Sí, el budismo sí tiene dioses y no, no es una «religión atea».

0. Introducción.
1. Mi experiencia con la masonería.
2. Ateísmo y coherencia. Definiciones de ateísmo.
3. Mi experiencia con el budismo.
4. Budismo y ateísmo. Por qué el budismo NO es una religión atea.
4.1. Dudas y preguntas frecuentes.
4.2. El budismo como religión no teísta.
5. ¿De dónde provienen estas afirmaciones de “el budismo es una religión sin dioses” o “una religión atea”? El budismo secular.
6. Mi opinión personal.

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0. Introducción.



Hoy vamos a continuar con un tema que no es para nada mi especialidad pero que forma parte de la temática general de esta web que es la desmitificación y corrección de creencias falsas. Una, en concreto, que pude comprobar in situ y por experiencia propia cuando viajamos a Japón el año pasado, que es rematadamente falsa y es la idea que mucha gente tiene de que “el budismo no tiene dioses” o es una “religión atea.”

En un principio, este artículo lo iba a redactar Isabel en su blog porque, a fin de cuentas, ella es la más interesada por haber estudiado Mitología e Historia de las religiones. Pero, desde que aprobó las oposiciones de profesora… la pobre mía es que no para. ¡Qué montaña de papeles, correcciones, notificaciones y legislación para leer y aplicar! Ésa es otra cuestión que también habría que desmitificar algún día: la de que los funcionarios no trabajan (en otros tiempos no sé pero, ahora, macho… se ha pasado de un extremo al otro). Así que me he decidido a tratarlo yo en mi bitácora aunque ella haya colaborado de manera extensa.

Nota y aviso: como el tema no está relacionado con divulgación científica económica, hoy voy a dejar de lado el lenguaje aséptico y vamos a tratar el tema con más salero y más gracia.

Y voy a tratar esta cuestión en concreto porque me toca los cojones a nivel personal. Los que ya me conocen saben que, como parte de una actitud científica, lógica y racional que me lleva a una recomprobación constante de datos empíricamente contrastables que ayuden a discernir la realidad (y beneficiarse de ello), soy un ateo furibundo. De los que no se callan. De los de incluso hacer llorar a su madre sin conmiseración cuando le reprocho sus creencias religiosas. De los de cagarme en Dios, en Allah, en el Buda y en la Virgen del Rocío, vaya.

Un ateo de postín, de larga trayectoria y activismo social.

Muchas personas con creencias religiosas se ponen muy nerviosas con mi ateísmo. Mucho.

Sí, causo ese efecto en las personas de mi entorno: cuando emito una opinión, se echan a temblar porque primero, saben que no abro la boca si no tengo argumentos fundamentados a macha y martillo y, segundo, porque constituyo un referente. Las personas de mi entorno ven en mí una persona que tiene una educación y formación considerables, me reciclo constantemente, hablo idiomas, manejo muy bien mi economía personal como inversor, mantengo mi salud en forma con deporte y nutrición, me llevo muy bien con mi pareja y soy activista social, etc. Es decir, que ven en mí una persona “con la cabeza bien amueblada” y que, por ello o acompañándolo, tiene un relativo éxito en la vida. Digo “relativo” porque, a mi juicio, yo veo normal que si haces las cosas bien (pensar y actuar teniendo como guías la lógica, la racionalidad, el pensamiento y el método científico, estudiar la experiencia previa)… tienda a irte bien. Pero para otras personas eso constituye un factor desestabilizador en su esquema vital al compararse conmigo.

La cuestión es que muchas personas con creencias religiosas se agobian más que un cangrejo en un vaso de tubo cuando se enteran de o les digo que soy ateo. Creyendo falsamente que mi desprecio a la religión no es tal porque sólo se circunscribiría a la cristiana (la familia de mi madre, en la que todos eran republicanos y de izquierdas las pasó putas durante la posguerra, fusilados y torturados incluidos, y la Iglesia Católica tuvo mucho que ver en ello), ha habido quien me ha intentado atraer a cualquier religión con tal de que no reniegue de o denuncie como activista el fenómeno de la creencia religiosa en sí.

Esos intentos se han centrado principalmente (ha habido más) en prodigarme las bondades de dos sistemas de creencias en concreto (y por concreto no me refiero a ningún cemento):

-La masonería (ya, ya sé que no es una religión, ahora hablamos de ello).

-El budismo.

Y se han centrado en estos dos sistemas de creencias porque me los han intentado “vender” como “religiones sin dioses”, es decir, “religiones ateas.”


Je, intentar “venderme” a mí, que estudié publicidad y marketing.

Obviamente, a quienes intentaron convencerme, los mandé al guano. Y con argumentos de peso. El principal, es que he experimentado personalmente en ambas su supuesto ateísmo o su supuesto carácter como religión.

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1. Mi experiencia con la masonería.



Primero, una puntualización antes de centrarnos en el budismo: la masonería no es una religión. Es más bien un sistema de prácticas rituales.

Y una gilipollez como la copa de un pino.

Me la intentaron presentar como un sistema de “creencias” pero lo cierto es que si puedo resumir brevemente en qué consiste la masonería, me atrevería a decir que es un club de (principalmente hombres) adultos que se reúnen para hacer y hablar tontás de manera oculta, enrevesada y misteriosa y así hacerse los interesantes. Me faltó quitarle el mandil de los cojones al maestre y liarme a trapazos con los presentes a ver si espabilaban. Qué forma de hacerme perder el tiempo, niño, aquello era más aburrido que un acuario de mejillones. ¡Para reunirse con los colegas en un sitio privado donde poder hablar libremente de forma misteriosa, utilizando términos incomprensibles para el común de los mortales y utilizar props, mejor me voy a jugar a Dragones y Mazmorras, panda de soplapollas!

Templo logia de San Juan de los Llanos de Albacete

Imagen del Salón del Templo de la Logia de San Juan de los Llanos de Albacete, España. Imagen perteneciente a la revista Las Tres Luces. En primer plano, espada del guardatemplo interior. Fuente.


Para el que esté más interesado y por profundizar, diré que se percibe en algunos círculos a la masonería como una “religión atea” porque es un sistema de prácticas rituales no muy alejadas de las propias de una religión organizada (como la cristiana católica romana) y en la que una de sus divisiones (las tradiciones europeas continentales, especialmente las «liberales» de origen francés) no tiene como requisito obligatorio creer en ningún dios.

A ver si lo logro explicar para el que no tenga mucha idea de masonería (circulan muchos mitos sobre ella). La masonería es un conjunto de prácticas institucionalizadas: son una serie de rituales que sirven de, digamos, estructura conductora para los temas (sociedad, exposición de un tema por parte de un miembro, organización interna de la logia, etc.) que a los masones les salgan de los huevos tratar en las reuniones que celebran en sus logias (y digo “huevos” porque la mayoría de tradiciones en las que se divide la masonería no admiten mujeres en su seno; la logia por la que me interesé no las admitía, por ejemplo, otra razón más para largarme) con el fin último de, a través del esfuerzo que supone crear estas «planchas» que es como llaman a estas exposiciones trabajadas, progresen en su perfeccionamiento moral. Aparte de ese elemento común, la masonería se divide, a muy, muy grandes rasgos, en dos… llamésmoslas “tradiciones”:

Las de origen anglófono y escocés. Estas requieren a los que se quieran unir que crean en algún tipo de ser supremo superior (generalmente se le llama “Gran Arquitecto”, en la jerga masónica), que puede ser el Dios cristiano, por ejemplo. Pero no tienen necesariamente que especificarlo.

-Las de origen francófono, conocidas como «continentales» o «liberales.» Éstas admiten a cualquiera, incluso a ateos.

En realidad, eso que os he dicho es una simplificación brutal porque existen logias de todo tipo y origen que admiten o no a ateos, agnósticos, etc., pero como os lo he mencionado es quizás la forma más «cómoda» de poder explicar y simplificar el hecho. La cuestión es que ese cariz de admitir a ateos, agnósticos, no creyentes o creyentes en dioses que no son el «normal en la sociedad» lo que ha constituido durante varios siglos el germen del odio de las religiones establecidas (principalmente la Iglesia Católica, aunque la Ortodoxa y el Islam tampoco es que la vean precisamente con buenos ojos) hacia la masonería (confundiendo a las logias que admiten ateos con las que no) y el fruto de muchísimas teorías de la conspiración, como la conspiración o «contubernio judeo-masónico» creado por el franquismo. Teorías que se desmontan rapidito porque basta con hacer notar la grandísima diversidad de la masonería en sí misma: no todas las tradiciones, ritos ni logias están repletas de ateos. El rito sueco de los masones nórdicos, por ejemplo, requiere obligatoriamente a sus miembros que sean cristianos (de cualquier denominación). Así, tal cual.

