puede, huir al punto de encuentro designado alejado del edificio (en nuestro caso, la puerta exterior del muro), evitando zonas calientes y respirar el humo. Conteo de personas. Dar información y facilitar la entrada y su trabajo a los bomberos, etc.
Y adaptar ese plan a tu familia. En mi caso tengo un niño muy pequeño que no se puede valer por sí mismo. Lo primero sería localizarlo a él y sacarlo de la vivienda mientras aviso a los servicios de emergencia.
Pero eso es un plan de acción. Una cuestión más bien de reacción.
Lo suyo sería hacer TAMBIÉN un plan de preparación PREVENTIVA. Ejemplos: tomar decisiones vitales como considerar no vivir en una casa de madera, no acumular material altamente inflamable (como disolventes o papeles) o hacerlo en zonas seguras, que la puerta del garaje de la casa sea antiincendios, comprar extintores (y aprender a usarlos), colocar fuentes de agua regularmente por la casa, tener alguna manta antiincendios, etc.
Es vuelta a tratar el tema de las prioridades y ser flexibles pero a la hora de diseñar planes. Está muy bien tener una mochila de emergencias pero… ¿qué hacemos con la abuela en silla de ruedas? Hay que designar a una persona que se encargue de ella. En la mochila de emergencia el espacio es limitado pero si necesito una medicación concreta pues tendré que buscarle el sitio antes que a muchas otras cosas… y que no se me olvide. Cada miembro de la familia tiene que tener en cuenta SUS cuestiones personales. Si tenemos que salir pitando de la casa seguramente no tenga cabeza para recordar que mi esposa necesita de una medicación específica. Es ella la que debería estar pendiente de ese tema.
Obviamente, mi niño pequeño no está maduro para estar pendiente de sí mismo. Solución: una mochilita pequeña de emergencia con lo suyo más imprescindible al lado de las nuestras. En caso de salir pitando, se agarra también (o se le pone), y a volar todos.
.
c. En caso de catástrofe mayor, tenemos que conocer y seguir los planes preventivos y las indicaciones del gobierno y los servicios de emergencia.
«¡¡¡Pues yo no me fío de mi gobierno!!!»
Pues no te fíes y haz lo que te salga de los huevos. Yo no vengo aquí a entrar en polémicas ideológicas o políticas. Vengo a tratar de manera racional y razonable cuestiones de las que pueden depender nuestras vidas. Yo entiendo que si bien nuestros gobiernos y autoridades se pueden equivocar (y lo hacen, especialmente los políticos), la tendencia general es que los servicios de emergencia, al menos en mi país (que es un país europeo y del Primer Mundo) funcionan razonablemente bien y lo hacen con la intención de ayudar a la población y salvar vidas. Lo justo como justificar su existencia y los impuestos que pago por tenerlos así que por lo que a mi familia y a mí respecta, vamos a seguir sus indicaciones. Si tú te crees que cuando la UME llame a tu puerta y te recomienden evacuar a un polideportivo ante una inundación masiva es porque te van a meter en un campo de concentración para implantarte un chip en el cerebro, tu problema de conspiranoico es.
Os dejo con los enlaces más pertinentes para europeos, españoles (a continuación, en pdf) y andaluces (sí, yo me los he leído y he tomado notas; de hecho tengo un documento resumiéndolos todos).
Haz clic para acceder a PLEGEM_126210029_web.pdf
.
d. En caso de que los programas de emergencia no cubran nuestras necesidades o circunstancias tenemos que estar preparados para valernos por nosotros mismos.
El ejemplo clásico de esta situación es… Vale, todo plan gubernamental nos recomienda escapar del peligro. Pero ¿a dónde? ¿Qué hago en caso de un colapso económico generalizado, un invierno nuclear o una pandemia mortal? ¿Me echo al monte con una mujer sin formación supervivencialista y un niño pequeño a vivir de cazar conejos y recoger bayas silvestres? ¿Con lo que tenga en tres mochilas? Ciertamente es una opción… pero no es muy realista. No sobreviviríamos mucho tiempo y a esa escala de catástrofe, lo mejor es estar preparados de otra forma.
Aquí ya empiezo a diferenciarme del prepper típico y a parecerme más a los preparacionistas de tipo supervivencialista… pero, una vez más, con cabeza.
La idea principal es: en caso de catástrofe que cause un colapso general de la sociedad, ¿a dónde carajo voy?
A ver, ciertamente no todo el mundo se va a poder permitir las soluciones que vamos a plantear ahora. Lo que quiero es que, simplemente, os las planteéis que ya sólo con eso estaréis más preparados. Sí, que os sentéis un día y penséis: ¿Qué haría en caso de que todo se vaya a la mierda?
-¿Me vuelvo al pueblo de los abuelos? ¿O me planteo ir a otro país? Un ejemplo: uno de mis primos tiene segunda residencia en Portugal. Ya puestos… ¿tengo el pasaporte en regla y en vigor?
-La vivienda que vaya a adquirir para vivir… ¿no sería mejor que tuviera jardín, por si acaso? ¿O una azotea o patio grande para cultivar alguna cosilla? ¿Me planteo vivir en un pueblo lejos de zonas peligrosas o conflictivas aunque eso implique tener acceso a menos servicios?
-¿Le pido sitio en la finca a mi tío? Quizás vaya siendo hora de retomar la costumbre de visitarlo una vez al año para no perder el contacto. Y ya aprovecho para aprender cómo cultivar o criar pollos.
-¿Me planteo comprar esa casucha medio abandonada por cinco mil euros en Villa Quinto Coño que vi en el portal inmobiliario por curiosidad?
-¿Me informo de las posibilidades sobre los pueblos abandonados en la España vacía?
-Puedo huir al monte, sí, pero ¿a cuál? No en todos lados el entorno se presta a vivir de él. Se puede sobrevivir de manera relativamente fácil en Sierra Morena o Asturias pero en Almería… la cosa está más difícil por lo seco del entorno. Incluso a la hora de sopesar vivir en la naturaleza… tengo que tener en cuenta en QUÉ naturaleza. Podría plantear mis vacaciones para visitar y conocer probables escenarios de retirada.
.
Importante: mi mochila o kit de emergencia tiene que durar hasta llegar a ese destino, como mínimo. Y si es posible, que dure hasta que me establezca.
Un ejemplo: mi porte diario está calculado para llegar a mi casa (que es MI refugio, el que he diseñado como tal) en hasta 72 horas; mi mochila está calculada para poder llegar a Francia andando (15 días, descansos incluidos) pero tengo que reevaluar tiempos ya que ese cálculo lo hice cuando no tenía a mi hijo. Un niño chiquito te hace ir más lento.
.
En mi opinión, las soluciones a este dilema de dónde ir si se va todo al garete se reducen a dos grandes grupos:
a. Preparar MI entorno, el que ya tengo, para ese escenario.
b. Tener preparado, localizado o pensado otro entorno que yo pueda controlar en mejores condiciones para sobrevivir.
.
Obviamente, ambos casos no son excluyentes pero no creo que el lector medio tenga tantos medios económicos como para mantener DOS entornos seguros en términos de preparacionismo.
Vamos a admitirlo: la mayoría no somos ricos ni tenemos una economía que nos permita construir un búnker nuclear autosuficiente con todas las comodidades para resistir medio siglo.
Una vez más hay que ser realista y razonable y prepararnos para las contingencias pero sin arruinarnos por el camino.
Una forma de verlo que me ha ayudado es:
A. Hacer del proteccionismo un hobby…
B. Y un hobby entrelazado con otras aficiones.
C. Y me ayuda mucho el hecho de considerar que, a diferencia de otras aficiones, estoy empleando mi dinero en cosas auténticamente útiles.
.
Os pongo varios ejemplos.
