Buenos días.
Voy a tratar nuestra experiencia con el llamado Gran Apagón Ibérico de 2025.
A las 12:33 del 28 de abril notamos de golpe que cayó la electricidad (NO saltaron los fusibles, primera señal grave) y a los minutos nos dimos cuenta de que la cosa era más seria de lo normal porque no funcionaban los teléfonos y los últimos whatsapps que nos llegaban eran de familiares en otras provincias diciendo que había caído la luz.
En la España peninsular (las islas no se vieron afectadas y de Portugal desconozco la cronología) se recuperaron las primeras zonas en pocas horas pero a nosotros nos ha durado diecisiete horas exactas.
Lo admito: nos ha pillado magníficamente preparados. Tenía las tres mochilas de emergencias listas y en el colegio pusieron el protocolo de emergencia en el acto. Isabel se trajo al niño, pasó por el súper para aprovisionamiento… y a casa. Lo peor: estar incomunicados en el sentido de nosotros no poder saber de nuestras familias. Pero la recomendación de la Unión Europea de tener radios, maravillosa.
Magnífica preparación de Radio Nacional de España. Profesionales como la copa de un pino: información tranquila, técnica, sin aspavientos, y continua. De hecho, dejamos la radio encendida todo el tiempo. Ahí nos enteramos de todo lo que había que saber (o se podía saber).
Isabel bajó los fusibles para evitar un pico a la vuelta de la luz. Yo saqué las mochilas y empecé a repartir elementos: cacharrería con placas solares, linternas por cada habitación y la mía, al pecho para liberar las manos. Y las baterías, dispuestas por si se agotaban los móviles y linternas (no hicieron falta).
La verdad, no sé los demás pero nosotros nos lo tomamos con mucha calma, casi festiva. Salí a interesarme por los vecinos, y como todos estaban bien (es una urbanización rural, todos aprovisionados)… pues me volví a casa y me puse a preparar una tarde noche de juegos de mesa a la luz de las linternas que es lo que mis padres hacían con mi hermana y conmigo en estos casos.
Y nos marcamos la aventura de El Bastión del Terror de HeroQuest. Para terror, el que me dio el niño que quería participar y enviaba los dados a Fernando Poo cada vez que los lanzaba. Muy muy buena partida por parte de Isabel María Guzmán una vez más.
Y ya sabiendo que le quedaba poco para volver (los tiempos que se fueron dando por RNE se cumplían) nos fuimos a dormir. Hoy, un día absolutamente normal. Tan normal que el niño ha ido al zoológico de excursión con su clase.
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Y, ahora, el apagón en sí. El post lo divido en dos partes:
1. El origen del apagón.
2. La reacción social.
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1. No se sabe cómo se ha producido el apagón, el único de la historia de los países ibéricos de «cero total». Lo único seguro es que durante cinco segundos desaparecieron 15 gigawatios de la potencia de España y Portugal (por comparar, las cinco centrales nucleares que hay en España tienen una potencia instalada de 7,4 GW), por lo que el colapso desencadenó la desconexión del sistema eléctrico español del europeo, que se basa en una interconexión con Francia. Obviamente, para recuperarlo eso no se puede hacer del tirón tiene que ir paulatinamente y por zonas. Para primera hora de la tarde, el 87% del suministro estaba reconstituido. Fuente.
No se sabe qué ha causado esa desaparición repentina de energía y como el apagón de la isla de La Gomera se espera que no se sepa con certeza hasta dentro de unos meses porque los técnicos tienen que revisar (trabajo de chinos) TODA la red buscando los picos de oscilación hasta dar con el punto de origen y ahí, ver qué lo pudo causar.
El apagón ha sido absolutamente excepcional, una cosa muy muy baja en probabilidad. Pero la cuestión es ésta: los apagones de «cero absoluto» si bien se producen mucho menos que en países más acostumbrados a sufrirlos como los latinoamericanos (para nosotros es el primero) son mucho más posibles que sucedan que en Europa. Y eso, ¿por qué es? Porque España y Portugal (la península ibérica) es lo que se llama «una isla de red eléctrica» desde los tiempos de las dictaduras aliadas de ambos países. Están interconectados entre ambos pero muy poco con otros países europeos (por tradición de independencia nuestra y por temor a nuestra competencia comercial por parte de otros países europeos, Francia principalmente). Cuando se produce un desajuste como el vivido no se puede «nivelar» con el resto de la producción europea. Es un poco antiintuitivo. Mucha gente cree que es mejor aislar zonas y hacerlas autosuficientes en red eléctrica (España produce una barbaridad de energía, tiene mucho excedente) pero lo cierto es que como el caso de Ucrania ha mostrado (estaba aislada y los bombardeos rusos la dejaron sin producción, se conectó a la red europea y sobrelleva su escasez de energía), lo mejor es estar todos unidos en una megared que pueda hacer frente a los altibajos mientras los técnicos solucionan los problemas.
«El apagón ibérico obliga a revisar los sistemas de seguridad y a acelerar los trabajos de interconexión con Francia a través del golfo de Bizkaia, la primera interconexión submarina entre los dos países que debe aumentar la capacidad de intercambio desde 2.800 MW hasta 5.000 MW. […] En el mejor de los casos, quedan tres años hasta reforzar las conexiones con Europa. Mientras tanto, el sistema eléctrico ibérico seguirá conectado en precario. Una tentación para interesados en tantear catástrofes».
Fuente: Santiago Carcar para El País.
Por recomendación de las autoridades no voy a darme a los bulos ni a especular pero mi apuesta personal (debido a unas cosillas que hemos visto en Andalucía antes del apagón) es que la causa ha sido humana… y ahí lo voy a dejar porque puedo estar equivocado.
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2. La reacción social ha sido del diez. Magnífica. Nos lo hemos tomado como un «simulacro real», un ensayo gigantesco.
2.1. Ni un muerto*, ni un disturbio ni un incidente de heridos graves… Nada. Yo, de verdad, es para quitarse el sombrero ante el civismo de mi pueblo. No creía que estuviéramos tan preparados ni concienciados, de corazón lo digo. En EEUU o según qué otros países con apagones como éstos, ya habrían saqueado los supermercados siete veces en menos de un día. Sí se ha notado algo de miedo social en que la gente ha comprado de más pero tampoco ha sido un pánico. En nuestra gasolinera nos aseguraban que no iba a faltar el suministro de combustible porque simple y llanamente, no dependía de la electricidad.
*Directo, indirectos ha habido cinco por causas como inhalar dióxido de carbono de los generadores y algún incendio por usar las velas.
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2.2. Ya sé que soy muy «pesao» alabando el esfuerzo de las fuerzas del orden, de la Sanidad (¡los hospitales se han mantenido funcionando y con una semana de reserva en sus grupos electrógenos!) y de Emergencias pero es que, de verdad… vosotros mismos podéis comprobarlo. Son la joya de la corona de nuestro sistema de Seguridad Social. Qué diferencia entre los políticos y los funcionarios. Sí, lo digo: impuestos bien empleados. El que no quiera pagarlos, que se vaya a Tomarporculolandia. Aquí se pagan y, en líneas generales, funcionan bien. Ahí está el resultado (come mierda, Milei).