Masones en España

Cuatro centenares de masones llegados de una treintena de delegaciones internacionales asistieron a la Gran Asamblea en la que Óscar de Alfonso fue reelegido gran maestro de la Gran Logia de España, celebrada en Madrid en marzo de 2018. Foto de James Rajotte para el diario El País. Fuente.



Pero que la masonería no es una religión propiamente dicha, vaya, en tanto en cuanto no enseña un sistema de creencias sobre las relaciones entre la humanidad y diversos entes o fuerzas espirituales, trascendentales o sobrenaturales. Por dejarlo más claramente dicho: un masón puede tener una religión (p. e., puede ser cristiano o judío) al margen y a la vez que su condición de masón. Es un sistema de creencias y prácticas que busca la perfección moral del individuo (bueno, si ellos son felices diciéndolo…) pero no a través de los mecanismos típicos de las religiones, como la fe, la oración, la revelación divina, etc.

Esto lo digo ya por relatar mi experiencia propia: me “vendieron” la masonería también porque supuestamente, una de las características más llamativas de la misma es que se podía hablar con absoluta libertad de cualquier tema en compañía de gente librepensadora, culta y que mantenía a raya los prejuicios y sesgos cognitivos sujetos por la camaradería y el código de conducta masónicos. Claro, yo fui allí (y menos mal que fue en unas jornadas de puertas semiabiertas) creyendo que podríamos hablar de ética científica, econometría e inteligencia artificial aplicada a la toma de decisiones político-económicas y temas muy complejos sobre los que sueles «cortarte» de hablar porque siempre están a flor de piel los emocionalismos y la ideología política. En fin, cosas de las que no puedo hablar con mis colegas del trabajo. Y voy yo y me encuentro aquel tongo donde se ponen a hablar de Historia utilizando metáforas masónicas (coño, por lo visto tenían prohibidos en sus estatutos hablar de política, manda huevos). Anda… e “irse” a cagar a las vías del tren, masones. Para mí (esto ya es mi opinión personal), que la mayoría de los miembros está allí para hacer contactos sociales. Y ahí lo voy a dejar porque, como siga, se me va a hacer el artículo más largo que un desfile de anacondas.

La cuestión es que la masonería ni era una religión (sin dioses o con ellos) ni era que me mereciera la pena. Y no soy el único. No puedo dejar de recomendar lo suficiente esta joya de blog donde un ex-masón relata sus peripecias y por qué dejó la masonería. Más o menos lo mismo que yo, sólo que yo tardé minutos en pirarme cagando leches.

Algunos seguramente os preguntaréis: “pero bueno, si la masonería no es una religión, ¿por qué te la recomendaron como tal?” Por una cuestión muy, muy bajuna. Quienes me intentaron inducir a hacerme masón… NO eran masones ellos mismos. Lo que pretendían era que tuviera un “sistema de creencias” cualquiera que fuera, con tal de que yo no pudiera decir lisa y llanamente que “no tenía algún tipo de espiritualidad.” Que no pudiera llamarme “ateo” de pleno derecho, vaya. Me recomendaron la masonería como último recurso a ver si yo dejaba de ser un referente de autoridad en mi entorno como alguien centrado en el pensamiento científico y racional.

Vamos a admitirlo, la masonería no es una religión y, de hecho, tiene como rasgo distintivo el que algunas de sus ramas se han asociado tradicionalmente con el ateísmo a un nivel institucional y de difusión social… pero cualquiera que haya estado allí notará enseguida que se parece sospechosamente a la práctica de una religión (que no a una religión en sí misma). De hecho, algunos de sus miembros califican a la masonería de “religión para laicos” o “lugar de perfeccionamiento moral.”

Yo no me asocio con nada que huela a religión o práctica religiosa ni de lejos (ni me haga perder el tiempo de semejante manera). Y la masonería apesta a pobre sustituto de la religión por más que algunos de sus seguidores lo nieguen.

El problema que tuvieron esas personas que me recomendaron la masonería es que… tiendo a ser muy coherente con mi vida. De hecho, también se quejan en mi entorno de eso mismo. Hasta mi mujer e incluso yo mismo admitimos que me paso con la autodisciplina de hierro y que me exijo (y exijo) mucho.

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2. Ateísmo y coherencia. Definiciones de ateísmo.



¿Qué quiero decir con lo de “coherente”? Que es cierto que ser ateo y ser masón o creer en cuestiones como el horóscopo, los duendes o la homeopatía no tiene por qué estar reñido si nos ponemos en plan estricto porque la definición de ateo, en su sentido más restringido, es la ausencia de creencia en la existencia de dioses.

Es decir, se puede ser y, de hecho, hay muchos que son a la vez ateo y masón, ateo y creyente en el horóscopo, ateo y creyente en la existencia de los duendes, ateo y homeópata, ateo y creyente en los fantasmas, etc. Pero desde mi punto de vista, eso es una incongruencia con respecto al grueso de la argumentación esencial tras el hecho de ser ateo o, más concretamente, escéptico y que es no creer en mentiras, en chorradas, en cuestiones que se demuestran como falsas o no ajustadas a la realidad. ¿Que el ateísmo se centra específicamente en no creer en una chorrada como la existencia de dioses? Vale. Pero, coño, ya que vas por buen camino, “haz la gracia completa” como decimos en Córdoba… y aprovecha para dejar de creer en gilipolleces del mismo nivel que los dioses como el horóscopo, fantasmas, homeopatía, etc.

Es más, en definiciones más extensas de ateísmo es muy frecuente encontrarse con que la ausencia de creencia en dioses se amplía hasta abarcar la ausencia de creencia en cualquier forma de ser, fuerza o concepto sobrenatural con similares características. Yo me incluyo en éstas. Personalmente lo considero una posición más coherente y acertada científicamente aunque, insisto, siendo académicamente honesto, hay que admitir que lo fundamental de la condición de ateo es no creer en la existencia de dioses.

¿Se puede ser ateo y creer en los fantasmas? Sí, lamentablemente. Como se puede ser creyente y un reputado científico. Pero ante mis ojos, al menos, y es estrictamente mi opinión personal, eso te hace un ateo incongruente. Más específicamente, te hace una persona incongruente, al estilo de las que se hinchan de comer cincuenta bollos rellenos de crema de una sentada y se toman un café con sacarina para acompañarlos especificando que es “para no engordar.” Si me llegas a decir que te tomas el café con sacarina porque te “gusta más el sabor”, sería mejor argumento que “para no engordar.” Porque, por lo menos, no atenta tanto contra la coherencia. Ni da vergüenza ajena.

ateos famosos

Collage con los rostros de algunos ateos famosos. Los ateos pueden ser de todo tipo y condición, ideología política, color de piel o cultura. Ser ateo sólo implica no creer en la existencia de ningún dios.



Alguno seguramente habrá quien me quiera reprochar que quién soy yo para erigirme en juez que decida quién es un “verdadero ateo.”

1) Yo no me estoy erigiendo en juez de nada.

2) No caigo en la falacia del “falso escocés” porque yo utilizo las definiciones académicas y, con ellas:

a) no le niego a nadie su condición de ateo siempre que no crea en dioses. Repito: es cierto que siempre que no se crea en dioses no hay un ateo “más verdadero que otro”, pero…

b) …si dicha persona que se califica a sí misma de atea no se circunscribe a las definiciones académicas más estrictas, a la esencia que subyace tras el hecho de ser ateo, se lo voy a echar en cara y haré uso para ello de mi derecho de expresión acompañado de una clara honestidad académica y científica… por no decir que está acompañado de congruencia y, por tanto, le señalaré lo que percibo (y demuestro) como una incoherencia. Insisto: en mi más que merecido y justificado derecho estoy a poder decir tal cosa. No le llamaré “falso ateo”, le llamaré “ateo de chichinabo” si estoy de buen humor o, como a veces se aplica en terminología académica, “ateo débil” (weak atheist) para designar al ateo que aunque no crea en la existencia de dioses no niega explícitamente su existencia (o seres y conceptos con características atribuidas semejantes) y demás calificativos proporcionados. Falso ateo sería el que creyera en la existencia de dioses aun afirmando que no lo hace. A cada uno, su calificativo, ¿se entiende?