-Tanto mi señora como yo somos aficionados al hiking y al trekking (senderismo de corta y larga duración). Nos gusta muchísimo visitar la naturaleza de nuestro país y hacemos bastante turismo natural allá donde vayamos. Es una afición que se complementa tremendamente bien con el preparacionismo hasta el punto en que se los considera conjuntamente. Puede que no emplees calcetines de andar en firme o brújulas en tu día a día pero si practicas senderismo, créeme que los utilizarás. Y así, de paso, aprendes a usar esos objetos que luego, con las prisas en una huida ante una catástrofe, te vas a sentir un pardillo por tener la brújula y buscando los Pirineos acabes en las playas de Tarifa. En ese caso, espero que hayas echado una tabla de surf táctica a la mochila. Que no sé ni si existen.
Otro hobby interrelacionado en mi caso es el uso de armas de fuego. Empecé siendo un friki de la Historia y de ahí pasé a jugar a rol; de ahí a manejar armas blancas y de proyectiles (sí, sé disparar con arco y ballesta) y de ahí a tener una pistola de aire comprimido y armas largas. No voy a tratar el tema de las armas en profundidad, soy MUY escéptico de un uso tan «alegre» y descuidado de las mismas como en el caso de los estadounidenses. Ya sabréis que en Europa es un tema muy muy sensible. Mi consejo es que tratéis las armas, especialmente las de fuego, con muchísimo respeto y que no las saquéis a pasear salvo en casos extremos, ya apocalípticos, a los que esperemos no tener que llegar nunca. Pero en caso de emergencia, sí, herramientas que pueden hacer las veces de defensa como un hacha, navaja o un machete dentro de la mochila están más que permitidos. Sobre materiales alternativos a las armas como los esprais de defensa personal informaos que eso varía mucho según la legislación de cada zona.
-Una vez que has empleado material táctico… no vas a querer volver atrás. Lo siento pero gastarme cuarenta euros en una camisa de marca para que luego no tenga bolsillos, se rasgue con sólo mirarla y ni sea resistente al agua ya no va conmigo. Compro menos pero de mayor calidad. Vuelta al ejemplo de los calcetines. Antes me los compraba en muchas tandas porque los que se venden en las tiendas son finos y más pensados para la elegancia; se desgastan enseguida. Ahora uso SIEMPRE, en todo momento, calcetines de trekking, tácticos o de «cargo». Son muchísimo mejores en todos los aspectos salvo a veces el estético y aunque son más caros, la diferencia no justifica el no adquirirlos. Desde entonces, cada vez que me regalan calcetines, a diferencia del caso clásico navideño o día del Padre, yo me alegro un montón… Eso sí, como sean medias de hombre finas de ésas para ir a las bodas o fiestas sociales, se las tiro a la cara a quien me las regale aunque vengan con la mejor intención del mundo.
«Pero hombre, Chema, ¿qué vas, vestido de manera táctica a las bodas?»
Sí. Yo voy en plan Zelenski. Y al que no le guste ir sin traje y corbata, como a Trump, que se joda.
.
Esto ya va en mi filosofía de vida: la corbata obligatoria es un ejemplo de TODO lo que está mal en una sociedad moderna. Es un ejemplo de imposición clasista, una forma de discriminar al que tiene menos medios, es anteponer la estética a lo pragmático… y es, encima, un objeto manifiestamente incómodo y peligroso para el que lo lleva. Por tanto, me niego en redondo a llevarla. No estoy diciendo que te niegues a usarla si en tu trabajo es obligatorio sino que haciendo uso de mi libertad de expresión, hago presión social para que eso cambie máxime cuando mis motivos son sólidos, pragmáticos y legítimos.
Y profundizando en lo que quiero decir: no me regales objetos de cariz estético y escasa o nula utilidad como corbatas de seda. No me sirven para una mierda. Por ese precio tan exagerado, regálame mejor un cinturón táctico, una power bank con poderío o, qué sé yo, un buen saco de dormir. Lo voy a disfrutar y agradecer más por no decir que lo voy a usar más.
Una última nota por si alguien quiere disputar al máximo: no, no vas a poder darle mucho uso alternativo a una corbata de seda. Como cuerda se rompe con sólo mirarla, se desliza y para a estrangular a alguien por la espalda o atarlo más te vale emplear otros objetos cotidianos como el cable del cargador del móvil.
.
7. Hablemos primero de preparar nuestro entorno más cercano.
A diferencia de muchos preparacionistas, yo creo firmemente que primero hay que agotar las posibilidades de supervivencia en nuestro entorno más cercano, si se puede. Siendo realistas y vuelvo a repetirlo… eso de echarse al monte debería ser de las últimas opciones porque hay que admitir que pocos estamos preparados para sobrevivir en él y, mucho menos, en condiciones dignas. Yo mismo admito que NO lo estoy. Más aún si vamos tirando de familiares o allegados sin formación, enfermos, niños pequeños, etc.
Obviamente, yo no sé dónde vive el lector ni sus circunstancias. Si es un chico (siento decir que NO recomiendo a las mujeres la supervivencia en solitario) solo, sano, sin pareja, sin familia, que vive en un piso de alquiler de cuarenta metros cuadrados, ése es un candidato perfecto para intentar sobrevivir en la naturaleza. A una familia numerosa, con abuelos enfermos y niños pequeños, que viven en la ciudad, más les valdría seguir las indicaciones gubernamentales y esos serían de los primeros candidatos para ser rescatados por los servicios de emergencia. En un caso como el nuestro, que somos una familia pequeña que vive en una casa con agua y tierras productivas, lo suyo es acondicionar el entorno para poder sobrevivir el máximo y al máximo, sea una catástrofe menor o mayor. Somos candidatos (y lo admito) para ser de los últimos en ser rescatados y somos de los que más tenemos que tener en cuenta el no colapsar a los servicios de emergencia. Parte de mi activismo social consiste en tener solidaridad con los demás. Aunque muchos de ellos no se merezcan ni el agua que beben.
.
Primero, intentemos:
a. Una vez más. Diseñar planes de vida y protocolos específicos para nosotros, con nuestras ideas y soluciones, así como acondicionar nuestras viviendas y lugares donde vayamos a menudo.
b. Intentemos arreglárnosla con lo que tenemos en casa y no dejarnos llevar por el consumismo, comprando todo cacharrito táctico o prepper que veamos en el catálogo.
.
a. Vamos a diseñar esos planes y protocolos.
a.1. Estudio: en esta etapa debes evaluar tus posibilidades y expectativas de supervivencia. También se aconseja estudiar todos los posibles desastres, considerando sus características y antecedentes históricos, y así actuar en consecuencia. Anota todo lo que se te pueda olvidar y define el alcance de tu proyecto de preparacionismo.
No podemos estar preparados ante todo. ¿Qué es más posible que suceda en nuestro entorno como catástrofe o situación de emergencia? ¿Un terremoto, un atentado terrorista, una guerra, una inundación, un fuego forestal? Vuelta a lo mismo: no hace falta que os preparéis mucho contra una inundación si vivís en lo alto de un cerro o contra un incendio forestal si vivís en Fuerteventura pero sí contra un incendio en vuestro lugar de trabajo o un ataque con armas de fuego si estudiáis en un colegio o instituto de Estados Unidos.
.
a.2. Planificación: empieza a estructurar tu plan de trabajo, cubriendo los puntos flojos, definiendo necesidades, estableciendo prioridades, etc. También puedes crear un calendario de actividades, con todo y plazos, para saber cuánto tiempo destinarás a cada acción.
Pongamos que después de estudiar el entorno, nos damos cuenta de que, por ejemplo, el peligro más común dentro de los diferentes tipos de catástrofe es que la zona donde vivimos es susceptible de inundarse. Vamos a informarnos previamente, y de lugares serios y oficiales.
