Puntualizaciones a mi entrevista en Diálogos Podcast 152 con Matt Suárez. ¿Es mi obligación criticar al wokismo y al feminismo radical?



El pasado 18 de mayo Matt Suárez Holze, otro activista escéptico, al que conozco de los tiempos de Zeitgeist contrastado, tuvo a bien invitarme a su programa Diálogos Podcast (el número 152) y estuvimos tratando brevemente pues eso: algunos temas todos relacionados con el escepticismo, la economía, la situación política y social mundial, etc.


Lo primero es agradecerle a Matt el detalle de haberme invitado. No soy muy popular a la hora de ser invitado. Ya se me conoce y el que me sigue sabe que la voy a acabar liando porque empleo un tono y un lenguaje que… no es del agrado de la mayoría de los medios. La verdad es que fue una charla muy cómoda, muy distendida. Yo sólo conocía las entrevistas a Milei (me encantó) y a Santiago Armesilla. Matt y su equipo han logrado traer a un elenco de invitados de todos los palos ideológicos (ha sido muy valiente; hay algunos invitados a los que yo, directamente, habría mandado a la mierda por ser magufos de mala calaña) y son documentos audiovisuales muy muy interesantes, con un contenido que, me van a perdonar lo que voy a decir, importa y no abunda ya en esta era nuestra de las redes sociales.

A raíz de esta entrevista he recibido mucho feedback. Sorprendentemente, la mayoría ha sido positivo; suelo recibir más amenazas y menosprecios que agradecimientos o simple complemento informativo (que es lo que verdaderamente me gusta de la retroalimentación). Parece ser que la gente me percibe mejor si me ve físicamente. Curioso. Lo tendré en cuenta.

Voy a comentar UNO de los puntos que hemos tratado (y por el que más me han criticado), para explicarme mejor de cara a mis lectores y expandir la información. Lo vuelvo a decir: el problema del formato audiovisual es que es muy cómodo pero es muy malo para la completitud y la revisión/recomprobación, y el inmediatismo causa que se pierda muchísima información. Soy de los que consideran especialmente nefasto el formato audiovisual para el debate. El debate debe realizarse a golpe de artículos y papers; hablando siempre se pueden cometer errores. Hay que ser muuuuy buen debatidor y comunicólogo para no cagarla en un momento u otro. Los magufos prefieren mucho más este formato por eso mismo (y por más cosas).

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Sobre la crítica escéptica al wokismo muy especialmente al feminismo radical.

Esto es sobre lo que más me han escrito. Me ha sorprendido, de hecho. No es un tema que entre en ninguna de mis especialidades académicas y me ha llamado poderosamente la atención que haya tanta gente que quiere que sea YO el que critique esas dos cuestiones siguiendo el formato de debunking. Y a mayor abundamiento, me he encontrado muchísimas veces por internet que se me acusa (falsamente) de que el hecho de que yo no critique el wokismo y el feminismo… haciendo voltereta argumental con triple rizo vuelta atrás… eso ya desacredita todo mi trabajo como debunker o divulgador escéptico.

1. Vamos a ver, hijos de puta, con la falacia ad aúnnohascriticadoestumoaquellum. Que yo no me haya dedicado a criticar al feminismo radical eso no desacredita en NADA mi labor desmontando las mentiras de Zeitgeist o la escuela austríaca. Son temas independientes. ¿Entiendes, subormal de carrito? Tampoco he criticado a la dictadura birmana y no por eso es menos contundente mi crítica al Proyecto Venus.

2. No debería ni decir esto porque es básico. De sentido común. ¿Tengo que ser yo el que critique toda magufada existente? ¿Yo tengo esa responsabilidad? ¿Desde cuándo? ¿Quién me paga por ello? ¿Por qué no lo haces tú? ¿Tú tienes tiempo para todo? Pues te aseguro que yo, que soy padre primerizo, inversor, trabajador, hortelano y activista, tampoco.

3. Tenéis la recontraputa y feísima manía como lectores, consumidores o simple y llanos interesados en cualquier tema de NO acudir de primeras a los especialistas académicas del área a la que competen esos intereses y creer que existen personas que saben de todo. Seguro que si se os rompe una tubería en casa no llamáis al psicólogo, no.