Vamos a verlo con ejemplos:

“Soy ateo y creo en el horóscopo aunque sé que lo del horóscopo es una chorrada”, medio te lo puedo tolerar aunque me rechinen los dientes de pura frustración ante tu incoherencia vital. “Soy ateo y creo sinceramente en el horóscopo” te hace merecedor, desde mi punto de vista, de tatuarte la huella de mi zapato en tu culo de una patada.

Y después de haber presenciado en vivo y en directo la masonería… como que la pertenencia a la misma tampoco se prestaba mucho a respetar esa coherencia que tan a gala llevo de tener mentalidad científica y racional porque hay una cantidad de chorradas y rituales estúpidos en la misma que da vergüenza. Por no mencionar que requerir la creencia en un «Gran Arquitecto» o como cojones lo quieran llamar que tienen muchas ramas masónicas, se opone directa y frontalmente a mi condición de ateo.

Ojo, también lo admito: antes que ateo soy científico. Si se demuestra la existencia de dioses, dejaré de ser ateo.

Y, ahora sí, pasamos al grueso del artículo.

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3. Mi experiencia con el budismo.



Las razones por las que me “ofrecieron” el budismo fueron las mismas: supuestamente, era “una religión sin dioses.” De esa forma, intentaron volverme más predispuesto a escuchar lo que tenían que decir al respecto de esa religión. Una especie de estrategia para “abrir con una cuña una grieta” en mi solidez atea. Quizás sea un poco pronto para hablar de ello pero quiero hacer notar que eso mismo, el asegurar que el budismo no tiene dioses… es la misma afirmación que utilizan numerosos fans del budismo para predicarlo a un público occidental cada vez más desinteresado en lo religioso. No es lo mismo presentarse a predicar el cristianismo evangélico ante una población como la europea occidental (relativamente culta, con un elevado nivel educativo y de acceso a la información y más que consciente del daño histórico que hicieron las religiones en sus países)… que presentarse como algunos budistas diciendo: “no, nosotros no somos como ésos, somos pacifistas, moderados, humildes y no causamos daño durante la historia de vuestros países… ¡pero si nuestra religión ni tan siquiera tiene dioses!”

Obviamente, una persona con mi cultura sabría (o debería saber) perfectamente que esa última afirmación es falsa o está muy, muy tergiversada. Como mínimo, debería sonar sospechosa. Y digo eso porque no es muy difícil con una búsqueda rapidita por internet… encontrarse con que existen infinidad de imágenes de budistas adorando dioses en sus templos en multitud de países (principalmente asiáticos), vídeos de monjes budistas cantando sutras y loas a las divinidades y creyentes adorando a sus deidades, se pueden consultar textos sagrados donde aparecen mencionados multitud de divinidades, etc., etc., etc.

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Venga, empezamos con un plato fuerte para ir reventando bocazas. Ésta es una imagen del famosísimo templo de Sanjûsangendô, en Kioto. Isa y el menda estuvieron allí. Estaba prohibido sacar fotos de las deidades porque se consideraba una falta de respeto, así que la imagen procede de la web del templo. Éste es muy conocido por acoger mil estatuas de la diosa budista Kannon (la diosa de la misericordia), más una muy grande en el centro. El hecho de nombrar a Kannon ya debería mostrar a cualquier payaso que nos venga con el cuento de «el budismo no tiene dioses», que sí que los tiene pero por si nos sale que son sólo mil estatutas de la misma diosa, le señaláis las estatuas que aparecen delante y que también son dioses, dioses guardianes (los más conocidos y famosos son los del viento y el trueno, que aparecen en multitud de mangas y animes). Y sí, también se les reza y se les adora.



Con esas pruebas sumadas a otros aspectos más que relacionados como:

La deificación más que común de la figura de Buda.
-La reverencia hacia o el reconocimiento de la existencia de entidades divinas y cuasidivinas (devas, ashuras, bodisattvas, yakshas y yakshinis…).
-La aparición consistente de otros dioses en los textos sagrados budistas (Brahma, Indra, los Vidyaraja…).
-La presencia de ancestros deificados en el culto cotidiano.

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Algunos de los bosatsu más conocidos de Japón. Bosatsu es el término japonés para el sánscrito Boddhisattva. Con este término se designa en el budismo a aquellos que han alcanzado la «budidad» y, por tanto, la divinidad pero eligen, por compasión, permanecer en el mundo para ayudar a los demás seres vivos (especialmente a otros que buscan alcanzar ese estado). En Japón son de las deidades a las que más se reza. Fuente.

Todo eso… era como más o menos me desembarazaba de los que me predicaban el budismo pero es que, en mi caso, la demostración de que eso era falso se volvió más radical todavía porque pude viajar a dos países de larga tradición budista: Corea y Japón. En verano de 2018, Isabel y yo pudimos cumplir uno de nuestros sueños personales, que fue viajar a Japón. Estuvimos un mes al completo y, como parte de nuestro viaje, quisimos visitar varios templos (visitamos la mayoría de los de Kioto), el conjunto del Engyoji de Shoshazan, los monasterios de Koyasan e incluso nos alojamos en dos de ellos (el Eko-in y el Kongo Sanmaiin) como parte de la experiencia turística que se denomina shukubo y que consiste en convivir con los monjes durante unos días (comer, asistir al templo, etc.).

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Esta foto se la hice yo al jardín del monasterio de Kongo Sanmaiin en el monte Koya cuando nos alojamos en él. Como muestra la fotografía, el lugar era precioso… pero va a volver allí a levantarse a las cinco de la mañana para ir al templo con los monjes su puta madre. Madre mía… ¡y encima, lo hice pagando! Ole yo y mi «coherencia atea.» Leche, que Isabel, que en un principio era la más interesada en ver el ritual, se quedó durmiendo y fui solo. Y total, para oír cantar a los monjes con esa voz ronca de los cojones.


Afortunadamente, el monje del Eko-in que nos hizo de guía hablaba un buen inglés (todo el que haya visitado Japón sabe que los japoneses que hablan inglés a un nivel funcional son… muy pocos). Obviamente, el hombre nos llevó por todo el camino principal de Koyasan enseñándonos toda la plétora de templos que había allí, con sus correspondientes imágenes de dioses (ojo, no sólo budas deificados… dioses con nombre y entidad propios).

Una anécdota que quiero contar es que era la época del Festival de las Velas (Rosoku Matsuri). Y el complejo de templos estaba a rebosar de visitantes autóctonos y foráneos, muchos americanos y europeos entre ellos. Yo es que me meaba de la risa viendo a una sarta de neohippies y fans de la New Age (la mayoría, mujeres) con túnicas blancas, cantando y yendo en grupos en plan Hare Krishna… poniendo caras de asombro cuando el monje enseñaba las estatuas de los dioses.

-Ayyyn… pero, ¿el budismo tiene dioses?

A lo que el monje-guía decía:

-Pero, ¿de dónde sacan ustedes los occidentales que el budismo no tiene dioses? ¡Cada vez nos llegan más americanos y europeos diciendo eso!

Bingo.

La cosa me quedó clara y prístina: esa afirmación de que el budismo no tiene dioses no provenía de su lugar de origen. Eso no era lo que creían los budistas asiáticos.

La afirmación era, pues, un invento ajeno y extraño a la tradición budista original o, cuando menos, la mayoritaria y más visible.
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Festivalde las velas

El Rosoku Matsuri o Festival de las Velas. Es en agosto, y precisamente reservamos estancia de shukubo en los monasterios para poder ver el festival… con ocho meses de antelación. «Creo» que la cabecita que asoma por el centro de la hilera de velas encendidas en el borde del camino… es la de Isabel. Las velas se encienden para honrar a los difuntos durante la celebración del Obon, en el susodicho agosto. Y tan celebración de los muertos es… que eso que veis es el cementerio de Okunoin. Hay centenares de tumbas a ambos lados del camino. No cabíamos. Había miles de japoneses recordando a sus seres queridos y de turistas extranjeros. Hubo un momento en el que me agobié (no soporto las multitudes) y me salí por un desvío lateral del camino. Isabel, a la que le encannnnta poner velas como a los niños, me dijo que se quedaba y supongo que pondría más velas que un galeón de Manila. La cuestión: una cosa que se les olvida a los que dicen que el budismo no tiene dioses es que es muy frecuente deificar a los ancestros en el budismo (es algo que sucede en muchas otras religiones, como la de los antiguos griegos y romanos). De hecho, muchas de las tumbas del Okunoin hacen las veces de templetes para adorar a los ancestros de familias ilustres.