¿Puede llegar el agua hasta la altura donde vivimos? No es nuestro caso en nuestra familia. Nuestra casa tiene empalomado (que está elevada, vaya, no a ras de suelo), cimientos de plataforma y «pañales de plástico» para la humedad, la finca la hice inclinar 5º con excavadoras, no tengo sótano (todo eso consejo de mi arquitecto) precisamente para evitar inundaciones, le planté acequias de careo a la finca en los límites con el doble propósito de drenar el terreno y alimentar el pozo y nuestra zona no es inundable para nada ya que el río más cercano está a siete kilómetros, vivimos en una zona agrícola de secano y, para colmo, muy bien canalizada (ese alcalde bueno ahí; oye, también es preparacionismo saber a quién votar, ¿eh? Que se lo digan a los valencianos). En nuestro caso, la casa ES una zona de refugio seguro porque la hemos acondicionado y preparado para ello aparte de que, de manera natural, sea altísimamente improbable sufrir una inundación devastadora. Para nosotros, las prioridades son apagar la luz, cerrar puertas y ventanas, evitar desplazamientos, estar aprovisionados y comunicados tanto con los nuestros como siguiendo las indicaciones de los servicios de emergencia. Como mucho, estar pendientes de si necesitamos evacuar. Nuestra prioridad sería, precisamente la contraria a la norma, esto es, LLEGAR a nuestra casa. Con eso y todo tenemos planteado que si hay que huir por inundación (yo creo que para eso tendría que ser el Diluvio 2.0 pero bueno, más vale prevenir) y los servicios de emergencia no dicen dónde, que sea al cerro del pueblo, y hacerlo andando porque usar el coche sería un peligro.
Pero pongamos que vivimos en un piso bajo o a poca altura y hay ríos mal canalizados cerca. Es una emergencia en la que hay que evacuar sí o sí. Una inundación aluvial no es una catástrofe permanente así que nuestro objetivo es sobrevivir el tiempo justo hasta que nos rescaten y eso viene a significar que aparte de seguir los principios generales (mantener la calma y priorizar las vidas ante que los bienes materiales, seguir indicaciones oficiales, ser responsables con los demás y las autoridades y tener siempre presente el 112), deberíamos acudir si podemos a los puntos designados por los servicios de emergencia o, si tenemos que improvisar, a puntos de altura elevada. Debemos tener preparadas nuestras mochilas de emergencia y salir pitando en nada que veamos posibilidad (o los servicios de emergencia avisen) de que nos pille el agua, midiendo los tiempos y las distancias hacia el punto elevado designado por nosotros o las autoridades, evitando cauces o zonas inundables peligrosas, yendo por espacios abiertos lejos de árboles, obstáculos y estructuras frágiles. Tenemos que tener localizados a los nuestros y poder comunicarnos con ellos.
.
a.3. Organización: lo siguiente será organizar, etapa donde tendrás que involucrar a todos los integrantes de tu familia sin que esto afecte su vida cotidiana, ni su tiempo libre y mucho menos la economía. Este es uno de los pasos más importantes, pues se debe hacer entender a cada miembro cuál es el rol que cumple en el plan de supervivencia para saber cómo actuar de manera rápida, efectiva y sin entrar en pánico.
En nuestro caso sería informar a mi señora, hacerla partícipe del plan, escuchar sus sugerencias… Informar al niño tiene poco sentido porque casi no habla, más vale hacérselo ver como un juego y conforme vaya creciendo repetírselo cada vez más seriamente. En líneas generales, el plan a seguir es: el que esté más cerca de él agarrar al niño y salir pitando al cerro del pueblo con las mochilas de emergencia. A ser posible, SIN coche, insisto.
En mi familia nos tomamos un día al año para simulacro de incendios y otro para repasar posibles eventualidades (y actualizarnos).
.
a.4. Aplicación: para que todo esto no quede en la nada y los resultados empiecen a florecer, es momento de aplicar las tareas previamente definidas en la planificación y coordinadas en la organización. Esto se debe llevar a cabo sin preocupaciones, desesperación o agobios, sino de forma organizada y segura.
Esto, una vez más, dependerá de cada uno. Siguiendo las indicaciones pertinentes, la aplicación sería tener las mochilas preparadas de manera accesible, pillar al nene y salir andando hacia el cerro. «¿Y lo habéis hecho?» Sí, tardamos dos horas andando, sin agobios. Tomáoslo como una diversión, como un paseo. No pasa nada por echar una tarde comprobando vuestros planes de emergencia. Así socializáis y descansáis de tanto móvil y tanta internet y hacéis algo de ejercicio físico práctico. Que mucho gastarse dinero en la cuota del gimnasio cuando cortando leña o vareando olivos hacéis prácticamente lo mismo, ganáis dinero y es más productivo.
.
a.5. Control: aquí es donde deberías entrar tú para llevar por escrito todos los avances y tareas cumplidas por ahora, así como las que faltan por cumplir. En ese sentido, lo que se recomienda es no desesperarse cuando notes que el plan lleva retrasos, sino seguir trabajando de buena forma, pues así tarde o temprano los resultados llegarán. Recuerda siempre establecer plazos y tratar de cumplirlos por el bien de todos.
Plazos… y límites.
En mi caso el control incluye un inventariado y evaluación de cómo vamos con respecto a cada tipo de catástrofe y una de cómo aguantaríamos una catástrofe de índole mundial, algo que acabase con la civilización tal y como la conocemos. Pero tenemos que tener claro que por mucho que nos preparemos, si la civilización se va al carajo al completo, como preppers podremos aguantar más que la media de la gente, sí… pero al final lo más probable es que acabemos cayendo también. O llegando a un punto en el que no nos interese seguir viviendo.
Eso hay que asumirlo.
¿Y por qué, entonces, pararse a evaluar todo eso? Pues porque las situaciones cambian. Puede surgir un nuevo aparato o tecnología que te permitan estar MÁS preparado que antes. Por ejemplo, las placas solares portátiles no estaban accesibles al gran público hasta no hace mucho. Hoy tenemos cosas que harían las delicias de nuestros ancestros exploradores. Imagínate a Francisco de Orellana y su expedición cruzando el Amazonas o a Magallanes y Elcano con nuestras equipaciones tácticas con brújulas precisas, cuchillos de supervivencia de acero de 5160, armas de fuego automáticas y ropa táctica multiclima. Te descubren hasta la Antártida ida y vuelta.
También hay que tener en cuenta cambios en nuestro entorno. Quizás tengamos que mudarnos a vivir a otro sitio por razones de trabajo. Por ejemplo, a EEUU. Y en ese caso tendríamos que adaptarnos de nuevo y hacernos con armas de fuego aunque sólo fuera para ir al supermercado o ir a la moda (local). Quizás acabemos teniendo un hijo y tengamos que replantearnos todos nuestros planes de contingencia.
Y, cómo no, hay que tener en cuenta que uno se forma y adquiere materiales con el paso del tiempo. A ver si os creéis que yo levanté mi casa de la noche a la mañana. Tardé DIEZ JODIDOS AÑOS en hacerla resistente a las inundaciones. Y no estoy al 100% seguro de ello (mejor, porque así no caigo en la falsa sensación de seguridad ni en la complacencia). Es más, vuelvo a repetir que la inmensa mayoría no somos tan ricos como para, por ejemplo, tener una vivienda protegida o preparada al máximo, ni una segunda residencia a la que huir o ni tan siquiera tendremos medios económicos para equipar una mochila de emergencias completa de un día para otro.
Tenemos que estar preparados… en la medida de NUESTRAS posibilidades.
Y, ahora sí, vamos a ver esas posibilidades tanto desde un punto de vista mínimo como de preparación un poquito más… intensa y más del día a día.