3.a. Los “todólogos” no existen. El que os diga lo contrario, miente. Nadie sabe de todo y ni tan siquiera se puede saber mucho de muchos temas. El conocimiento académico y técnico está hoy en día superespecializado. Hay por ahí fuera algún luchador escéptico que se las da de poder meterse en todos los fregados como Mauricio José Schwarz (al que, por cierto, ambos mencionamos como el intratable que es en la entrevista) y luego pasa lo que pasa: que sabe comunicar pero no tiene ni puta idea de lo que está hablando. Desde cagarla en Física nuclear a creerse la magufada de que Marco Polo no existió o confundir libertarians con izquierdistas.

3.b. Vamos a ver, señores. Que soy economista. ¿¿¿YO QUÉ COÑO SÉ DE MOVIMIENTOS SOCIALES COMO EL FEMINISMO??? ¿Tú te crees que estudiamos eso en la facultad? En Marketing sí estudiamos, por ejemplo, el papel específico de la mujer en la Economía como consumidora pero no estudiamos el feminismo como movimiento social como no estudiamos el género musical Punk de los años ochenta. Hacedme el maldito favor de acudir a quien debéis: a un sociólogo o quizás a especialistas de otras áreas próximas que se hayan especializado en seguir ese movimiento social tales como Ciencias Políticas.

De hecho, Isabel al ver la entrevista me llamó la atención sobre que yo mencionaba al «feminismo de los pelos de colores” como perteneciente a la llamada “Tercera Ola del feminismo” y resulta que no, que ése es el de los años noventa y el de la Cuarta es de la segunda década del siglo XXI. ¿Ves lo que pasa de actuar de oídas y de haber leído cuatro artículos pelaos por ahí? Que te acabas equivocando.

“Bueno, pero podrías informarte y luego criticarlo para nosotros, ¿no? O, mejor, te traes a alguien que sepa y nos los expones como hiciste con el Proyecto Venus”.

Como poder, podría pero:

1. A mí nadie me paga por ese esfuerzo. Ni a los expertos que traiga.

2. Es un tema que no es de mi interés particular. Sí, yo tengo áreas de interés y gustos personales. Para mí es más importante y divertido jugar una partida de HeroQuest con mis amigos o montar un mecano con mi hijo que debunkear académicamente el feminismo de Cuarta Ola. Es algo que a mí me parece aburridísimo (es como debunkear cosas fáciles, como la existencia de los reptilianos o la creencia en que la Tierra es plana) y, si bien estoy en contra de muchas de sus afirmaciones, hipótesis y creencias, considero también…

3. Que es un debate al que se le da una importancia artificial. Sobredimensionada. Para mí hay temas muchíííííííísimo más importantes y que nos afectan directamente como, por ejemplo, los relacionados con la economía. Me he tirado años de pancarta y sindicalismo para pelear por más y mejores condiciones laborales como para que ahora me vengan los dos bandos a decirme que no, que lo importante es el lenguaje inclusivo o combatir el lenguaje inclusivo. “Irse a la mierda”, hombre ya.

La importancia de ese debate está «inflada» adrede tanto por partidarios como, muy importante, por OPONENTES. A ver si logro explicarme para que me entiendan todos.

Por un lado, los partidarios del llamado popularmente por internet “wokismo” dentro del cual se encuadra este “feminismo radical de Cuarta Ola”, están secuestrando el debate proponiendo placebos de Justicia Social. Si mi abuelo el que tuvo que correr delante de los “grises” de Franco para luchar por la democracia te viera en qué pierdes el tiempo, te daba de hostias: cuestiones como el lenguaje inclusivo, el cambiar los semáforos para poner a la niña por delante del niño en la señal luminosa de “paso”, el activismo vegetariano hasta el punto de darle pienso vegetal a los gatos y cosas así son… lo digo claro: gilipolleces que DISTRAEN del debate de temas que… sí, lo siento, tengo que decirlo, son más importantes en lo concernientes al devenir del ser humano. “Hombre, se puede pelear por todas las causas”. Pues NO, lo poco importante estorba a lo importante. Si algo te enseña la Economía (y la Física) es que el tiempo y la energía están limitados. Incluso en la naturaleza, se da a nivel biológico la búsqueda en la eficiencia en el uso de recursos. Si yo tengo un presupuesto semanal de 40 horas semanales para activismo social TE GARANTIZO que no es lo mismo (y se nota a nivel político y está demostrado académicamente en cuanto a participación sindical) que emplees el 40% de ese tiempo en defender hipótesis woke que si emplearas el total en cuestiones como, por ejemplo, la participación sindical, vecinal o en asociaciones de consumidores. Un ejemplo que hemos citado en la entrevista Matt y yo es… que nos vamos a matar como especie por el Cambio climático y aquí está la peña, mientras tanto, discutiendo sobre si hay demasiados no-blancos en las series de Netflix, Disney o Hollywood. Si no te gusta que haya «tanto negro» en las películas de Hollywood o plataformas de streaming, no las veas, no consumas sus productos; mira tú qué drama. Economía: no hay mayor daño que hacerle perder dinero a alguien.