Por internet os encontraréis con muchos defensores del budismo (nótese que la inmensa mayoría son occidentales) que insisten en que no, que esa religión “no tiene dioses” y es «una religión atea.» E incluso se enfadan y se quejan de la incomprensión o incultura occidental que se empeña en equiparar al budismo con religiones más establecidas y mayoritarias donde el papel de las deidades está claramente expuesto y definido como es el caso del judaísmo, el cristianismo o el Islam. “No entendéis que puedan existir religiones sin dioses.”

Vamos a ver, frikis de la vida… Por supuesto que sabemos que existen religiones sin dioses. Son extremadamente raras pero hay algunas ramas (de las más filosóficas) de, por ejemplo, el hinduismo (Samkhya, Charvaka, Mimamsa) que rechazan la existencia de dioses y se centran más en la iluminación y la salvación personal.

Pero el budismo NO puede calificarse de “religión sin dioses.” Porque los tiene.

Vamos a verlo en más detalle.



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4. Budismo y ateísmo. Por qué el budismo NO es una religión atea.



No existe un consenso académico sobre qué constituye y qué no una religión porque existe una variedad de creencias religiosas enorme en el mundo pero elementos más o menos comunes a todas las definiciones incluyen el mencionar que se trata de sistemas culturales que prescriben conductas, creencias, prácticas, rituales, una moralidad y una ética, visiones del mundo, etc., que relacionan a la humanidad con elementos espirituales, trascendentales o sobrenaturales. La inmensa mayoría de las autoproclamadas religiones tienen días, textos y lugares sagrados, oraciones, festividades, ritos de iniciación y funerarios, una explicación de cómo se formó el mundo…

No es necesaria la creencia en uno o más dioses para que ese sistema de creencias sea considerado una religión (basta con que proponga una trascendencia o sentido último con respecto a la existencia). No es lo habitual pero puede haber y, de hecho, hay religiones sin dioses, como algunas de las citadas ramas del hinduismo (de manera un poco más relativa, se podría decir lo mismo de algunos sistemas de creencia orientales que en realidad son más filosofías o sistemas de conducta social que religiones propiamente dichas, como el legismo (o legalismo) chino).

De la misma forma, ya hemos visto que las definiciones de ateísmo varían pero la más circunscrita la define como la ausencia de creencia en la existencia de dioses.

Y aquí es donde está el quid de la cuestión para negar que el budismo, en concreto, sea una religión atea o pueda afirmar que no tiene dioses.

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El Jain Prateek Chihna es el símbolo consensuado del jainismo. Con esta religión sucede prácticamente lo mismo que con algunas ramas del budismo y a menudo se les suele señalar sus semejanzas en cuanto a la posición de los dioses en su sistema de creencias. Los jainistas no adoran a los dioses pero reconocen explícitamente que existen. La esvástica, en concreto, simboliza con sus cuatro brazos los cuatro mundos de las cuatro categorías de seres y que pueden reencarnarse unos en otros: los dioses, los humanos, los demonios o seres infernales y las criaturas por debajo de los humanos (animales, plantas). A veces se denomina también al jainismo como otra «religión atea» por estos motivos (y porque no reconocen a ningún dios creador del universo) en algunos círculos accadémicos pero, en puridad y debido a que admite la existencia de dioses, tampoco se la puede calificar de «religión atea.» Justamente como sucede con el budismo. Cuestión aparte es la adoración que guardan hacia sus gurúes y que equivale prácticamente a una deificación de esas figuras religiosas (y al igual que sucede con la figura de Buda, que no es estrictamente un dios pero se lo adora y trata como tal en numerosos casos).

¿Se puede ser ateo (no creer en dioses) y aun así tener religión? En sentido estricto, sí. Es extremadamente raro pero, una vez más, tenemos el caso de algunos hindúes que son, en principio, ateos.

Y el porqué pueden ser ateos y a la vez tener una religión reside en que la definición de ateísmo se circunscribe a no reconocer la existencia de dioses. El ateísmo no va de tener o no una religión. Normalmente y en la práctica, sí, una cosa va asociada a la otra: el tener una religión suele implicar casi que en la absoluta totalidad de los casos, el creer en un ente sobrenatural, en algún dios (deidad, espíritu, ancestro deificado, etc.). Pero no siempre es así, como ya hemos visto en el caso de algunas religiones del sudeste asiático. Es más, una persona que participa de las prácticas religiosas cristianas pero sin creer en dios de ningún tipo, es ateo… y tiene una religión (por ejemplo, un ateo que siga practicando el cristianismo por imposición social o como le sucedería a un ateo que viva en un país musulmán donde reconocer que se es ateo implica la pena de muerte y se vea obligado a practicar el Islam).

¿Por qué dicen (algunos) budistas que el budismo no tiene dioses o en él no se cree en dioses? ¿Cuáles son los argumentos (excusas, más bien) que dan?

1) Es cierto que el budismo, especialmente en sus ramas más “filosóficas” (como el zen japonés), no obliga a la adoración de ningún dios: los budistas pueden adorar a cuantos dioses quieran o no adorar a ninguno pero recordemos que la inmensa mayoría de budistas asiáticos adoran o reverencian, al menos, a un dios y lo habitual es que a varios. Incluso hay ramas y sectas budistas que rechazan la divinidad de Buda y por supuestísimo que no existe en el budismo el concepto de un dios único, omnipotente y creador del universo (como el Dios cristiano) ni por asomo.

2) Buda mencionaba a los dioses (especialmente a los del vecino hinduismo) como otro tipo de ser más, también sujetos a los ciclos de reencarnaciones y el karma y no necesariamente más sabios que los humanos. De hecho, Buda aparece en muchos textos religiosos budistas como superior a los dioses en sabiduría.

3) Es cierto que Buda rechaza expresamente el concepto de dios creador del universo como un concepto falso y dañino que causa sufrimiento y dificulta la salvación a aquellos que se ciñen a él porque no les deja alcanzar la iluminación. Nótese que, en ese aspecto, el budismo se enfrenta directamente con las religiones abrahámicas (judaísmo, cristianismo e Islam) y ha sido motivo de más de un enfrentamiento bélico.
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Y, entonces, ¿por qué NO puede decirse del budismo en concreto que es una religión atea o que no tiene dioses?

Porque el budismo reconoce la existencia de dioses.

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Mucha gente desinformada, que no entiende lo que significa el ateísmo, y muchos budistas de última hornada (la inmensa mayoría, occidentales que han adoptado el budismo recientemente o como una moda) quieren creer que el no adorar dioses, no rezarles o no prestarles atención o práctica religiosa y/o no reconocer la existencia de un dios superior al estilo del Dios cristiano, ya implica que eso hace a una religión atea.

Pues no.

Para poder ser calificada de religión sin dioses o religión atea, el budismo debería rechazar expresamente la creencia en la existencia de divinidades. Cualquiera y de cualquier tipo. Y el budismo no sólo no rechaza que existan sino que afirma que existen.

Textualmente.

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Buda resistiendo las tentaciones de las hijas del demonio Mara. Icono religioso del siglo X d.C. en las Cuevas de Mogao (Dunhuang, China). A Mara normalmente se lo equipara con el Diablo cristiano pero siendo más precisos, es una entidad divina de carácter demoníaco. Su papel en la mitología y cosmología budistas es la de ser la figura de «el Tentador», tan común en muchas otras religiones y mitologías. Si incluyo esta imagen es para hacer notar que el budismo también reconoce la existencia de demonios o figuras con carácter de «adversario» de las figuras religiosas principales, ya desde sus orígenes. Y eso es otro punto en contra de considerar al budismo una «religión atea.» El ateísmo no reconoce la existencia ni de dioses ni seres con características similares… por más que muchos fanáticos religiosos (especialmente cristianos y musulmanes), como Alex Jones, mientan diciendo que los ateos adoramos al Diablo.



Desde los primerísimos textos sagrados budistas aparece una plétora de seres sobrenaturales en ellos, dioses incluidos.

El número de deidades budistas tan sólo en Japón es abrumador… pero el caso de los budistas tibetanos ya es para hacérselo mirar.

La mitología budista es rica en menciones a los dioses (y seres tremendamente parecidos a dioses).