Vamos a hablar de las cosas que podemos portar o poseer para poder sobrevivir a situaciones de emergencia. Primero, recordando estos puntos (los poseemos y llevamos siempre con nosotros mentalmente, en nuestra cabeza):
1. Calma. Cabeza fría. Sentido común. Concienciación. Sentidos alerta.
2. Formación.
Cursos de primeros auxilios. Lucha táctica (no boxeo o taekwondo, sino combinación de combate y sistemas de defensa en situaciones reales). Programas o experiencias de supervivencialismo (no hace falta que sea una cosa militar, te puedes iniciar a través de los boy scouts, acampadas, el trekking (o el hiking), etc.). Programas de formación gubernamentales (los puedes encontrar online). Formación en la empresa (en mi caso impartimos líquidos y mercancías peligrosas, primeros auxilios, evacuación antiincendios y protocolo antiterrorista y ante ataque con armas de fuego). Nuestros propios planes personales y familiares de contingencia también entrarían en materia de «formación».
.
b. Toda esa formación se sale fuera del objetivo de este artículo. Queda para vosotros el adquirirla y desarrollarla. Pero, aquí y ahora, vamos a centrarnos en estos dos puntos, concernientes a cosas que portaremos físicamente con nosotros y que nos ayudarán a sobrevivir o superar situaciones de emergencia:
- EDC (everyday carry).
- Mochila de emergencia de 72 horas.
.
III. Mi EDC.
El porte diario (EDC, por sus siglas en inglés) es un conjunto de artículos útiles que se llevan consigo a diario. Las principales razones para tener EDC son la utilidad, la autonomía y la preparación: ayudar a las personas a resolver problemas cotidianos, desde los más comunes (abrir paquetes, hacer pequeñas reparaciones) hasta posibles emergencias, como primeros auxilios o defensa personal.
Kellerman, Aharon (Winter 2019).
Bien. La Unión Europea y los diferentes gobiernos hacen mucha insistencia en el tema de disponer de una mochila (o kit) de emergencia de 72 horas pero lo cierto es que no podemos ir a todas partes con ella aunque sólo sea porque agota llevar tanto peso encima.
¿Por qué os digo esto? Porque si eso que sugiere la UE es un kit de emergencia de 72 horas, yo lo veo «corto». Eso se parece más a un EDC de 24 horas aunque admito que si lo estiras, especialmente en el tema del agua, lo puedes hacer llegar a 72 horas.
.
Mi EDC personal es MUCHO más amplio que eso y no lo considero un kit de 72 horas sino uno de 24 horas, como mucho. Supongo que va en las expectativas y cálculos de cada cual.
Y a mayor abundamiento: mi mochila de emergencia NO es de 72 horas. Es de MUCHO más. Ya os he dicho que la tengo preparada para dos semanas, al menos. Lo justo para llegar a Francia a patita.
Pero no adelantemos. La cuestión es que con una mochila de 72 horas decente, el peso sería demasiado para llevarlo encima de a diario. En el día a día, lo mejor es llevar un EDC en un zurrón o mochila más pequeños, donde podamos llevar lo justo para eventualidades cotidianas y/o que nos permitan llegar hasta esa mochila de emergencia grande o que…
el mismo EDC nos sirva para aguantar las famosas 72 horas.
En líneas generales lo que es la mochila de emergencia propiamente dicha se encontraría situada más bien en la vivienda o vehículo habituales, en una ubicación sencilla y accesible cerca de la salida. En el caso de mi familia, están situadas (son tres, una para cada miembro de la misma) en el armario empotrado en el descansillo de la entrada (y una de las salidas) de la casa.
Pero en cuanto a los que es mi EDC yo tengo de porte diario una pequeña mochila convertible que CONSIDERO de manera conservadora equivalente a una «24 horas» aunque creo sinceramente que puedo estirarla hasta las famosas 72 horas y más de un prepper que me lea seguramente la considere también de esa capacidad. No voy a estar muy alejado de mi mochila de emergencias (que está en MI casa) mucho más de ocho o nueve horas. Me da sobrado para llegar a ambas (casa y mochila grande). Os recuerdo que he preparado mi casa lo suficiente como para que YO considere que es el mejor refugio disponible para la mayoría de situaciones.
Es decir, para mí, mi kit de emergencias personal, mi porte diario (mi EDC) tiene que bastarme, en principio y ante todo, para llegar a mi objetivo.
Que en mi caso es mi casa. Ése NO tiene por qué ser el caso para la mayoría de la población, a la que seguramente le convenga salir huyendo en dirección a lugares alternativos que ellos hayan establecido previamente o a donde indiquen los servicios de emergencia.
.
Resumiendo: dado que vamos a poder llevar no muchas cosas en el EDC, éstas tienen que ser lo más versátiles y polivalentes posibles. Empezando por la misma mochila de porte diario.
Yo me compré una mochila bandolera HUNTPV: barata, convertible en mochila, bandolera o maletita, muy ligera (100 g), sistema MOLLE, resistente con su paracord 900, resistente al agua con evacuadores, muchísimos bolsillos y correas, ajustable al máximo y, como es mi costumbre, de colores oscuros (negro, en este caso) o discretos (grises). En líneas generales, no compro nada con camuflaje. Da MUY mala sensación en el día a día y especialmente en mi trabajo, la gente se te queda mirando pensando si eres un «loquito de las armas» y dado que acertar el camuflaje con el entorno natural es que te toque la lotería, «paso» del tema y opto por colores más generalistas, que no llamen la atención ni por un lado ni por otro. Ésta es de unos ocho litros pero las hay a partir de 10 y hasta 30 l pero ésas sólo se pueden usar en formato mochila, formato que quizás os convenga más porque admito que yo lo llevo todo bastante apretado.
Dentro de esta mochila-zurrón (yo la uso en modo zurrón por la cercanía y comodidad de manejo con las manos) o anexa por sistema MOLLE a ella (que para eso está) tengo:
-Una botella de agua plegable Nomader de 3/4 litros. De silicona sin BPA, reutilizable, cuello ancho, resistente y flexible así como de poco peso, dos sistemas de rosca, correa y suficientemente transparente para ver la cantidad que queda. Se puede beber en frío o en caliente y retiene bastante bien la temperatura. De hecho, se puede congelar la botella sin miedo a romperla. La puedes lavar en el lavavajillas. Pero la pienso cambiar en breve porque quiero una de más capacidad, de 1,5 litros.
El agua es lo MÁS fundamental.
Podéis usar como alternativas realistas y baratas una botella de plástico de agua mineral. Pero recordad que vais a necesitar en torno a 3 litros diarios por persona adulta para sobrevivir al día, incluyendo un poco para refrescarse y lavar alguna cosilla. El tema con el agua es que en 72 horas necesitarías 9 litros para mantenerte bien. Pero, claro, ¿quién carga con 9 litros el primer día, 6 el segundo y 3 el tercero? Lo razonable es tener agua como para aguantar hasta la próxima fuente de agua y tener un recipiente para consumirla/almacenarla. En circunstancias normales, una persona puede sobrevivir entre 3 y 5 días sin agua. Os recuerdo: también llevo varias pastillas potabilizadoras. El tubo de filtro de agua lo llevo en la mochila grande, en el EDC abulta demasiado.
-Gafas. Llevo DOS. Las mías de ver porque las necesito (son preensambladas con imán, para poder llevarlas siempre encima y separar o encoger las lentes a voluntad) y las tácticas de sol, que son balísticas (protegen hasta el calibre 22, polarizadas y multicristales). Proteger la vista, que es el sentido del que más dependemos, es fundamental.
-Apartado médico. Un pastillero con mi medicación (una que uso para el pelo) y con ocho unidades del kit mínimo empezando con la santa trinidad: aspirina, paracetamol, ibuprofeno; un antihistamínico, un antidiarreico (loperamida), un antiácido (opremazol), pastillas potabilizadoras y yodo «antinuclear» (yoduro de potasio). Aparte, llevo un tubo de crema hidratante que es a la vez de protección solar y antiquemaduras. Un paquete de toallitas higienizantes desinfectantes (sirven para todo, las joías). Y una manta térmica y un poncho impermeable de esos ligeritos reflectantes para emergencias. Como podéis ver, cosas que me permitan tirar para adelante. Estoy pensando en añadirle un torniquete israelí. Que lo tengo pero en la mochila grande.