En su momento fue muy criticada en las redes sociales la presencia de personajes de color en la nueva serie basada en El Señor de los Anillos de J. R. R. Tolkien Los Anillos del Poder, realizada para la plataforma de streaming Amazon Prime. Los alt-righters hicieron prácticamente bandera de ello como ejemplo de inclusión forzada y «wokismo». Derechos de las imágenes en el último enlace.



Sí, lo siento pero lo tengo que decir: hay debates y cuestiones que son, empíricamente demostrables y ponderables COMO MÁS IMPORTANTES QUE OTRAS.

Dicho eso, ahora le toca a los oponentes al «wokismo» (sí, a mí me parece mucho más interesante la crítica a los oponentes del wokismo que a la estupidez del wokismo en sí; se explican muchas cosas actuales). Y también se la van a llevar porque son los principales responsables de haber “hinchado” el debate, de sobredimensionarlo para sus intereses. Hasta el punto en que se ha desarrollado una auténtica industria de gurúes e influencers que le deben su fama prácticamente en exclusiva a criticar lo woke, más concretamente, el feminismo. Eso se enmarca en lo que los economistas llamamos attention economy (la economía de la atención; una forma de gestión de la economía basada en la atención del ser humano, que se considera un recurso, un bien comercializable).

El youtuber e influencer mejicano Luis Castilleja, más conocido como El Temach es uno de los gurúes más conocidos en la hispanoesfera que «vive» de crear contenido antiwoke pero centrándose sobre todo en criticar el feminismo y dar su «particular» visión sobre… lo que son y cómo actúan las mujeres (y cómo deberían actuar los hombres hacia ellas), con un lenguaje muy misógino. Sus seguidores (varones, obviamente) le adoran y valoran mucho su actitud «sin complejos» pero ha recibido varias denuncias por usar lenguaje con incitación al odio. Fuente de la imagen: infobae.


Vamos a dejarlo claro: si yo me pongo a tratar temas de Economía con Matemáticas, se me aburre el personal porque pocos pueden seguirme el paso. Ahora… me pongo a criticar el feminismo de las gordas con el pelo de los sobacos pintados de colores y que se la pasan gritando: “¡Machete al machote!” y me llueven los likes, las interacciones, las “funas”… y los clicks. Las visitas. La atención. Los oponentes de lo woke lo hacen adrede: sobredimensionan la cantidad y la importancia de sus adversarios para así “darse bombo”. Obtienen atención y visitas a sus webs, acceso a los medios, ensanchan su base electoral, venden libros, etc. Por decirlo de una forma que se pueda entender: de la misma forma que muchos si no la inmensa mayoría de los debates clave del wokismo son gilipolleces, también es una gilipollez la importancia que se le dan desde el otro lado. Os garantizo, alt-righters y populistas de derechas, etnonacionalistas y demás ralea que el mundo NO va a ser destruido por el wokismo. Lo será por el Cambio climático o por una guerra nuclear pero no lo será porque pongamos más de un cuarto de baño para diferentes géneros. Si los woke están tanto tiempo presentes es, precisamente, porque vosotros aumentáis artificialmente su número e importancia. Los woke son ruidosos, ciertamente, pero no son tantos ni tienen tantísima importancia político-social como queréis hacer ver. La tienen. Pero no tanta. No hay una conspiración tras las sombras para hacernos a todos gays vegetarianos ateos musulmanes con la piel marrón de mezclar etnias.

“Pues a mí me lo parece”. Pues eso mismo: te lo parece pero no lo es, te equivocas, estás confundiendo evolución o movimiento social con conspiración. También le parecían a los americanos WASP de principios del siglo XX que había una conspiración para “volver católicos” a los EEUU con tantísimo inmigrante italiano e irlandés que estaba entrando en el país. Je, y mira ahora. Ahora todos son “hermanos blancos”, unidos por los mismos intereses contra la conspiración… “-A ver, ¿qué toca ahora? ¿Judeomasónica comunista? -Nah, esa está muy vista, vamos a echarle la culpa al Movimiento LGTBI+ y al feminismo. -¡Mola!”

Esto es lo que les gusta criticar a los contrarios al wokismo. Es fácil y divertido.