El mismísimo Buda (de suponer que existió, recogemos lo que supuestamente dijo a partir de los textos sagrados) reconoce que existen. En numerosas tradiciones y textos religiosos incluso interacciona con los dioses, habla con ellos, etc.

En algunas tradiciones fue el mismísimo dios Brahma el que animó a Buda a predicar.

Buda y los devas

Buda predicando el Abhidhamma Piṭaka («Canasta de los Textos Superiores») a los dioses, incluida su madre (divinizada), en los cielos de Trāyastriṃśa (Tavatimsa). Arte popular tailandés contemporáneo. Fuente.


Podemos estar citando casos hasta hartarnos.

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4.1. Dudas y preguntas frecuentes.



«Pero los dioses del budismo no son dioses propiamente dichos. Los devas, por ejemplo, son otra cosa distinta de los dioses.»

Falso. Primero: hay más dioses que los devas en el budismo. Segundo, los devas sí son seres con características divinas. Muchos ignorantes pretenden hacer ver que como no son dioses de panteones establecidos como, por ejemplo, el dios Júpiter de los romanos, eso los hace quedar fuera de la categoría de dioses. Los romanos, por ejemplo, también tenían dioses muy similares a los devas aparte de los más establecidos y conocidos: los lares, genii y muchos dioses menores. No por ser «dioses menores» dejan de ser dioses. Ni deja de creerse en su existencia. Un ateo no cree en la existencia de dioses mayores, menores ni de ningún tipo.

Repito: no confundáis no adorar con no creer en su existencia. Se puede creer en la existencia de un dios y no adorarlo.

Aparte, las menciones a dioses con nombre y entidad propios, como Brahma o Indra, son muy habituales en el budismo y, muy especialmente, en los textos más antiguos. Lo cual nos indica que se creía en su existencia desde los comienzos del budismo como religión, antes incluso de que se fragmentara en diversas ramas.

«Pero el budismo no tiene dioses propios, son dioses tomados de otras religiones.»

Falso en puridad. El budismo ha ido creando dioses propios. Los bodhisattvas son un ejemplo. Son entidades con características divinas. Y se les adora y reza profusamente por parte de la inmensa mayoría de budistas. Un ateo no cree en la existencia de ningún ser con características divinas.

«¿Y no será que como fuiste a Japón confundiste a los dioses kami del Shinto con que el budismo tuviera dioses de por él mismo?»

No. Como nos dijo el monje-guía del Eko-in, el budismo japonés tiene dioses aparte y al margen de los meramente adoptados del Shinto que es la religión nativa japonesa, aunque el creyente budista japonés medio los meta a todos en el mismo saco. Un ejemplo es la diosa Kannon. Y, como ésa, multitud de Bodhisattvas y dioses guardianes.

Es cierto que el budismo muy a menudo adopta dioses de otras religiones con las que se va encontrando pero:

A) Sí tiene dioses propios.

B) Nótese que el mero hecho de que los budistas admitan que el budismo adopta dioses de otras religiones, eso ya impide al budismo ser calificado de «ateo.» Una religión atea ni reconocería ni, por supuestísimo, admitiría la creencia en la existencia de dioses, sean éstos adoptados o no.

«Pero es que el budismo no tiene un dios supremo y único.»

Ni eso es requisito para considerar a una religión como atea. Para ser una religión atea, el budismo debería rechazar expresamente o, como mínimo de mínimos, no debería mencionar para nada la existencia de ningún dios, sea supremo, mayor, menor o un mortal elevado a la budidad/divinidad, sea un dios único o centenares de ellos. Nada. Cero.

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Resumiendo: es extremadamente sencillo encontrar en todo tipo de textos sagrados (ya desde los más antiguos), en las tradiciones y, por supuesto, en la religión popular, referencias a los dioses. Los que dicen que el budismo no tiene dioses… no tienen defensa al respecto: se equivocan rotundísimamente.

Nótese que el budismo ni tan siquiera entra en la categoría de weak atheism («ateísmo débil») porque cita textualmente la existencia de dioses. Un ateísmo débil no manifestaría esa existencia de dioses.

Pero que aquí no acaba la cosa. Si nos atenemos a definiciones más amplias de ateísmo, el budismo quedaría incluso más excluido de poder ser calificado de “religión atea” porque aunque no incluyera el reconocimiento de la existencia de dioses (cosa que hace, recordemos e insistamos en ello), sí que reconoce (de hecho, es doctrina fundamental), conceptos sobrenaturales y trascendentales como el karma, el maya o la reencarnación.

Así pues, la religión budista, no es una religión atea de ninguna de las maneras, la mires como la mires y te pongas como te pongas.

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Éste es un mandala tibetano del siglo XIX donde aparecen las cinco familias de deidades budistas acompañados de dioses guardianes. Pertenece a la colección del Royal Ontario Museum de Toronto, Ontario, Canada. El budismo tibetano (Vajrayana o «Vehículo de Diamante») es una variante del budismo Mahayana («Gran Vehículo»), especialmente rico en cuanto a presencia de dioses y seres con características divinas. Tanto, que otras variantes del budismo, consideran al tibetano como «pasado de rosca» en ese aspecto.



¿Repetimos? Repetimos.

¿Tu religión incluye menciones a los dioses, aparecen y constan en sus textos sagrados, se habla de ellos en su mitología, en sus enseñanzas, se admite su existencia? ¿Sí? Pues entonces no es una religión atea y con el diccionario en la mano, se ha de decir que “tiene” (del verbo “tener”) dioses. Para ser atea, una religión tendría que rechazar explícitamente la existencia de dioses. Eso lo hacen algunas ramas del hinduismo (y sus seguidores han sufrido persecuciones precisamente por mantener esa postura), pero NO el budismo.

Vamos a dejarlo claro como agua que baja del monte con un ejemplo más desenfadado:

Un budista occidental desnortado: -Pero a ver que yo me entere… si yo no adoro a ningún dios, ¿por qué me dices que mi religión tiene dioses?

Cómo le contestaría yo: -Vamos a ver, gilipichis… ¿en tus textos sagrados aparecen dioses?

-Sí.

-¿Buda hablaba con los dioses, los mencionaba, hablaba de ellos como si existieran, aparecen en la mitología budista y el corpus teológico de tu religión?

-Sí.

-Pues entonces el budismo tiene dioses. No se puede decir que es una religión atea.

-¡Pero que los mencione no significa que yo adore a esos dioses!

-Y a mí eso me suda el miembro viril por los cuatro costados. Si tu religión reconoce la existencia de dioses, los adoréis o no, les hagáis caso o no, los reverenciéis o no… eso ya invalida totalmente a tu religión para ser calificada de atea porque el ateísmo niega la existencia de dioses. Más concretamente, es la ausencia de creencia en la existencia de dioses. Para ser calificada de “religión atea” y/o decir que «no tiene dioses», el budismo debería negar explícitamente que los dioses, cualquier tipo de deidad, existen de cualquiera de las maneras. Eso lo hacen algunas ramas del hinduismo, pero NO el budismo. Por no mencionar que el budismo popular, el que practica la inmensa mayoría de budistas en el mundo y no tu versión descafeinada… manifiesta y no poco la adoración a dioses.

Peregrinos budistas adorando a los dioses

Peregrinos realizando ofrendas y adorando simultáneamente a Buda y a Murugan (un dios procedente del hinduismo pero aceptado por el budismo). Kataragama, Sri Lanka. Autor: Theodore Kaye. Fuente.

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4.2. El budismo como religión no teísta.


La religión budista, en la clasificación de religiones con respecto a su postura sobre los dioses no es “atea” sino “no teísta.”

Ése es el calificativo académico más adecuado, no el de “atea.”

La definición de no teísmo, una vez más, está sujeta a variaciones en el mundo académico pero la mayoría de ellas hace referencia a una actitud de pasividad, apatía e incluso de silencio en la creencia con respecto a los dioses. ¿En qué se diferencia el no teísmo del ateísmo? En que no niega la existencia de dioses, sino que “no entra al trapo” de hablar de ellos, no prescribe su adoración y, en general, “pasa de puntillas” sobre el concepto de divinidad.

Pero no lo niega. No hay ausencia de creencia en la existencia de dioses.

Un alto en el camino porque aquí hay mucho de lo que hablar. Isabel en concreto (pero yo me sumo a ella) quiere hacer constar que el calificativo de “no teísta” con respecto al budismo en general es muy exagerado porque, como todos los que hemos visto de cerca el budismo señalamos… no hay tanta pasividad, silencio ni apatía en torno a las deidades como nos lo quieren vender algunos de sus seguidores (especialmente los más recientemente convertidos o los de origen occidental).