–Documentación, tarjeta de crédito, carnets y dinero en efectivo. Todo en un monedero-tarjetero resistente al agua y supuestamente anti-RFID (que tiene mucho de mito pero, en fin, ahí va). Un consejo: agregadle un cable de seguridad y atadlo por un extremo a la mochila. No va a ser la primera vez que se os olvide en la gasolinera. También llevo encima un pendrive pequeño con la documentación más imprescindible escaneada… que para mí incluye las escrituras de mi casa aunque también lo tengo en la nube. Sobre el efectivo: el que llevo es en monedas, para las máquinas expendedoras. Soy muy escéptico de llevar grandes cantidades de efectivo encima porque la experiencia me ha enseñado que llevarlo encima… es gastarlo (y una invitación a que te roben). Elijo conscientemente no llevar encima muchos billetes aunque admito que puede ser un error en caso de gran emergencia. Isabel es la encargada en este aspecto. Cuando viajo, ahí sí, llevo el efectivo (porque lo voy a usar) en un cinturón oculto.
–El móvil. Imprescindible y creo que no tengo que expandirme mucho en por qué: para comunicarse, reloj, calendario, acceso a internet, radio, GPS, brújula, etc., etc. Llevadlo cargado en la medida de vuestras posibilidades y con el cargador completo, con enchufe, no sólo el cable. En mi caso, llevo también un cable multicabezal, con diferentes opciones de USB. Pesa nada y es utilísimo. En estos días es imprescindible, también, el llevar una batería independiente. La mía es una power bank de 3000 mAmh, con radio, linterna y lámpara de lectura, pilas y señales de alarma que se recarga de manera solar y por manivela y hasta puede ir a pilas. Las hay mucho más potentes pero cuanto más potentes, tienden a ser más voluminosas y pesadas (y caras).
-La linterna. En mi caso tengo VARIAS. Una en el llavero, muy chiquita, que uso para atinar la puntería con las llaves o rebuscar en el bolso. Otra en la power bank y otra en el mechero para colgar al cuello y liberar las manos. Se ha comentado mucho que es mejor llevar una linterna frontal o de cabeza porque libera las dos manos pero puedes hacer lo mismo con la linterna táctica si ésta tiene clip y la puedes enganchar a las correas de los hombros. Si tienes vestimenta con correas en los hombros, claro.
Lo más importante tras el agua es la preparación contra el frío.
-Algo para hacer fuego. En su día yo llevé un mechero simple, de los de toda la vida. Luego lo sustituí por un mechero táctico de arco electrónico que es muchísimo más fácil de cargar, de dirigir, no se apaga con el viento y lleva una correa paracord larga con silbato de emergencia y que lleva oooootra linterna (que puedes colgar del cuello y hacer las veces de linterna de cabeza porque tiene clip, también)… NO aconsejo llevar cerillas ni velas, sean antihumedad o no. Son peligrosísimas y para los que tenemos niños hiperactivos, más aún. Para eso llevas un mechero normal, y punto. Si no encuentras material base para quemar, usa kleenex (pañuelos de papel) de los que llevas. Porque has de llevarlos también como parte del kit de emergencias.
-La multiherramienta. Al contrario de lo que os puedan decir, no hace falta gastarse una pasta gansa en adquirir una. Las hay similares a la famosa Leatherman Surge. Yo tengo una Swiss Tech que es igualita. Por 30 euros. Muy cómoda, versátil, de calidad y utilísima. El cuchillo, además, nos sirve de defensa de última instancia pero vamos, si llegáis a ese punto, mejor es salir por patas. Procurad que la que adquiráis tenga herramientas útiles de verdad y adecuadas a vuestro entorno. También llevo una tarjeta multiherramienta para no llamar mucho la atención.
También tengo una navaja suiza Victorinox, la Ranger Grip 79 pero porque me gusta ya que tiene la sierra más grande y me viene muy bien para podar ramas en mis árboles. Ésa me la llevo en la mochila grande o al salir al campo. Es carísima. Vale noventa napos.
-Comida. Soy una persona muy poco melindrosa con la comida. Me puedo comer a un tío por los pies si hace falta. Llevo varias barritas energéticas y caramelos CON azúcar de menta, que despejan bastante, te revitalizan y añaden mucha energía. Muchas veces llevo frutos secos. Este consejo lo habréis oído o leído mucho, también: llevad comida ligera y poco abultada, alta en calorías y que no haga falta agua para cocinarla. No hace falta que compréis geles o cosas raras de deportistas o comida de supervivencia. Esos alimentos que digo hacen lo mismo o mejor, y más barato. Un ser humano puede aguantar en torno a seis semanas sin comer. Tened en cuenta que un niño pequeño o un anciano, no. Tienen más requerimientos de agua y alimento.
Utilidades varias:
-Material pandémico. Mascarillas (dos), un par de guantes de látex, espray desinfectante (me ahorra llevar el betadine). No es que sea «obligatorio» pero me acostumbré a llevarlos desde la pandemia. En caso de emergencia vírica, para no contagiarte de ese tipo que va estornudando a tu lado en el autobús o cuando hay «epidemia» de gripe en la empresa donde trabajas viene estupendo.
–Bolígrafo táctico (puede romper cristales) y lápiz (afilable con el cuchillo), más un pequeño bloc de notas.
–Espray de defensa personal. A ver, es legal en España. Pero no lo puedes llevar a la vista. Las fuerzas del orden son MUY exigentes con eso. Ello conlleva que no vas a poder sacarlo con celeridad en caso de necesidad pero… es lo que hay. Si te quieres arriesgar a la confiscación y multa pues tú mismo. A veces lo llevo en el bolsillo del abrigo pero claro, eso sólo en época de frío. Si lleváis bolsillos laterales en el pantalón podría ser. Podría.
-Un pequeño neceser con peine de plástico pequeño, un miniesprai de colonia y una bandana de tela multiuso; todo ello para complementar con las toallitas. Esto es más para el día a día, para mantenerse pulcro. Como espejo, la cámara del móvil si no hay un cristal o superficie reflectante cerca.
-No suelo llevar nada de juego. ¿Para qué? ¿Para ocupar espacio necesario? En caso de catástrofe no creo que te aburras mucho y necesitas más descansar o estar alerta que distraído. En caso de supervivencia ahí ya sí podría ser. Pero con el móvil basta y sobra para entretenerse, especialmente si tienes energía de sobra.
-Se me olvidaba un último apunte y eso que lo he mencionado varias veces. No lo llevo siempre por no ir con mucho peso pero cuando voy al campo (no a la ciudad o por el pueblo), le añado mediante MOLLE al zurrón, un bolsillo táctico con un kit de supervivencia. Se venden muchos tipos por internet y no son nada caros. Al mío, que es más bien un kit de andar por el campo y trabajar en él, le quité todo lo relacionado con la pesca y le dejé lo típico: el ferrocerio, combustible, brújula-espejo, un par de mosquetones, el cubierto tres en uno, cuerda de paracord, el cuchillo para batoneo, una sierra y una hachuela, más los primeros auxilios de cura y desinfección (tiritas, gasas, tijeras, etc.). Estoy pensando añadirle el tubo filtrador de agua.
.
Mi EDC y sus complementos están situados en la percha en el vestidor de salida, junto al mueble de los zapatos (no usamos zapatos de la calle dentro de casa), con la ropa de salida: abrigos, gorras, paraguas, etc. Antes de salir hago un cálculo de lo que verdaderamente necesito en ese momento y me llevo lo que estime oportuno. Insisto en que no hay necesidad y puede ser contraproducente para la salud el ir cargando a todas partes con una mochila de 45 litros hasta las trancas.
Equilibrio. Cabeza. Ponderación. Racionalidad y ser razonable.
.