2.3. La capacidad de improvisación hispánica siempre sale a relucir en estos momentos. Siempre se ha dicho que es nuestro superpoder étnico. La hostelería, turismo y mercados han mantenido el tipo, se han habilitado todo tipo de centros públicos y estaciones para que los viajeros pasaran la noche y por no fallar no ha fallado ni la Bolsa.
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2.3. Lo peor: los transportes, especialmente los aeropuertos y los ascensores. No ha habido que lamentar mucho pero hay que reconocer que eso hay que trabajarlo más. El apagón ha venido bien para ver que necesitamos más alternativas de movilidad.


2.4. ¿TENÍA O NO RAZÓN LA UNIÓN EUROPEA AL RECOMENDAR LA MOCHILA DE EMERGENCIA? Anda que si por los conspiranoicos fuera estábamos más muertos que el punk.
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En resumen: una MUY buena respuesta social e institucional a un apagón de unas dimensiones que habría arrasado países enteros. Personalmente estoy muy muy orgulloso.
Ahora, a investigar para evitar que vuelva a suceder.
Un abrazo y gracias a los que se han preocupado por saber de nosotros.
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Fotograma en la imagen de cabecera: El barrio de la Concepción (Madrid), este lunes durante el apagón. CLAUDIO ÁLVAREZ para El País.

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