La realidad es que la adoración a los dioses es obvia, notoria y tangible en el budismo… al menos, en el budismo popular y en la región asiática de origen.

La presencia de dioses permea total y absolutamente el arte, los textos sagrados y la práctica ritual habitual de los budistas. El budismo es una de las religiones más sincréticas que existen: allá por donde ha pasado, ha absorbido la adoración de dioses locales tales como los hindúes (Brahma, Indra…) en India e Indochina, los dioses del Shinto japonés (los famosos kami), los de la religión Bön tibetana y los dioses de las religiones populares del taoísmo chino y los dioses chamanísticos de Corea.

altar budista

Altar budista del budismo Vajrayana (tibetano) en el interior de un hogar privado. Éste, en concreto, ha sido dispuesto por la Jetsunma («venerable») Ahkon Norbu Lahmo. Obsérvese la gran cantidad de estatuas de deidades. Fuente.



Decir que el budismo “pasa” de los dioses es una exageración… como mínimo. Y una mentira ateniéndonos a la recomprobación de datos empíricamente contrastables.

Esa visión de un budismo aséptico con respecto a los dioses no se atiene a la realidad del día a día… ni a lo que dicen los textos sagrados budistas.

Eso podría ser cierto (y aun así, cogiéndose la polla con papel de fumar) en algunas de las ramas y sectas más filosóficas y minoritarias del budismo pero ni por asomo te encuentras con esas actitudes en el budismo de la inmensa mayoría de creyentes. Tú no puedes extrapolar una actividad extremadamente minoritaria y ponerla como la actividad principal o mayoritaria (falacia de evidencia anecdótica). Eso es falsear la realidad.

Por no decir que nosotros (Isabel y yo) por más que hemos investigado no tenemos constancia de ninguna rama o secta del budismo con más de un siglo de antigüedad que niegue explícitamente la existencia de dioses.

Y aquí es donde viene lo bueno y donde quiero poner el dedo en la llaga: esas afirmaciones de que el budismo es una religión atea o sin dioses… son relativamente recientes. Como ya os he comentado con nuestra experiencia y tras investigar en detalle, está clarísimo que alguien se ha inventado eso. Paraos a pensarlo vosotros mismos: si tan claro está y evidente es que el budismo “tiene” dioses… ¿por qué muchos budistas modernos afirman de manera más o menos insistente que su religión no tiene dioses y/o es una religión atea? ¿Por qué esos budistas son occidentales en su mayoría y no son nativos de las regiones de donde proviene el budismo? ¿De dónde proceden esas machaconas afirmaciones que nos encontramos por internet?

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Ofrendas de velas, incienso y comida a los dioses en el templo budista vietnamita de Can Tho’. 17 de febrero de 2013. Autor: salajean. Fuente.

 

5. ¿De dónde provienen estas afirmaciones de «el budismo es una religión sin dioses» o «una religión atea»? El budismo secular.



De varios lugares pero hay uno en concreto que es el más “responsable.” Veámoslos.

1) Algunos, los más interesados en obtener beneficio personal a través de la proselitización y el traer modas exóticas a Occidente, creadores de cultos, etc., mienten. Tal cual. Su interés es encontrar adeptos y pardillos a los que engatusar entrándoles con el “buen nombre” que tiene el budismo entre amplias capas de la población más ignorante, acompañándolo del cebo que supone afirmar, ante los más recelosos del papel de las religiones, que el budismo “no tiene dioses.”

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2) Pero hay que admitir que la mayoría no vienen con tan mala intención y si afirman eso es porque confunden el no adorar dioses con no reconocer su existencia. Más claramente expuesto: son muchos budistas los que no entienden qué es el ateísmo.

El ateísmo consiste en no creer en la existencia de dioses. No en no adorarlos o reverenciarlos. Porque eso sí lo tiene la inmensa mayoría de ramas del budismo: no obligan a creer en dioses ni a adorarlos. Es más, muchas de esas variantes del budismo (muy minoritarias), como algunas sectas del zen japonés, ignoran o dejan en un lugar muy secundario el papel de las divinidades (hasta el punto de ni tan siquiera reverenciarlas) y se centran más en el proceso de iluminación personal.

Pero lo que es “tener”, tal y como implica el significado amplio de ese verbo en castellano, joder que sí: el budismo tiene y sin duda alguna de ningún tipo, dioses en su sistema de creencias.

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3) El principal responsable de estas afirmaciones tiene su origen en un budismo inventado y adaptado a los gustos occidentales.

El llamado “budismo secular.”

Esto del llamado budismo secular es un invento occidental. No tiene su origen en Oriente. Lo crearon una serie de autores occidentales (principalmente de habla inglesa, como Jack Kornfield) en las últimas décadas del siglo XX… y os podéis imaginar el contexto: una serie de personas entran en contacto con el budismo y lo “flipan” con él. Creen haber dado con algo grande, guay y, por supuesto, tieeeenen la imperiosa necesidad de comunicárselo a los demás y convencerles de sus bondades. Si os fijáis es prácticamente lo mismo que sucedió en los sesenta cuando los hippies entraron en contacto con el hinduismo y las religiones orientales y muchos artistas y cantantes de la época (por ejemplo, los Beatles) se trajeron a lo que ellos veían como corrupto y decadente Occidente desencantado con la religión cristiana tradicional a un chorro de gurúes a predicar las maravillas del misticismo exótico de aquellas religiones: que si la meditación, el yoga, el concepto del karma, las reencarnaciones, la “medicina natural”, paz y amor, unión con la naturaleza, etc., etc.

¿Cuáles fueron las diferencias con aquellos “pioneros hippies”? Básicamente, que los budistas seculares tuvieron que adaptarse a la evolución de la sociedad occidental. Después de décadas de noticias sobre sectas, drogas, gurúes que se hincharon a sacarle dinero a sus fanatizados creyentes y dejarlos psicológicamente destrozados, muchas de las afirmaciones que hacían se demostraron como falsas (por ejemplo, se ha demostrado científicamente que la meditación reduce el estrés pero no aumenta la percepción y memoria del individuo por encima de su potencial físico) y un cada vez mayor desapego a nivel mundial a todo lo que significara “religión” motivaron que estos “neohippies” por llamarlos de alguna forma, adaptaran el mensaje. Una de las mayores adaptaciones fue el repetir machaconamente (especialmente utilizando las nuevas tecnologías, como internet) ante un público donde el ateísmo, la falta de fe y el aumento del conocimiento científico crece cada vez más y más que “el budismo no tiene dioses”, que es “una religión atea”, etc.

De ahí lo de “budismo secular.”

El budismo secular se defiende o, bueno, venga, vamos a ser más amables… afirma que interpreta las enseñanzas de Buda y de los textos budistas de una manera racionalista para “adaptarlos” a la vida moderna y actualizarlos con respecto al contexto histórico en que se hicieron.

Y la clave está en el verbo “interpretar.”

Coño, tanto “interpreta” las enseñanzas de Buda que le confieren una estructura naturalista, humanista, escéptica y más pragmática, hasta el punto de volverlas casi que enseñanzas agnósticas porque buscan despojarlas de la mayoría de cuestiones sobrenaturales.

Vamos, básicamente, consiste en tomar el budismo e irle quitando todo lo que a esos autores consideran que les estorba (dioses, espíritus, principios cósmicos, supersticiones, transferencia de pecados, reencarnaciones, cosmología: cielos e infiernos, escatología, el carácter homofóbico y antiaborto del budismo, la continencia sexual, la cultura monástica jerarquizada, etc.) para poder presentarlo ante un público occidental ya bastante tendente al racionalismo y al escepticismo. Y dejan un «budismo canijo, en los huesos.«

¿Cuál es el problema con todo esto?

Que si eso es budismo, mis cojones son claveles.

Eso es un invento creado por una serie de autores occidentales. El budismo tradicional y ni tan siquiera el budismo popular actual de Asia tiene esos aspectos.

“¿Y a ti qué más te da? ¿No es bueno el quitarle aspectos negativos al budismo para predicar sus aspectos positivos?”