III. 1. Luego está el apartado que va más allá del porte diario en una mochila.
-Mi ropa diaria suele ser táctica si voy por la calle o cargo si voy al trabajo o al campo. Toda ella salvo quizás las camisetas. Y sí, existen los calzoncillos tácticos (si existen bragas tácticas no lo sé, la verdad). Aparte, llevo una gorra táctica de visera por la ciudad y una de senderismo de ala redonda en el campo, ésta última con posibilidad de añadirle redecilla por si los insectos (creedme, por aquí hay nidos de avispas por todas partes y te atacan cuando menos te lo esperas). En invierno, añado una balaclava negra táctica elástica, que tiene muchos usos. Pero la de una pieza de tela. Las de tres puntos (ojos y boca libres), no. Causan muy mala impresión al menos aquí en el sur de España porque parece que vas a atracar un banco.
-NUNCA dejaré de hacer hincapié en que la ropa más importante es el calzado. Es la más fundamental. Más que la ropa interior. Puedo cruzarme el Valle del Guadalquivir en pelota picada pero no sin zapatos. Y en caso de emergencia tenéis que tener en cuenta que lo más seguro es que os vayáis a hartar de andar y correr. Desde hace AÑOS que no empleo más calzado fuera de mi casa que el de senderismo en mi día a día, salvo quizás mis zapatos reforzados en las tareas más peligrosas del campo (y mis zapatillas de casa, claro). No uso ni el deportivo. Buscad la marca que más os convenga u os convenza (yo uso Chiruca) pero hacedme caso: lo agradeceréis en comodidad y protección. Hay muchísima polémica y discusión sobre si usar zapatos o botas. Tengo las dos. Yo diría que las botas son más para situaciones en las que tengas que dejar reforzado y protegido el tobillo (por ejemplo, trekking de montaña, terrenos con obstáculos, y cosas así) pero, en líneas generales y otros entornos, prefiero zapatos aunque eso irá en cómo tenga (o sienta) cada uno los tobillos.
-Mi cinturón es también táctico pero admito que eso es un poco exagerado. Cuestan mucho para lo que hacen y pueden llegar a pesar bastante por el tema de las hebillas reforzadas de seguridad.
-Sobre el reloj táctico… a ver cómo lo digo. No soy partidario de llevarlo por varios motivos. Uno, que todo reloj es un estorbo a la hora de trabajar o manipular con las manos (y en el campo, más). Puede ser hasta peligroso. Pero también existe un tema que no sé si es propio y cultural de España o también aplica en más países y es el tema de que los ladrones perciben a quien tenga un reloj como alguien con dinero. Y van a por él. Parece ser que existe la idea entre mucho lumpen de que hoy en día nadie lleva un reloj porque es redundante debido al móvil y caro para lo que hace, así que si alguien lo lleva es porque le sobra la pasta. Ambos motivos son los mismos por los que no llevo anillos ni joyas encima. En mi pueblo eso no sucede porque no tenemos casi delincuencia pero es algo TAN constante en la ciudad que hasta por aquí nos lo planteamos. Otra cuestión es que son artículos terriblemente caros, prácticamente de lujo, para lo que hacen. De hecho, es que salvo tres o cuatro cosas (altímetro, higrómetro, brújula, localizador, y cosas así) es que no está muy claro para qué se puede querer algo semejante. Por lo que cuesta un reloj de esos de los de alta gama te monto un EDC y una mochila de emergencia más que sobrados y funcionales. Y me sobra para irme una semana a la playa en Marbella.
.
III. 2. Bueno, pues como últimos apuntes, señalar que parte del EDC debería estar en tu vehículo personal si es que lo usas. No vas a usarlo por la calle pero convendría que en ese vehículo llevaras, aparte de toda la cuestión obligatoria (documentación, pegatina de la ITV, reflectantes, triángulos y rueda de repuesto), luces de alarma, el gato (la herramienta, no el felino), jerricanes con agua y para transportar combustible y cajita de herramientas, más algunas cosas que serían parte de tu EDC pero aplicado a la máquina o considerándola como parte de tu entorno.
Yo, por ejemplo, tengo mantas tanto normales como antiincendios, un pequeño extintor, anticongelante, un poquito de aceite y detergente para lavar el parabrisas, trapos de limpiado y secado, radio, una muda de ropa, un paraguas (sí, táctico) y una linterna multiuso al lado del conductor de ésas que tienen lúmenes a cascoporro, modalidad estroboscópica, punzón rompecristales y cuchilla cortacinturones. Además, se puede recargar con el sol y es una power bank, también. Normalmente llevaría también un botiquín pero se me ha perdido tantas veces ya con el trasiego que voy a tener que comprarme otro. Este botiquín lo que debe contener, más que medicación, es medidas antihemorragias, antiquemaduras y antiintoxicación por humo.
No llevo cadenas (por aquí no nieva nunca, es la zona más cálida de toda Europa) y el cable de «biberón» con pinzas para conectar baterías se lo dejé a una amiga y no me lo devolvió (de todas formas nunca lo usé, es mejor llamar a la grúa). Pero si podéis llevar todo eso, hacedlo. Yo uso el GPS del móvil, pegado a un imán en el salpicadero.
«¿Todo eso llevas tú en el coche?»
Sí, porque no tengo un simple «coche». Tengo un monovolumen bastante grande. He llegado a llevar frigoríficos en él. Una de las decisiones de preparacionismo que tomé en mi vida fue adquirir vehículos que sirvieran para todo o lo máximo posible. En el monovolumen me caben mi familia, herramientas, plantas, animales, puedo llevar muchas maletas y viajar más lejos que con un turismo, ir de acampada, puedo hacer compras grandes o de objetos de gran volumen, voy muy cómodo en él (soy un tipo muy grande), etc. Y no son vehículos mucho más caros que el típico turismo. Si acaso un todoterreno me gustaría más por aquello de que estaría más preparado para atravesar el entorno rural donde vivimos pero ahí sí que se me iba de precio y no me convencía la configuración volumétrica de muchos de esos todoterrenos para cargar según qué cosas. Sí, se les puede poner remolque pero eso es encarecer más el precio y mayor burocracia.
De todas formas, con el vehículo, una advertencia: tenéis que estar preparados para abandonarlo cuando sea menester. En caso de catástrofe, los vehículos son de las primeras cosas en estropearse, destruirse o perderse. Repetimos aquello de las vidas están por encima de los bienes materiales. Muchas veces no podréis recurrir a ellos para huir porque podrían convertirse en trampas mortales, caso de una inundación o un atasco masivo durante disturbios. Si hay que dejarlo en una cuneta y continuar andando, se hace. Ya nos pelearemos con el seguro y la administración para recuperar algo de dinero pero primero, nuestro pellejo y el de los nuestros.
Y, ahora, pasamos al punto fuerte…
.
IV. La mochila de emergencia.
Vuelvo a insistir en que cada uno tiene sus circunstancias y, por qué no decirlo, ideas acerca de lo que debería ayudar a sobrevivir.
Lo de la mochila de emergencia no tiene por qué ser sólo para 72 horas. Lo que la UE pide es que aguantéis solos 72 horas. Pero, como hemos visto, eso se puede hacer con un zurrón de 8 ó 10 litros que podéis llevar en vuestro día a día.
Desde el punto de vista del preparacionismo, la así llamada «mochila de emergencia» es (o yo entiendo que debería ser) algo más contundente, más serio, más amplio.
.
IV.1. Más que una mochila, debe ser un EQUIPO DE EMERGENCIA que, sumado a los planes de contingencia y al cómo hayáis preparado vuestro entorno, os ayude a sobrevivir lo más y mejor posible. Agarrándolo para salir huyendo si hace falta o, simple y llanamente, para tenerlo todo concentrado y localizado en un punto para su mejor manejo y disponibilidad.
En mi caso es un conjunto de equipo situado en un armario dedicado en exclusiva a mis soluciones preppers, tácticas, mis cosas de acampada, trekking, armas o simplemente material para mi trabajo en un entorno rural.