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Pero siguiendo con el tema del feminismo. No escurráis el bulto que sé lo que estáis haciendo aprovechando el ruido, machistas de mierda. Con el cuento de que el feminismo de Cuarta Ola es una mierda anticientífica… ya aprovecháis para meter cuña y decir que TODO el feminismo es malo, nocivo, falso, etc. Y una mierda. El feminismo hizo, hace y hará falta en nuestra sociedad. Estoy de acuerdo en que defender los intereses de las mujeres se hace muchísimo mejor desde el feminismo clásico de toda la vida, el de la búsqueda de la igualdad de condiciones con el hombre pero de ahí a decir que “no, hay que abolir todo el feminismo”, un cojón de pato, criptofacha, que eres un criptofacha. Las mujeres tienen que poder votar, tienen que poder tener propiedades privadas a su nombre, trabajar, participar de las instituciones, etc.

“Pues ¿por qué no hay mujeres albañilas y soldadas? ¿No quieren igualdad?” “Ya es hora de terminar con la discriminación positiva”.

Vale, se puede discutir y debatir.

“Y que se dejen follar”.

No.

“José María, es que me cuesta mucho ligar/conseguir pareja y de eso tiene la culpa el feminismo”.

Eso no es así.

Y a esto es a lo que me vengo a referir con que no me da la gana de tratar el tema del wokismo porque al final acabaré enredándome en cuestiones que no tienen nada que ver con una visión científica o tan siquiera académica y divulgativa del asunto. Pongo el tema del “dolor de huevos” como ejemplo porque quizás sea el máximo que puedo poner sobre la mesa de debate de por qué hay tanto odio y tanta “grieta” en las sociedades humanas actuales (hay más: la mala marcha de la economía mundial, el acceso a la vivienda, el reparto de la riqueza, etc., pero creo que éste es más ilustrativo como ejemplo).

Cuando uno se mete que ni tan siquiera a tratar por encima el tema del wokismo, salta enseguida que unos y otros pero especialmente sus críticos, son gente muuuuuy resentida con el mundo, gente que cree que le va mal por culpa de otros, muy especialmente movimientos sociales creados en exclusiva para fastidiarles a ellos. De hecho, a eso me he referido en la entrevista. No falla que la inmensa mayoría de críticos del feminismo radical de Cuarta Ola sean hombres que o tienen serias dificultades para relacionarse con mujeres o han tenido muchos problemas con ellas o, directamente, que no logran follar, vamos. No es ningún secreto ni tan siquiera en el mundo académico que las filas de los populistas de derechas del tipo Bolsonaro, Salvini, Trump, Milei, etc., se nutren y bien nutridas de resentidos con las mujeres (con razón o sin ella) como, por ejemplo, los incels, los MGTOW, divorciados, solterones, cuando no directamente misóginos, nihilistas, misántropos y, lo voy a dejar claro: desechos sociales y/o con problemas mentales. Perdón por ser tan directo pero no me sobran ni el tiempo ni la empatía.

Toda esta gente constituye un caldo de cultivo idóneo para el odio al feminismo (a la mujer, vamos). Pero lo que quiero reseñar es que todo este grupo social, que es más numeroso de lo que se cree el lector (ahí están las victorias electorales por todo el mundo en los últimos tiempos de sus candidatos preferidos), empezó comunicándose en las redes sociales a finales de los noventa (p. e., en sitios marginales como 4chan), y se fue retroalimentando con otros movimientos radicales similares generando un discurso justificador de sus ideas que justificaba a su vez su situación… PERSONAL.

Cuando tratas con ellos notas enseguida que la inmensa mayoría cree a pies juntillas que hay como una especie de conspiración (ojo, institucionalizada) o intención general sociopolítica para que las mujeres no les presten atención, para acabar sometidos por debajo de ellas, para acabar como ciudadanos de segunda, para que ellos no follen o no tengan pareja, en suma. Para ellos todo cuadra en sus mentes: hay muchas variantes sobre una conspiración para que la mujer, al ser libre, se vuelva egoísta e interesada, no se reproduzca, conduciendo a la extinción de su “raza”/la especie humana/la familia y la tradición, los valores que ellos defienden, etc.; hay muchas más variantes y lo cierto es que cada subgrupo tiene sus propias creencias e hipótesis. A todos les une que se sienten agraviados por el nuevo papel de la mujer, focalizándolo en la existencia del feminismo porque creen ver que fue a partir de éste, que todo LES fue cuesta abajo… a ellos (cuando no es cierto para el grupo social mayoritario o, al menos, eso indican los datos macro).