¡¡¡Pues para eso te saltas el intermedio y te vas directamente a predicar el aspecto positivo!!! No necesito de NINGUNA religión, adaptada o no, para promover cuestiones correctas o eficientes. ¿No entendéis el absurdo que es coger el budismo, quitarle su cosmología, sus tradiciones, sus supersticiones, sus conceptos cósmicos, etc., para promover el racionalismo? ¡Coño, para eso promuevo el método científico y el racionalismo directamente! Es que parece mentira que os tenga que señalar lo obvio. Quizás se deba a que siempre pienso primero como economista pero… señores, vamos a eliminar costos e intermediarios para alcanzar un output más eficiente, ¿no?

El que necesite de semejantes artificios, rodeos e intermediarios para llegar al racionalismo es un débil mental o tiene problemas mentales y precisa de consejo médico científico profesional, así de claro lo digo. Estamos de acuerdo en que la religión no deja de ser una muleta moral con la que algunas personas se ayudan para andar por la vida… pero el budismo secular me parece utilizar una muleta por parte de alguien que tiene su aparato locomotor plenamente operativo y funcional… y con muy poco esfuerzo (insisto, asesoramiento médico y quizás una educación sólida) no precisaría de ella para nada.

No es que yo niegue que el budismo secular tenga aspectos positivos… pero es que me parece una chorrada entre chorradas innecesaria. Ya es tener una religión por tener una por cojones, vamos. Es ir cargando con una muleta y sin necesidad de usarla.

“Bueno, José María, tú que eres un tío fuerte pero algunos de nosotros necesitamos de esas muletas.”

ALTO AHÍ. Yo estoy escribiendo aquí asumiendo que me lee un público psiconormativo. A una persona en sus cabales le debería bastar con ser racional, seguir procedimientos científicos (como la Medicina, por ejemplo), utilizar la lógica, emplearse a fondo en obtener una educación de calidad, etc. No necesito a la religión para NADA en cuanto a desenvolverme en la vida. Es más, es que la religión (cualquiera) es un lastre para ello, aunque varíe en grados de una a otra. Por dejarlo más claramente expuesto con una medición comparativa, no necesito de la Biblia, el Corán o los Upanishads para guiarme en la vida. Mejores guías van a ser el Código Jurídico de mi país, el libro de Lengua española y de Ciencias Naturales del colegio o El Mundo y sus Demonios, de Carl Sagan.

Si ése es tu problema, es decir, que si necesitas de muletas morales como la religión para ir por la vida, lo vuelvo a repetir: no deberías estar leyendo mi página web sino yendo a un médico y adquiriendo cultura y, especialmente, cultura científica. YA.

Retomemos el hilo principal.

A mí lo que me enfada verdaderamente de este asunto es el hecho de mentir para vender una cuestión (más adelante hablo de ello). Y la mentira reside en que muchos partidarios (que no necesariamente autores) de este “budismo secular” le cuentan a cualquiera que les escuche que “el budismo (así, en general) no tiene dioses.”

NO.

Eso no lo admito. Puedo ser el tío más bruto de los Pirineos para abajo a la hora de criticar a la religión. Pero ni por asomo se me va a ocurrir mentir sobre ella.

Es tu visión del budismo, la tuya, la que te has inventado, la que no tiene dioses. Pero el budismo, en general, como religión, sí tiene dioses. Más que demostrado. ¡Coño, como que se ve a simple vista!

Y tanto te has inventado tu visión del budismo, tanto la has deformado que yo me negaría a que a “eso” se lo pueda llamar budismo por pura honestidad intelectual.

Porque se parece como un huevo a una castaña.

Voy a poner una serie de ejemplos para que se me entienda mejor.

Cuando Isabel comenzó con Zeitgeist contrastado, se dedicó a desmontar una a una todas las falsas afirmaciones que sobre diferentes religiones se hacían en Zeitgeist, the Movie. Una de las más brutales fue que, para forzar la comparación entre Jesús y el dios hindú (en realidad, un avatar) Krishna, se decía en el pseudodocumental que en los textos sagrados de sus religiones, ambos habían nacido de vírgenes.

Y es mentira rotunda, total y frontal en el caso de Krishna. En ningún lado de los textos sagrados ni de su mitología, etc., aparece que Krishna fuera hijo de una virgen. Al contrario, se especifica que hubo relaciones sexuales entre medias. Claro, con la difusión del vídeo, esa falsa información acabó llegando a los creyentes hindúes y sucedió lo mismo que con el guía japonés de nuestra experiencia… que se empezaron a preguntar: “pero, ¿quién cojones se ha inventado eso de que Krishna es hijo de una virgen? De nosotros no ha salido eso porque no está en nuestras creencias.” Y, efectivamente, rastreando e investigando, nos encontramos con que se lo había inventado una conocida magufa, difusora de ocultismo y creadora de falsedades para vender libros: Acharya S.

¿Por qué no se debe mentir a la hora de criticar a la religión? Porque es contraproducente. Supuestamente y según muchos de sus defensores, el pseudodocumental intentaba combatir la religión y promover su abandono. Al haber utilizado una mentira tan atrozmente evidente, miles si no millones de hindúes se enfadaron con eso y… ahora los tenemos cabreados y predispuestos a no escuchar los argumentos veraces a favor del ateísmo.

Por no decir que a los seguidores del pseudodocumental se les olvida que no necesitamos de ninguna mentira para criticar o combatir a las religiones: tenemos verdades de sobra para ello. Más eficaz y honesto habría sido presentarles a los hindúes creyentes en Krishna las pruebas de las barbaridades que se hacen en nombre de su religión.

Otro ejemplo. Muchos ya me conocéis como ateo y que soy especialmente crítico con el cristianismo y el Islam pero no tengo por qué mentir sobre ellos para combatirlos. Existen muchos grupúsculos y sectas etiquetadas como “cristianas” en las zonas más apartadas de los EE.UU. que predican cuestiones tan salvajemente alejadas de los textos sagrados bíblicos (al menos, del Nuevo Testamento) como que Jesús aprobaba la segregación racial y la superioridad de la raza blanca y/o que hay que exterminar o esclavizar a las demás razas. Eso es una mentira como un castillo de grande. De hecho, las palabras de Jesús en los escritos bíblicos dicen justamente lo contrario.

“No, es que nosotros interpretamos así la Biblia.”

No. Alto. Eso no es “interpretar”. Es mentir. Directa, lisa y llanamente.

Y me la suda que me reprochen que al decir eso estoy defendiendo el cristianismo original, que le haría «más daño» al cristianismo dejando difundir esa mentira. No, señor. La verdad ha de anteponerse a mi activismo antirreligioso.

Por pura comodidad clasificatoria, se califica a esas sectas de “cristianas.” Pero esas creencias diferenciadas son tantas y están ya tan alejadas del tronco principal de creencias originales que constituyen más que sectas, religiones en sí mismas. Un caso parecido es el mormonismo: sus enseñanzas son tan radicalmente diferentes que muchísimos cristianos se resisten a incluirlos dentro del término “cristianismo.” Lo mismo le pasa al bahaísmo o a la religión de los drusos con respecto al Islam: son religiones diferentes, no sectas o meras escisiones.

Voy a romper una lanza a favor del budismo y, en un arranque de sinceridad, os voy a reconocer que si hay tanto autor occidental retorciendo los conceptos básicos del budismo aun a pesar de la desaprobación del grueso de creyentes budistas es porque éstos últimos no son precisamente tendentes a la violencia. Algo me dice a mí que el resultado habría sido muy diferente de haberlo hecho con el Islam.

Volviendo al budismo secular… lo que pretendo decir a sus fans más desinformados es que tú no puedes ir por ahí diciendo “el budismo no tiene dioses.” Tu puta obligación (por no hablar de honestidad) es la de decir: “MI visión del budismo no tiene dioses.” Tu obligación es la de avisar que lo que predicas NO es el budismo tal y como se entiende viéndolo en Oriente, que sus creencias están extremadamente alejadas del tronco principal, que es una visión minoritaria y, de hecho, contraria, a la inmensa mayoría de preceptos budistas tradicionales… Otras formas posibles de anunciarlo honestamente: “el budismo inventado por Jack Kornfield no tiene dioses”, “el budismo secular que predica Batchelor no tiene dioses”, etc.

No es justo, honesto, cierto ni acorde a la realidad el afirmar: “el budismo no tiene dioses” o “es una religión atea.”

Nótese y no podré dejar de hacer suficiente énfasis en ello, que estos autores “budistas seculares” primero admiten que el budismo tiene dioses y después los eliminan en su versión y lo hacen adrede y explicitándolo en sus obras.