Sí, tengo una mochila de emergencia que es literalmente eso, una mochila con cosas para resistir un tiempo si sucede una emergencia. A eso en preparacionismo se le llama bugout backpack, es decir, «mochila de salir corriendo». Pero en mi caso es una cosa más preparada que la típica para aguantar 72 horas o para irse al monte a intentar vivir de bushcraft. Es una mochila diseñada para huir hasta la frontera francesa si hiciera falta. Como, por ejemplo, ante una invasión desde el norte de África.
Lo de la mochila de emergencia está muy bien pero en la práctica del día a día, son TANTAS las cosas y TAN diferentes dependiendo del tipo de catástrofe que deberíais llevar ante una posible evacuación rápida que, a efectos prácticos, los que estéis más metidos en el mundillo táctico, seguramente tengáis varios kits diferentes preparados a partir de un cuerpo central (la mochila en sí). Dicho de otro modo: yo tengo preparada una mochila de emergencia (en realidad, tres, una para cada miembro de nuestra familia) preparada y lista para salir pitando suceda lo que suceda, desde un terremoto a una pandemia PERO no vais a poder llevaros TODO lo que necesitéis si es que lo tenéis para afrontar todo tipo de catástrofes.
Un ejemplo: tengo tienda de campaña que uso más que nada para acampar y que vendría estupendamente bien si nos convertimos en refugiados de una guerra. Pero eso no me cabe en la mochila de emergencia. Dependiendo de las prisas y otras circunstancias, me la llevaré… o no. Cargar con la mochila más la tienda y los sacos, nueve litros de agua, etc. etc… puede ser una maldita broma. Quizás convenga o no tenga más remedio que abandonar la tienda si no puedo recurrir a mi vehículo o no me dé tiempo (como en un terremoto).
Una advertencia: dado que somos tres los que vamos a llevar una mochila de emergencia, hay cosas que he duplicado y cosas que he repartido entre la mochila de mi mujer y la mía, tanto para ser lo más independientes posibles en caso de que nos separemos en mitad de una catástrofe como para tener más versatilidad si nos mantenemos juntos.
Segunda advertencia: no duplico con mi EDC porque en caso de emergencia me llevo los dos… el EDC y la mochila de emergencia. Con eso cubro prácticamente la mayoría de mis posibles necesidades.
Tercera advertencia: cada cual con sus circunstancias. La mochila de emergencia de mi hijo pequeño es para ÉL: ropa, juguetes para distraerlo, medicinas infantiles, su neceser infantil, toallas… y alimento infantil y agua a espuertas. Más un localizador mediante internet, sus pocos documentos y una identificación de metal por si se pierde.
.
La «mochila» también me sirve para tener todo centralizado alrededor de un punto. Los que seáis adictos a lo táctico y no me digáis que ninguno lo sois que os conozco como si os hubiera parido entre dolores, seguramente tengáis desperdigado el material de emergencia por toda vuestra vivienda: la mochila debajo de la cama, el cuchillo en el bolso de acampada, el botiquín en el cuarto de baño, la tienda en el altillo y el saco se lo habréis dejado a vuestro hijo cuando se fue al festival de música con los amigos, lo perdió en el coche de un colega y ahora a saber dónde recontracarajos está.
Hay que mantener un orden y saber dónde está cada cosa en cada momento porque si no… es tontería gastarse cien napos en un pedazo de cuchillo de supervivencia para luego salir huyendo por una emergencia y resultó que se te había olvidado que lo sacaste de la mochila para presumirlo delante de tus visitas.
Todo en un sitio concreto o en un lugar más amplio pero centralizado, listo y dispuesto para llevártelo rápido en caso de emergencia o simplemente listo y dispuesto para que puedas escoger QUÉ te llevarás (si es que te da tiempo a escoger).
En mi caso, las cosas están separadas «temáticamente» porque tengo MÁS cosas que hacer con respecto a la supervivencia. El material de acampada está muy próximo pero no todo metido en la mochila. Las cosas de neceser y de viaje con bañador, cremas, mudas y demás están en una bolsa anexa pero aparte porque no me voy a ir al hotel con el mochilón militar (o sí, según vea yo las noticias).
Por no decir que es una enorme ayuda mental el saber a dónde acudir seguro. ¿Que se va la luz? Ya sé que en la mochila hay linternas, cerillas, baterías y demás. ¿Que se va la internet? Ya sé que en la mochila hay una radio. ¿Que se corta el agua y sólo tengo la del pozo? Hay pastillas y tubos potabilizadores en la mochila. ¿Huelga general de veinte días? Comida… en la mochila. Ojo, todo eso en la mochila… o en el armario de la mochila.
¿Lo véis ya de manera clara?
Hay excepciones como las gafas o el material defensivo que más o menos siempre deberías portar encima. Pero, siendo razonables y prácticos, es mejor saber donde tenerlo todo seguro aunque eso implique dar diez pasos más. Buscar por toda la casa van a ser más de diez pasos… y más tiempo.
.
IV.2. Tener muchas cositas, muchos cacharritos tácticos está bien… pero también está bien saber utilizarlos.
Por favor, no os limitéis a comprar el cuchillo o el tarpán y dejarlos arrumbiados en la mochila. Molestaos en aprender a usarlos porque si no… es pa’ ná o, como mucho, cuando os hayáis enterado de cómo funcionan, los zombis ya estarán entrando con cuchillo y tenedor en mano y servilleta al cuello por la puerta de tu tienda de campaña (que no estará ni montada sino mal puesta sobre cuatro palos).
Yo sé que son muchas las cosas que deberíais tener en mente y estudiar a lo largo de vuestra vida pero cosas como:
-Primeros auxilios (especialmente las técnicas de reanimación, saber poner un torniquete, hacer un cabestrillo, etc.).
-Defensa personal.
-Supervivencia a lo boy scout (saber cortar leña y encontrar agua, encender un fuego, guiarse con brújula…).
-Un poquito de agricultura u horticultura (saber qué plantas se pueden comer, cocinar con el mínimo, qué usos tienen los diferentes vegetales, etc.).
Pues no vendrían mal y el saber no debería ocupar lugar.
Insisto en que no hace falta ser un ranger o un maquis. Lo básico. Y que te vendrá bastante bien en tu vida. Tómatelo como un hobby práctico. Que saber hacer bailecitos de Tik Tok no te va a servir de mucho para encontrar agua en el monte.
.
IV.3. ¿Qué tiene mi equipo de emergencia?
IV.3.1. Primero os voy a describir lo que NO está en mi mochila porque no cabe. Material de acampada:
-Tienda de campaña. La mía es una pop up de tres personas. «Paso» de tener que montar una tienda en dos minutos en mita de un temporal. Se tira al suelo y que se monte sola. Para mí vale eso más que muchas cosas.
-Sacos de dormir (2).
-Esterillas con inflable y con almohada (2).
-Toldo de suelo multiusos, impermeable y resistente a las rasgaduras.
Lo tengo pero no lo uso (pesa un huevo):
-Hornillo de gas.
Cosas que consideraríais imprescindibles para acampar como el hacha, el ferrocerio, etc., ya van en la mochila o en el EDC.
.
IV.3.2. Armas.
Lo vuelvo a repetir: este tema es MUY polémico en Europa así que lo dejo claro… Dispongo de armas de fuego pero NO las incluyo en el material de emergencia porque no están reconocidas legalmente para autodefensa y, la verdad, no me gusta promocionar las armas. Son una herramienta de perturbación social muy muy elevada.
Mi defensa depende, principalmente, de los esprais de defensa personal (uno mi mujer, otro yo) y las diferentes herramientas que puedan hacer las veces de arma en un momento dado: dos cuchillos tácticos o de supervivencia, el hacha (Isabel) y el machete de supervivencia (yo).
.
IV.3.3. Material de viaje y/o de aseo personal.