Y ésa es la otra gran razón por la cual me resisto a tratar el tema como divulgador escéptico científico. Porque no les voy a convencer. Son situaciones PERSONALES que confunden con conspiraciones en lugar de ver que son simple y llanamente, evolución social. Como digo en la entrevista: “yo, como Estado, no te puedo dar una pareja”. Eso, sencillamente, depende del individuo y de sus circunstancias. “Es que mi padre encontró a su pareja, mi madre, y se casaron y ya está, ¿por qué yo no?” Pues porque la sociedad cambia, igual que a tu abuela le hicieron casarse con tu abuelo sin que ella pudiera decir ni mu y no hablemos de tu bisabuela a la que secuestraron para violarla y así obligarla a casarse o que casaron con trece años con tu bisabuelo de cuarenta (“¿y qué hay de malo en eso, jurjurjur?” En que estás enfermo, hijo de puta).

Es cierto: la mujer ahora no es ya sólo que pueda elegir no como en otros tiempos; es que es muchísimo más selectiva a la hora de elegir.

Pero que eso es… ¿qué? Eso no es ya cosa del feminismo. Es una cuestión humana. Si la mujer puede elegir… coño, pues lo hará. Aquí y en la Edad del Bronce, ¿no te jode? Y como tú elegirías si pudieses. Pero que eso entra en el ámbito privado y en el ámbito de la evolución social. Si quieres ligar pues… yo qué sé: ve al gimnasio, cuídate un poco, busca aumentar tu poder adquisitivo, cirugía plástica, aprende a tener conversaciones interesantes y a perder la timidez (hay academias y consultas de psicólogos especializados), busca aficiones en común con parejas potenciales… pero no le pidas al Estado o a la sociedad que te entregue una pareja/esclava sexual, cabronazo. “Pues yo quiero justamente eso”. Pues conmigo te vas a encontrar enfrente con la escopeta cargada; yo ahí ya no puedo decirte más.

El hecho de que TÚ actúes como si te estuvieran persiguiendo denota paranoia. Son, como decimos en la entrevista, problemas de salud mental PÚBLICA que tienen que tratar las instituciones y técnicos adecuados. Yo ahí poco puedo hacer.

Hay un tema relativamente parecido en Economía con la vivienda. Es un problema a nivel mundial fruto de los CAMBIOS DEMOGRÁFICOS (recuerda muchísimo a la migración del campo a la ciudad del siglo XX) que muchas personas tienden a ver como una conspiración cuando es un simple problema de oferta y demanda. Todos quieren vivir en los mismos sitios con las mejores oportunidades y la vivienda es un bien básico escaso de difícil y cara producción que, al ser TAN solicitada, sube de precio desorbitadamente, con el consiguiente cabreo e insatisfacción generalizadas de la población que se queda sin acceso a ella. Pero que, si te fijas bien, es un drama que afecta a TODOS los países. Es cierto que en mayor o menor grado, pero ahí está. Obvio que existe especulación pero recordad que la especulación, sin demanda, no existiría.

No es una conspiración. Es una evolución social que te ha pillado mal a título personal y que tú has interpretado que va contra ti específicamente (o contra tu grupo étnico, social, etc.) pero te garantizo que lo mismo que tú te quejas de no follar y de no encontrar vivienda asequible donde quieres hay un israelí, un japonés, un chino o un malayo al que le pasa lo mismito o peor. Y nótese que los malayos son musulmanes, un grupo étnicoreligioso que no se caracteriza, precisamente, por su respeto a los derechos de la mujer (estimado incel: ¿has probado a emigrar a un país musulmán? Quizás tengas más suerte que el decadente Occidente woke; nota: no veo a muchos haciéndolo, por algo será).

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Resumiendo: que si no «debunkeo» el wokismo o el feminismo radical es porque o no me renta, no es mi especialidad, no me interesa o acabaré enredándome en lugar de debates técnicos de índole científica en situaciones ideológicas y personales en las que ni pincho, ni corto, ni tengo ganas de entrar.

Yo puedo entrar a intentar informar e incluso tratar de encontrar soluciones desde una perspectiva empírica y científica a cuestiones como el acceso a la vivienda o la inflación pero yo no puedo hacer lo mismo con situaciones humanas que, a fin de cuentas, son personales.

“Pues o me las solucionáis o haré el mundo arder”.

Y en esas estamos actualmente a todos los niveles.