Esto es, el budismo secular no puede alegar (tampoco es que lo haga, eso lo hacen sus fans y la gente desinformada) que ellos comparten con el budismo general o tradicional el no creer en dioses porque reconocen explícitamente que los han tenido que eliminar como aspecto, a sus ojos indeseado, de su versión de la religión.

Es decir, si os viene algún chavalillo flipado con el budismo defendiendo que éste no tiene dioses, les contestéis con las imágenes de budistas adorando dioses y éste a su vez os responda con un “eso es el budismo popular, el budismo secular no tiene dioses”, le tenéis que poner la cara roja señalándole que eso es un invento consciente y dejado así por escrito de los autores que fundaron el budismo secular.

Más claro aún: los dioses aparecen en el budismo original y los autores budistas seculares reconocen tal hecho.

Eso para que veáis que ni tan siquiera las versiones seculares dejan de reconocer que en el budismo tradicional… “tiene” dioses.

Mi opinión con respecto al llamado “budismo secular” es que eso está ya tremendamente alejado del budismo. Tanto, como que es otra religión diferente. Y una inventada adrede, por cierto (coño, como que sus creadores lo afirman). Sin intervención divina, ni profecía, ni sueño místico de por medio.

Digo todo esto porque quiero que vayáis sumando una pista tras otra y os vayáis dando cuenta de que todo conduce a pensar que esto del budismo secular, al menos, en muchos de los autores que lo predican, apesta a plan elaborado. Creo que no hace falta ser un técnico en marketing para notar que se están siguiendo los clásicos pasos de estudio de mercado, elaboración de estrategia comercial definida y adaptada a un target específico… y todo ello para vender lo que, al fin y al cabo, es un producto comercial, lo hagan sincera o insinceramente.

¿Digo esto por decir o por intuición? No, ya deberíais conocerme.

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Jack Kornfield, uno de los mayores referentes del budismo secular. Foto tomada por Marcy Harbut el 16 de julio de 2005. Fuente.

Uno de los mayores difusores del budismo secular es Jack Kornfield. Este tipo ha hecho su forma de ganarse la vida el enseñar meditación budista. Es el fundador de la Insight Meditation Society y del centro de meditación Spirit Rock Meditation Center en Woodacre, California. Pero, ante todo y sobre todo, se dedica a vender libros sobre budismo y meditación (de hecho, tiene varios best-sellers). Es más, también se dedica a vender cursos de meditación online. El tipo afirma tal cual que ha trabajado para hacer accesible el budismo al público occidental.

Después de haber investigado a este autor, creo que ha llegado al budismo secular de una forma más insincera, más comercial.

Otro de los mayores defensores y promotores del budismo secular es Stephen Batchelor. Este es otro autor de libros sobre el budismo pero también se dedica a llevar varios centros de meditación por todo el mundo.

Eso… lo de dedicarse a la meditación es una constante que se repite en prácticamente todos los autores defensores del budismo secular. La mayoría entraron en contacto con el budismo porque querían aprender lo que es, quizás, el aspecto más “práctico”, conocido y ansiado por los occidentales, que tradicionalmente hemos estado muy acosados por el estrés: su dominio de la meditación.

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Stephen Batchelor junto a una estatua de Buda. Fotografía para el semanario BuddhaWeekly.


Pero al contrario que Kornfield, creo que Batchelor sí es más sincero con respecto a su defensa del budismo secular. Sí porque el hombre es muchísimo más ratón de biblioteca, se dedica también a traducir textos budistas, es capellán budista de una prisión inglesa, no muestra un ansia de vender por vender sus libros y lo cierto es que experimentó el budismo más tradicional de Corea y Japón, llegando a ser monje y no desvistiendo la túnica hasta que se murió su maestro, tras lo cual se casó. Sí parece el caso de alguien que ha experimentado en todo su haber el budismo y ha admitido que tiene aspectos más que mejorables. En su ejemplo, eliminar las restricciones al sexo… o eliminar la creencia en dioses.

De hecho, uno de sus libros más conocidos se llama (traducido del inglés) “Confesiones de un ateo budista.

¿Hay casos conocidos de budistas seculares que no se hayan dedicado a “vivir del budismo”? Sí, y bastante esclarecedores. Este señor fue (ya falleció) Eric Lubbock, uno de los campeones británicos por los derechos humanos y un activista incansable, aparte de político parlamentario. Fue muy buena persona, uno de los mayores humanistas y partidarios del secularismo y el laicismo del Reino Unido, de los que ya no quedan. Era ateo pero, a última hora de su vida, se refugió en la versión más apegada a sus ideales de una religión que pudo encontrar: el budismo secular.

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Eric Lubbock, cuarto barón de Avebury (fue Lord en la cámara de los Lores), en su biblioteca. Fotografía tomada del obituario que le dedicaron en el diario británico Independent.



Y creo que su ejemplo es, quizás, el mayor que puedo poner para aclarar qué es lo que sucede con el budismo secular: es un budismo preparado y diseñado para occidentales con inquietudes religiosas o espirituales pero que están imbuidos del racionalismo y pragmatismo típicos de nuestra cultura.

El budismo secular busca reconciliar esos aspectos.

Desde que se tiene contacto con el budismo, los occidentales no han podido dejar de observar que éste contiene ideales francamente hermosos. Es más, el budismo, con su prédica de la paz y la no violencia, el equilibrio interior, la armonía, (relativa) tolerancia, etc., ha atraído a numerosos adeptos. Muchos de ellos bienintencionados, desencantados con el dogmatismo y el fanatismo de religiones más establecidas, muy especialmente las variantes del cristianismo. El budismo, creo, es ese típico sistema de creencias que mucha gente se encuentra a lo largo de la vida y que dice: “hombre, está bien, pero es que yo le quitaría algunas cosas.” Y el budismo secular lo que hace precisamente es quitar esas cosas indeseables a ojos de un occidental (superstición, creencia en dioses, restricción sexual, etc.) y lo deja «frito y corcho», «listo para comer.» En resumen, para que lo puedan adoptar sin muchos miramientos.

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6. Mi opinión personal.



Mirad, yo… ¿qué queréis que os diga?

Yo no quiero hablar en contra del budismo secular en concreto porque, sinceramente, me parece un avance con respecto al budismo, llamémosle “tradicional.” Ni tan siquiera estoy necesariamente en contra de sus autores aunque tengo que decir que algunos de ellos se benefician económicamente de esta «creación.» Es legítimo y en su derecho están a exponer sus creencias aunque sean inventadas. Incluso a modificar las ya existentes. A fin de cuentas las religiones no son monolíticas y sufren evoluciones y reinterpretaciones con el paso del tiempo (y también fueron inventadas en su día, de manera sincera o no). Ni quiero ni puedo negar eso.

Lo que yo pretendo hacer con este artículo y ateniéndome al mismo principio de libertad de expresión son estas cosas:

1) Quiero hacer una crítica de índole más bien academicista, de atenernos a la realidad de las definiciones, de delimitar y ser precisos.

2) Y de atenernos a la honestidad.

El budismo, como religión en general, tiene dioses.

Mi propósito es que no se vuelva a repetir una mentira tal como “el budismo no tiene dioses” o “es una religión atea.” Eso es falso y no ayuda a la difusión del racionalismo y el escepticismo científico. Al contrario, lo dificulta. De la misma forma que Buda afirmó que la falsa creencia en un dios supremo distrae a la persona de alcanzar la iluminación, la presencia de estas religiones «hechas a medida» como el budismo secular distrae (o dificulta) a la persona de alcanzar actitudes racionales y escépticas.

Mi opinión es que por muy descafeinada que esté una religión, por muy amable y bondadosa que sea, sigue siendo una religión, con prácticas y creencias no basadas en el método científico, el racionalismo, la lógica y demás herramientas que han demostrado sobradamente su eficiencia en el desarrollo humano.

Es cierto que hay unas religiones peores que otras para el desarrollo de las capacidades racionales de un ser humano, y admito y reconozco que el budismo secular está, afortunadamente, muy alejado de las posturas del cristianismo católico del Opus Dei, del Islam wahabí o del hinduismo radical de Abhinav Bharat.

A mí el budismo secular me puede parecer mejor, en términos de evaluación y comparativos que el budismo tradicional. Pero, como ateo y como persona que se tiene por alguien razonable, lo digo y mantengo… antes que pasar por este «punto intermedio» del budismo secular, terminemos de rematar la faena yendo hacia el objetivo final directamente…

Hacia la racionalidad.

No necesitamos de ninguna religión para ello.

Tenga dioses o no.



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