Lo tenemos separado de la mochila por varios motivos: porque para viajar de turismo lo hacemos con una mochila de viaje, con las cosas necesarias para ello, no de supervivencia y porque si bien vienen bien en caso de emergencia NO es un material imprescindible y pesa y ocupa un espacio que podría ser dedicado a mejores cosas, así que lo tenemos al margen por si decidimos a última hora aligerar no llevándonoslo.
-Muda de ropa.
-Bañador.
-Gafas de bucear.
-Neceser (cada uno el suyo): crema hidratante solar, cepillo abatible y tubito de crema, peine, tijera de pelo, cortauñas y lima), gorro de ducha y dos toallas (larga y corta) de esas superencogibles que ocupan muy poquito espacio.
-Chanclas.
-Crema ahuyentainsectos.
-En mi caso: jabón-champú y navaja de afeitar con correa de cuero (sí, son muy buenas para supervivencia).
La colonia ya la tengo en el EDC. Como papel higiénico también emplearía los kleenex o las toallitas del EDC. O las hojas de árboles de especies no irritantes.
.
IV.4. Mi mochila de emergencia en sí.
No hace falta que os compréis la más cara pero sí que os aconsejo que en vez de una mochila escolar, de ésas urbanas para llevar el ordenador o incluso mejor que una mochila de acampada, es que adquiráis una mochila táctica militar o una de las que se llaman de survival/bugging out (se diferencian poco: las segundas son más amplias y están diseñadas para gente que va a andar muchísimo tiempo, a costa quizás de ser menos resistentes y más caras). Son muy cómodas, ligerísimas y resistentes al máximo, especialmente la de 900D paracord para arriba. Tienen muchos bolsillos y subdivisiones que os vendrán al pelo y con el sistema MOLLE podréis ir agregándoles bolsillos y bolsas para poder ir actualizándola o mejorándola. Y no son muy caras. Por aquí se han popularizado mucho entre los jóvenes y deportistas.

Mi consejo es que si las compráis, que no sean en colores camo sino negros o grises. Si es de más de 50 litros de capacidad os vais a dejar los huesos hechos fondue cargando con ella si la llenáis.
Como podréis comprobar a continuación, hay muchas cosas que cualquier prepper consideraría vitales (multiherramienta, linterna, etc.) pero que no aparecen aquí por la sencilla razón de que yo las incluyo en mi EDC, el cual voy a llevar, insisto, conjuntamente con mi mochila. Por favor, leéoslo más arriba para que no os extrañe.
No es una lista exhaustiva y está diseñada para nuestras circunstancias, tened en cuenta que es un ejemplo y diseñad vosotros vuestro propio equipo de emergencia:
-Ferrocerio.
-Encendedor solar parabólico. Las cerillas (y las velas) las quité, resultaron ser muy peligrosas pero vosotros incluidlas si lo creéis conveniente. Las velas son las grandes causantes de esos incendios que suceden y que matan más gente durante los apagones de luz.
-También tengo un mechero de gas normal. Pesa poco.
-Bolsas de basura de las de cien litros (sirven para todo, más aún si las combinas con la cinta americana, son un must de la supervievencia barata).
-Cinta americana (un rollo).
-Un paquete de 100 bridas.
-Tarpán (3×3 m) con cuerdas y piquetas.
-Placa solar portátil (para todos nuestros aparatos electrónicos). A ver, tengo una estación de energía desde la pandemia que la complementa muy bien pero eso es para la casa. Pesa y ocupa muchísimo para llevársela.
-Otra radio – linterna de luz amplia – batería power bank – de carga solar, pilas y con manivela. Ésta es más potente, de 40.000 mAh. Ahora que lo pienso, Isabel tiene una linterna frontal. Me tengo que hacer con una.
–Botiquín de primeros auxilios: gasas, tiritas, vendajes, tijeras quirúrgicas, pinzas, esparadrapo, hilo, aguja y stitch de puntos, guantes, termómetro, hielo seco, material para ayudar a respirar, cabestrillos, compieds antiampollas, etc. Las medicinas y el desinfectante van en el EDC. Estoy pensando en añadir betadine.
-Torniquete israelí. Aprended a usarlo. Salva vidas. Y miembros.
-Barra de jabón multiusos.
-5 mantas térmicas. Sirven para todo: taparse, abrigarse, hacer un refugio improvisado, vestirse como un poncho, etc.
-Machete de supervivencia. El mío incluye lado serrador.
-Cuchillo de supervivencia. Para manejo leve de la madera o para batoneo.
-Dos cuerdas de 10 m paracord.
-Navaja suiza multiusos (Ranger Grip 79 M).
-Brújula.
-Silbato y espejo de emergencia.
-Bidón (vacío) de ocho litros con grifo. Plegable.
-Tubo potabilizador de agua.
-Bote con pastillas potabilizadoras.
-Cantidades de comida (barritas y frutos secos). Yo no escojo latas. Pesan muchísimo. Pero si queréis proteínas, las conservas están bien.
-Juego de botes/ollas sellables para cocinar. Es muy pequeño. Puede hacer las veces de hervidor de agua, para hacer infusiones o simplemente, para beber.
-Cubierto de uso múltiple (cuchillo, cuchara, tenedor). Tengo otro en el EDC, éste es para el niño.
-Hornillo mini flexible de acero para quemar leña.
-3 paquetes de 5 pilas.
-Un saco de dormir de emergencia. Sí, sé que puede parecer redudante porque YA llevo uno en el material de acampada pero éste es reflectante, superligero y de reducido empacamiento y vendría a añadir una capa extra ante el frío o por si acaso no puedo llevarme el de acampada, que está aparte.
18 kilogramos.
Más cosas.
-Bidón con agua (ocho litros). Éste siempre lleno, al lado de la mochila.
-Es preferible salir con ropa de frío porque puedes quitarte si hace calor pero si hace frío, es más difícil «poner». En mi caso van incluidas gorra, guantes, gafas solares y balaclava (nada de bufandas, como las corbatas, son peligrosas). Todo táctico. Mi recomendación, insisto, es ropa de calidad táctica y uso múltiple: sudaderas con capucha, camisetas térmicas, pantalones militares, calzado de trekking, etc. Con muchos bolsillos y colores neutros (negros, grises u ocres).
-Normalmente incluiría un mapa de la zona y de España pero es que me conozco tan bien la geografía de la península ibérica (es bueno haber viajado y estudiado tanto) que no merece la pena. Vosotros metedlo, que a fin de cuentas es papel y es algo que podréis quemar en un momento de apuro. Mira, lo mismo hasta me hago con uno.
-Hay cosas que me faltan pero porque no me las llevaría en caso de cualquier catástrofe: personalmente incluiría una barra pata de cabra y una pala en caso de terremoto y una máscara filtradora de aire en caso de pandemia y quizás de desastre nuclear. Pero, en fin, poco a poco. Hay otra cosa que me falta: la radio para comunicarse con los tuyos. Es un tema muy técnico que desconozco y sé que muchos preppers hacen hincapié en él pero como de todo no se puede saber, hasta que no me informe y me forme no puedo añadir más que hagáis lo propio. Ya he empezado. Cuando tenga info en firme, la añadiré aquí.
.
-Revisad vuestro equipo una vez al mes (más o menos, cuando podáis pero que sea algo razonable y regular), y aprovechad para consumir lo próximo a caducar, reponer lo gastado e informaros y actualizaros por si podéis cambiar o añadir algo a vuestro equipo.
-Recordad: si no sabéis que llevaros, llevaos lo que siempre utilicéis en vuestro bolso de salida frecuente, más comida y AGUA.
Y NUNCA, nunca, jamás de los jamases, salgáis de casa, con o sin emergencias… sin CABEZA.
Espero haber sido de ayuda. Hasta la próxima.














Debe estar conectado para enviar un comentario.